Horacio Acosta y Lara

  • Ciudad natal: Montevideo
  • 1875 / 1966

Montevideo, 1875 – Montevideo, 1966

Ingreso a Facultad de Matemáticas, 1892

Egreso de Facultad de Matemáticas, 1903

Titulo obtenido: Arquitecto


Nacido en Montevideo en una familia numerosa, ingresó a los 17 años a la Facultad de Matemáticas donde se preparó como Maestro de Obras. Cursó luego la carrera de Arquitectura, destacándose en las asignaturas de Dibujo y Composición de Ornato.[1]Tempranamente se interesó en los problemas colectivos, participó en el gremio estudiantil llegando a ocupar la presidencia de la Asociación de Estudiantes.

A los 21 años comenzó su actividad docente. Estuvo a cargo de la cátedra de Estudio y Dibujo de los Órdenes de Arquitectura, y ejerció como profesor de Proyectos de Arquitectura hasta 1925. Activo docente y profesional, fue artífice de la separación de la carrera de arquitectura argumentando la necesidad de deslindar los campos profesionales de actuación. Fue electo decano de la Facultad de Arquitectura al momento de su creación en 1915 hasta 1922. En ese periodo actuó también como miembro del Consejo de la Facultad, del Consejo Central Universitario, y fue rector interino de la Universidad. Su actividad universitaria lo llevó a propulsar y presidir la Federación de Profesores Universitarios y la Agrupación Universitaria del Uruguay.

Por su constante trabajo y marcada influencia en la vida de la Facultad fue designado Profesor Ad Honorem en 1925 luego de su retiro[2]. Asimismo, fue distinguido como Doctor Honoris Causa de la Universidad Católica de Chile y Miembro Académico de la Facultad Católica de Arquitectura de Valparaíso, entre otros variados reconocimientos. Participó en numerosos Congresos de Arquitectos en todo el mundo, comenzando por el VII International Congress of Architects de Londres 1906, y realizó varios viajes por Europa y América a lo largo de su vida.

Su actividad en el gremio profesional fue vital y determinante. Socio fundador y primer presidente de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, reelecto en varias ocasiones y designado presidente honorario en 1940, presidente del I Congreso Panamericano de Arquitectos y delegado oficial a los siguientes Congresos, presidente del Comité Permanente de los Congresos durante 30 años, y primer presidente de la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos[3].

Abogó constantemente en defensa de la dignificación profesional, promovió diversas iniciativas como la regulación de la profesión del arquitecto y la obligatoriedad y reglamentación de los concursos públicos. Integró múltiples jurados de concursos, destacando su actuación como presidente del Jurado Internacional para el Faro a Colón, en representación de América latina.

Asimismo, fue un activo concurrente a los certámenes de arquitectura, resultando exitoso en varias ocasiones como en el Banco de Crédito (accésit, 1915), el Tiempo (accésit, 1916), el Banco República de Paysandú (primer premio, 1920), la tribuna de Maroñas (accésit, 1921), y el concurso internacional del Palacio Municipal (accésit, 1923). De su numerosa obra privada se conserva una ínfima parte, siendo su producción abundante en chalets de los barrios Pocitos y Carrasco, que luego fueron sustituidos. Trabajó en sociedad con distintos profesionales: West, Guerra, Ruano, Vázquez Barriere y Vigoroux, entre otros.

Su arquitectura ha sido ubicada en un periodo ecléctico-historicista, pero se debe matizar la consideración y contextualizar su obra en un momento de grandes transformaciones, con fuerte presencia de las corrientes anti-historicistas europeas. Se daba entonces un equilibrio permisivo, bajo las reglas académicas de composición y funcionalidad, con recurrencias al repertorio lingüístico del art nouveau. En este sentido, se destacan entre sus realizaciones el edificio sobre 25 de Mayo, la vivienda en Bartolomé Mitre, y el desaparecido Teatro Urquiza, en cuyas fachadas se encuentran delicados recursos ornamentales de rica materialidad. Es interesante lo que el propio Acosta y Lara plantea sobre la libertad de expresión en el arte y las referencias históricas en la arquitectura: “No creemos que haya que volverse a la antigüedad para producir algo bueno, tal cual se entiende en los tiempos modernos, y mucho menos en esta época en que tanto se han modificado y aumentado los elementos de que dispone la arquitectura de nuestro siglo. Conviene volver a la antigüedad para estudiarla pero no para copiarla, lo cual es muy distinto.”[4]

