Un espacio de luces difusas, en el que las sombras toman forma alrededor de un entorno fluido y articulado. El restaurante, que toma el nombre del chef japonés Masaharu Morimoto, surge en el Meat Packing District, una antigua área industrial que ha sido reconvertida mediante un amplio proyecto de recuperación y de refuncionalización, en las que se han creado galerías de arte, tiendas y restaurantes de lujo. Por donde en otro tiempo pasaba también la High Line, el histórico ferrocarril sobre-elevado, y en un paisaje hecho sobre todo de ladrillos, han nacido por tanto espacios modernos y funcionales para las nuevas necesidades, sin borrar por ello la memoria del pasado. Precisamente esta ha sido también, de hecho, la filosofía del proyecto de Tadao Ando, a la hora de intervenir en una parte del antiguo Chelsea Market. El arquitecto japonés ha querido, de hecho, separar lo nuevo de lo viejo, haciendo evidente y reconocible el restaurante también desde el exterior. El interior, de unos 3.000 m2, donde en otro tiempo se encontraba el embarcadero, ha sido articulado y dividido con paneles y pasajes en los que se ha empleado predominantemente la madera y el vidrio.
La sala principal y el sushi-bar están circundados y envueltos por una blanca fibra de vidrio, que se encuentra también alrededor de la escalera que conduce al lounge-bar del nivel inferior. Cuenta con una pared de 17.400 botellas de vidrio, que parece bajar del techo como una cascada. El juego de reflejos se hace todavía más evidente y sugestivo gracias a una serie de leds interiores.