Como miembro de la Junta Económico Administrativa entre 1905 y 1907, tuvo a cargo la Dirección de Obras Municipales. Su breve gestión inició la era de expansión, modernización y desarrollo de la ciudad. Formuló reglamentaciones urbanas en sustitución de las anticuadas de 1885. Codificó los amanzanamientos, promovió la mejor construcción edilicia a través de normativas de seguridad y altura y concursos de obra realizada, y generalizó las exigencias de higiene y estética a toda la ciudad. Fundó la División de Arquitectura dentro del municipio, que luego se transformaría en la Dirección de Arquitectura. Mejoró la calidad de múltiples espacios públicos: el enjardinado y ornamentación de las plazas centrales de la ciudad, la ampliación de los cementerios, la renovación de los mercados, entre otros. Promovió la renovación del transporte colectivo, las primeras obras del saneamiento, y numerosas mejoras viales como las ramblas de Pocitos y parque Rodó, enmarcados en un ambicioso plan de ejecución de caminos en toda la ciudad.

Tuvo una intensa actividad política a lo largo de toda su vida. En 1938 fue electo Intendente de Montevideo -al mismo tiempo que era elegido Presidente de la República el también arquitecto Alfredo Baldomir-. Su gestión municipal estuvo llena de iniciativas: creó la Dirección del Plan Regulador de Montevideo e impulsó el primer relevamiento aerofotométrico, organizó un censo demográfico y el inventario de los bienes municipales. Asimismo, fomentó el estudio de las ordenanzas relativas al uso de la tierra y la edificación, con énfasis en en la higiene de las construcciones y de la ciudad.

Horacio Acosta y Lara fue un pionero para la arquitectura del Uruguay, en su conformación profesional y disciplinar, en todos sus dominios. La dedicatoria que le hiciera Arquitectura en 1929 todavía le hace justicia: “Leader de la causa profesional, luchador incansable, que ha consagrado sus mejores energías al servicio de nobles ideales.”[5]

Notas:

1. Archivo del Departamento de Administración de la Enseñanza, Fadu, Udelar.

2. Archivo Administrativo IHA.

3. Arquitectura, núm. 140-141 (julio, 1929).

4. "La Arquitectura Contemporánea y los Concursos Públicos". El Día, Noviembre 21 de 1899

5. Arquitectura, núm. 140-141 (julio, 1929).


Tomado de: Castellanos, Alfredo. Nomenclatura de Montevideo. Montevideo: IMM, 2000.

Profesional universitario, profesor y gobernante municipal uruguayo (1875-1966). Graduado de arquitecto en la ex Facultad de Matemáticas (1903), de la que fue Catedrático (1908). Primer decano de la Facultad de Arquitectura (1916-1922), y profesor «ad honorem» de la misma. Miembro del Consejo Central Universitario (1916), y rector interino de la Universidad. Socio fundador de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, y su primer presidente (1914); presidente del 1er. Congreso Panamericano de Arquitectos, celebrado en Montevideo (1920), y del Comité Permanente de estos Congresos. Delegado oficial a los Congresos Panamericanos de Arquitectos, en Santiago de Chile (1923), Buenos Aires (1927) y Río de Janeiro (1930). Miembro del Jurado Internacional para el Monumento Faro a Colón, reunido en Madrid, y socio correspondiente de varias asociaciones de arquitectos extranjeros. Intendente Municipal de Montevideo (1938-1942).


Tomado de: Arquitectura, núm. 227 (noviembre, 1953).

Nacido el 15 de Enero de 1875, en Montevideo. Obtuvo el título de Maestro de Obras en 1894, y el de Arquitecto en 1903, en la Facultad de Matemáticas.

Ejerció continuadamente la docencia en dicha Facultad, como Catedrático Sustituto de 1er año de Arquitectura en el año 1896, Catedrático en propiedad de Ordenes de Arquitectura en 1907 hasta 1916 y Profesor de Proyectos de Arquitectura hasta el año 1925, en que se retiró de la enseñanza, siendo designado entonces Profesor "ad Honorem", luego de 27 años de profesorado. Fué designado 1er Decano al crearse la Facultad de Arquitectura en el año 1916, ejerciendo el cargo durante dos períodos, hasta 1922. Rector interino de la Universidad, Presidente de la Asociación de Estudiantes en el año 1895. Premiado en varios concursos de Arquitectura. Presidente del Jurado del Concurso Internacional para el Monumento Faro a Colón. Presidente en el 1er período de la S.A.U., reelegido en varios períodos, y designado Presidente Honorario el año 1940. Presidente del 1er Congreso Panamericano de Arquitectos, Montevideo 1920, del Comité Permanente de los Congresos durante 30 años, y de la F.P.A.A. en su 1er período.

Presidió las delegaciones a los Congresos Panamericanos en Chile y Brasil. Miembro de la Junta F. Administrativa y Director de O. Municipales, 1905-7.

Presidente de la Federación de Profesionales Universitarios Socio Honorario de las Sociedades de Arquitectos de La Habana. Socio correspondiente de las Sociedades de Arquitectos de Méjico, Portugal y de Ingenieros del Perú. "Doctor Honoris Causa" de la Universidad Católica de Chile y ''Miembro Académico" de la Facultad Católica de Arquitectura de Valparaíso. lntendente Municipal de Montevideo, electo en 1938. Comendador de la Orden "Carlos Manuel de Céspedes", de Cuba.


Tomado de: Archivo General de la Universidad de la República. Diccionario de Personalidades de la Universidad de la República 1849-1973. 

Arquitecto, profesor de la Facultad de Matemáticas y de la Facultad de Arquitectura. Profesor Ad – Honorem.

Obtuvo el título de Maestro de Obras en 1894, y el de Arquitecto en 1903, en la Facultad de Matemáticas, a la que había ingresado en 1892. En estos tiempos ocupó la presidencia de la Asociación de Estudiantes (1895).

Ejercitó continuadamente la docencia en la Facultad de Matemáticas, y en la de Arquitectura: como catedrático sustituto de primer año de Arquitectura en el año 1896, apenas a los veintiún años; como catedrático interino de Estudio y Dibujo de los Ordenes de Arquitectura desde 1898, cátedra que se le adjudicaría en propiedad en 1907 y hasta 1916; y como Profesor de Proyectos de Arquitectura hasta el año 1925, en que se retiró de la enseñanza. A instancias de sus “inteligentes a la vez que interesados esfuerzos” y “su marcada influencia en la vida de la Facultad”, según argumentó Jacobo Vázquez Varela, fue designado entonces Profesor Ad – Honorem.

Habiendo actuado como consejero de la Facultad de Matemáticas, fue investido con el cargo de primer decano a la creación de la Facultad de Arquitectura (por ley de 1915, pero inicia en 1916 sus actividades), y tres años después reelegido para un segundo período (1919 – 1922). Por entonces, además, ejerció como rector interino de la Universidad. La organización de la naciente facultad fue “su obra de mayor trascendencia”; le exigiría “un gran conocimiento de los problemas universitarios, de las características pedagógicas que había de imprimirse a la enseñanza para formar buenos arquitectos, de las necesidades de las nuevas orientaciones” tanto como “una gran actividad, una dedicación infatigable, un cuidado único por el nuevo organismo”. Puso especial énfasis en ampliar en la formación de los arquitectos la enseñanza práctica, pues consideraba imprescindible proveerlos con “los medios necesarios para que [desempeñaran] su rol profesional, y no es sólo con conocimientos teóricos que esto se [obtendría]”. Explicó: “Nuestra enseñanza tiene por ahora y tal vez por mucho tiempo un fin profesional de aplicación inmediata, lo que quiere decir que para nosotros, la ciencia no es un fin sino un medio para promover el desarrollo de las aptitudes de facultades positivas, de aplicación incesante e imprescindible en una actividad profesional”.

“Universitario por antonomasia”, escribió Alfredo R. Campos, fue presidente de la Federación de Profesores Universitarios, y fundador, presidente y propulsor de la Agrupación Universitaria del Uruguay.

Horacio Acosta y Lara entendió a la arquitectura como “un factor importante de civilización y de cultura que además de su faz artística tiene la utilitaria que a todos nos interesa”. “¿No es ella – reflexionaba desde el diario El Siglo – la que más nos exhibe decorando nuestras ciudades, nuestras plazas, nuestras calles? ¿No es ella la que también hace agradable nuestra

existencia íntima, embelleciendo y apropiando a nuestro modo de vivir la habitación creando allí el bienestar moral al satisfacer nuestros gustos y aun nuestros caprichos? ¿A qué debe el siglo de Pericles su grandeza? ¿Cuál hubiera sido la celebridad de Roma sin su Foro, su Coliseo, sin sus arcos de triunfo?”.

Asimismo dedicó parte de sus energías a defender el procedimiento de concurso público para la selección de proyectos, en virtud de que sería “el medio más equitativo, más benéfico, que más considera el derecho de todos y el más económico para el Estado”.

Por otra parte, han coincidido sus colegas en señalar la “acción tesonera en pro de la dignificación profesional del arquitecto” por parte de Acosta y Lara. Así, en el discurso pronunciado como decano en la inauguración de los cursos de la nueva facultad manifestó que no podía en esa oportunidad dejar de “encarecer una vez más la alta misión del Arquitecto, que uniendo en la armonía de lo bello esos dos factores esenciales del progreso humano, la ciencia y el arte, complementa la vida material y moral de un pueblo y deja incrustados en el mármol y el granito los secretos de su existencia”. Fue socio fundador y presidente en el primer período de la sociedad de Arquitectos del Uruguay (1914), reelegido varias veces, y nombrado Presidente Honorario en el año 1940.

Presidente del Comité permanente de los Congresos durante 30 años a partir de 1925; presidió asimismo las delegaciones a los Congresos Panamericanos en Santiago de Chile (segundo congreso, 1923), en Buenos Aires (tercero, 1927) y en Río de Janeiro (cuarto, 1930). Gracias a su iniciativa se organizaron reuniones anuales de Arquitectos Nacionales y exposiciones anexas de Arquitectura y Construcción.

Otras numerosas distinciones le fueron concedidas: Socio Honorario de las Sociedades de Arquitectos de la Habana, Buenos Aires, Chile, Río de Janeiro; socio correspondiente de las Sociedades de Arquitectos de México, Portugal, y de Ingenieros del Perú; Honorary Corresponding Member del Instituto Americano de Arquitectos; representante de Uruguay en el Comité Permanente Internacional de Arquitectos con sede en Bélgica; Miembro Vitalicio y Presidente de Honor del Consejo Honorario Vitalicio de la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos (1952); Doctor Honoris Causa de la Universidad Católica de Chile; Miembro Académico de la Facultad Católica de Arquitectura de Valparaíso; Comendador de la Orden “Carlos Manuel de Céspedes” del gobierno de Cuba (1950).

Su prestigio profesional fue realzado por el hecho de haber sido nombrado Presidente del Jurado del célebre Concurso Internacional para erigir el Faro Monumental para glorificar a Cristóbal Colón en la isla de Santo Domingo, en el cual figuró representando a los países latinoamericanos (1929 – 1931).

Miembro de la Junta Económico – Administrativa y Director de Obras Municipales (1905-1907). Se empeñó en modernizar las reglamentaciones que regían las construcciones ciudadanas por la ley de 1885, confeccionando principios rectores de la higiene pública, de la vialidad, del ordenamiento arquitectónico y constructivo. Fundó dentro de la municipalidad la División de Arquitectura, que daría origen a la Dirección de Arquitectura. Alcanzó la Intendencia Municipal de Montevideo (1938 – 1942) desde la fórmula de su ex discípulo el general y arquitecto Alfredo Baldomir, y gracias al voto popular. Entre otras iniciativas se deben a Acosta y Lara la Dirección del Plan regulador de la ciudad, un censo demográfico de Montevideo y un inventario de bienes de la Comuna, un relevamiento aerofotométrico (técnica hasta nunca antes utilizada en el país) ejecutado a fin de obtener una carta del departamento.


Tomado de: Arquitectura, núm. 140-141 (julio, 1929).

Nuestro homenaje.

Allá por el año 14 una docena de jóvenes arquitectos más ricos de esperanza que de experiencia, iniciaron una campaña de índole profesional, que fué la primera etapa del hermoso movimiento cuyas magníficas conquistas jalonan la vida de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay surgida de tan modestos comienzos. Pronto se unieron a los jóvenes iniciadores un grupo selecto de profesionales pertenecientes a promociones anteriores y quedó así constituido el primer núcleo de la naciente institución. Destacóse entre ellos por su actividad y entusiasmo el arquitecto Horacio Acosta y Lara que mereció a justo título el honor de ocupar la primera presidencia de la Sociedad a la cual dedicó sus mejores energías.

Su consagración a la causa profesional no ha tenido desde entonces el menor eclipse. Siempre en la brecha, optimista y dinámico, ha desarrollado una labor fecunda y constante en las múltiples posiciones que le ha tocado desempeñar.

Varias veces Presidente de la S. de A., -cargo que ocupa en la actualidadmiembro en numerosos períodos de la Comisión Directiva, ha dejado en la corporación la huella firme de sus relevantes condiciones y de su laboriosidad incansable. A su consagración se debe en primer término la realización del 1° Congreso Pan Americano de Arquitectos celebrado en Montevideo con tan noble éxito. Su eficaz intervención en la organización de esta asamblea profesional le valió la Presidencia del Comité Permanente de los Congresos Pan Americanos de Arquitectos, en cuyo carácter ha tenido activa participación en la preparación y en la realización de los Congresos de Santiago de Chile y Buenos Aires.

Promotor entusiasta de la confraternidad entre los arquitectos del continente, su prestigio ha traspuesto la frontera de la patria y su nombre es ampliamente conocido y apreciado en el seno de las colectividades profesionales de toda América. Figura entre los miembros del Comité Permanente de los Congresos lnternacionales de Arquitectos, institución que congrega y vincula a los arquitectos del mundo entero. Con verdadera vocación por la enseñanza, dictó durante largos años una cátedra de proyectos en la facultad. Al retirarse de las tareas docentes, le fué discernido en reconocimiento a su dilatado magisterio, desempeñado con toda dedicación y competencia, el título de Profesor ad-honorem. Tuvo decidida intervención en la creación de la Facultad de Arquitectura y fué su primer Decano. Reelecto al período siguiente, desarrolló en medio de las dificultades iniciales una labor admirable en la organización del nuevo centro de enseñanza. Consagrado con actividad ejemplar a sus delicadas funciones, supo dar a la Facultad sólida base y eficaz orientación.

Llegado el término legal de su mandato como decano, no ha cesado de prestar su valiosa cooperación a las tareas pedagógicas, pues ha figurado constantemente en el Consejo Directivo de la Facultad de Arquitectura y en el Consejo Central de la Universidad, donde se ha destacado por su preparación y laboriosidad. Profesional distinguido, ha tenido larga y notable actuación en el ejercicio de la arquitectura. Ha figurado en los primeros puestos de diferentes concursos y ha integrado con frecuencia los jurados de los mismos.

Muchas e importantes construcciones, públicas y particulares, jalonan su brillante carrera y le han conquistado sólida reputación en el seno de nuestra sociedad. En el régimen municipal de las antiguas Juntas Económico Administrativas, cuando los ediles se encargaban honorariamente de cada una de las reparticiones del gobierno comunal, fué el arquitecto Acosta y Lara un excelente Director de Obras Municipales. La huella de su obra perdura todavía en el referido organismo edilicio.

Figuró entre los principales organizadores del auspicioso movimiento que dió por resultado la creación de la Federación de Profesionales Universitarios del Uruguay. Ocupó su primera presidencia y encaminó por seguros derroteros la marcho inicial de esa floreciente institución que está llamada a un brillante porvenir. Aunque hemos mencionado su cooperación d la causa profesional desde la fundación de la S. de A. ha de señalarse que ya luchaba valientemente por el prestigio de la arquitectura en las épocas difíciles en que nuestra carrera era considerada como secundaria y en que el público y las autoridades ignoraban las verdaderas funciones del arquitecto.

En el gran concurso internacional del faro monumental de Colón recién efectuado en Madrid, representó a IberoAmérica en el jurado, del cual formaban parte además un delegado de Norte América y otro de Europa. Cúpole el extraordinario honor de ejercer la presidencia del tribunal del importante certamen y desempeñó brillantemente un cometido de tan alta responsabilidad. Regresa ahora a la patria el arquitecto Acosta y Lara después de haber honrado el nombre del Uruguay en el extranjero. Sus colegas, legítimamente orgullosos de su actuación, le dedican un justiciero homenaje al cual se adhiere cordialmente consagrándole el presente número.

Pero esta rápida semblanza sería incompleta si no destacáramos especialmente el rasgo característico de la personalidad del querido Presidente de la Sociedad de Arquitectos. Entre las muchas cualidades de Don Horacío, -como se le designa afectuosamente- la que le ha conquistado su prestigio indiscutido de leader es su dinamismo optimista y perseverante, -el entrain entusiasta con que se consagra por entero a toda labor noble y desinteresada.

Criterioso y preparado, de gran sentido práctico, tiene una clara concepción de los problemas. Son notorias sus pintorescas frases, gráficas y expresivas. Pero, convencido corno Roosevelt de que "vale más una onza de esfuerzos individuales que una tonelada de discursos". Es la acción el norte preferente de sus energías. Y esa acción ahincada y tenaz que no conoce el desaliento constituye un ejemplo estimulante para todos los que pensamos que el trabajo es la condición misma de la existencia y que ésta no valdría la pena de ser vivida si el espíritu humano no superara su vulgaridad cotidiana con un soplo de fecundo idealismo."


Algunas realizaciones y proyectos:

1898 Vivienda Villa María, Camino Piñeyrúa, Montevideo, Uruguay.

1898 Vivienda  La Estanzuela, Gonzalo Ramirez esq.Vázquez, Montevideo, Uruguay.

1898 Vivienda Vigouroux, Paraguay esq. Mercedes, Montevideo, Uruguay.

1898 Vivienda Martín C. Martínez, Larrañaga, Montevideo, Uruguay.

1898 Engelbert Hardt & Cía.Rincón esq.Treinta y Tres, Montevideo, Uruguay.

1899 Vivienda Moretti, Pereira esq. Amazonas, Montevideo, Uruguay.

1899 Vivienda Peyrallo, Chucarro esq. Massini, Montevideo, Uruguay.

1899 Edificio Testaseca, Cristóbal Colón  esq. Apóstoles, Montevideo, Uruguay.

1899 Vivienda Tálice, Pereira esq. Amazonas, Montevideo, Uruguay.

1899 Vivienda C.de Fernandez, Berro esq. Guayaquí, Montevideo, Uruguay.

1901 Vivienda Hoffman, 8 de Octubre, Montevideo, Uruguay.

1902 Vivienda Airaldi, Galicia esq.Cuareim, Montevideo, Uruguay.

1902 Vivienda Leborgne, República esq. Libertad, Montevideo, Uruguay.

1903 Edificio Silva de Medeiros, Rincón esq.Ciudadela, Montevideo, Uruguay.

1903 Vivienda Larravide, 18 de Julio, Montevideo, Uruguay.

1903 Vivienda Seré, 18 de Julio esq.Cufré, Montevideo, Uruguay.

1903 Vivienda de Velasco, Julio Herrera y Obes, esq. Soriano, Montevideo, Uruguay.

1903 Vivienda Carvallido, La Paz esq. Colonia, Montevideo, Uruguay.

1903 Vivienda Castello

1903 Hospital Quirúrgico

1905 Vivienda Bakirgian, Rincón, Montevideo, Uruguay.

1905 Vivienda Rodríguez, Bartolome Mitre 1410, Montevideo, Uruguay.

1905 Vivienda de Bonomi, Agraciada esq.Tapes, Montevideo, Uruguay.

1905 Teatro Urquiza, Mercedes esq. Andes, Montevideo, Uruguay.

1905 Proyecto Concurso Facultades de Derecho y Comercio

1908 Propuesta Diario Oficial

1911 Proyecto Concurso Palacio de Gobierno, Montevideo, Uruguay.

1915 Proyecto Concurso Banco de Crédito, Montevideo, Uruguay.

1916 Proyecto Concurso El Tiempo

1917 Chalet Le Griffon, Costa Rica 1561, Montevideo, Uruguay.

1917 Vivienda Muñoz

1917 Hotel privado

1918 Vivienda Manuel Acosta y Lara, Costa Rica esq. Saez, Montevideo, Uruguay.

1920 Banco República Sucursal Paysandú, Paysandú, Uruguay.

1921 Proyecto Concurso Hipódromo de Maroñas

1924 Proyecto Concurso Palacio Municipal

1924 Vivienda Lamas, Playa Verde, Uruguay.

1924 Vivienda Varzi, Ellauri esq. 26 de Marzo, Montevideo, Uruguay.

Hospital de Niños, Montevideo, Uruguay.

Vivienda Acosta y Lara, Millán 3946, Montevideo, Uruguay.

 

Escritos del arquitecto:

Memoria presentada al honorable Consejo Directivo por Horacio Acosta y Lara. Montevideo: Impr. Nacional, 1919.

El sindicalismo intelectual. Montevideo: Urta y Curbelo, 1953.

"La enseñanza de la Arquitectura en Estados Unidos". Arquitectura, núm. 19 (1917).

"La Arquitectura Contemporánea y los Concursos Públicos". Editorial de "El Día", Noviembre 21 de 1899. En: Arquitectura, núm. 140-141 (1929).

“El Palacio Legislativo, la forma del Concurso”, El Siglo, 15 de mayo de 1904. En: Arquitectura, núm. 140-141 (1929).

“Ordenanza de los Concursos de Fachadas”, Diario Nuevo, abril de 1905. En: Arquitectura, núm. 140-141 (1929).

"El Palacio de Gobierno y los Concursos Públicos". El Día, 8 de setiembre de 1906. En: Arquitectura, núm. 140-141 (1929).

"La misión de la Sociedad de Arquitectos". Arquitectura, núm. 143 (1929).

"Organización de los Concursos Públicos y Privados, Nacionales e Internacionales de Arquitectura y Urbanismo".Ponencia presentada al IV Congreso Pan-Americano de Arquitectos. Arquitectura, núm. 154 (1930).

"La Ordenanza sobre Obligaciones de los Técnicos". Arquitectura, núm. 161 (1931).


Ver además:

Abad, Plácido. "Horacio Acosta y Lara municipal". Arquitectura, núm. 140-141 (1929).

Arana, M., y Garabelli, L. Arquitectura renovadora en Montevideo 1915-1940. Montevideo: Fundación de Cultura Universitaria, IHA, Facultad de Arquitectura, 1991.

Artucio, L. Montevideo y la arquitectura moderna. Nº 14. Montevideo: Nuestra Tierra, 1971.

Domingo, Walter. Los arquitectos renovadores del 900. Montevideo.

"El arquitecto H. Acosta y Lara. Profesor Ad Honorem de la Facultad de Arquitectura". Arquitectura, núm. 91 (1925).

IMM, Facultad de Arquitectura. Guía Arquitectónica y Urbanística de Montevideo. Montevideo: Intendencia Municipal de Montevideo. Facultad de Arquitectura, Universidad de la República. Junta de Andalucía, 2008.

Lucchini, A. Ideas y formas en la arquitectura nacional. Montevideo: Nuestra Tierra nº 6, 1969.

Lucchini, A., Paris, B., Faraone, R., Oddone, J., Real de Azúa, C., Muras, O., Ardao, A., Buño, W., Ayestarán L., Salgado, S. Cronología comparada de la historia del Uruguay 1830-1945, Montevideo: Udelar, 1966.

Lucchini, A. El concepto de arquitectura y su traducción a formas en el territorio que hoy pertenece a la República Oriental del Uruguay. Libro Segundo. Montevideo: UdelaR, 1988.

Perez Montero,Carlos. La calle 18 de Julio. Montevideo, 1942.

Rey, W. Arquitectura moderna en Montevideo (1920-1960). Montevideo: Facultad de Arquitectura, Universidad de la República, 2012.

Rey, W., Barriola, N., y Mendizabal, M. Tu Patrimonio. Montevideo: Editorial  bDP, 2011.