Tomado de: Rey, W., Barriola, N., y Mendizabal, M. Tu Patrimonio. Montevideo: Editorial bDP, 2011. p. 53-55.
Frente a la Plaza Constitución, al lado del tradicional Café Beyruti donde por años hizo sus paradas la hoy extinta empresa de transporte Onda, se erige la Parroquia de la Santísima Trinidad.
La Importancia de esta iglesia está ligada fuertemente al proceso fundacional de la ciudad y a su propia denominación.
A principios del siglo XIX llegaba a Montevideo un sacerdote trinitario, algo bastante inusual en aquella época pues lo más común era que arribaran de España jesuitas, salesianos o franciscanos.
Valenciano, Fran Manuel Ubeda provenía de la Orden de la Santísima Trinidad y era músico; según el musicólogo Lauro Ayestarán, su “Misa para el día de difuntos” es la primera composición que se conserva en la historia musical del Río de la Plata.
A Fray Manuel Ubeda le encargaron marcharse inmediatamente a la campaña, a la región comprendida entre el río Yí, Cuchilla Grande y Arroyo Grande. A estos territorios desarbolados llegó este religioso, campos sin más vegetación que chircas y cardos o algún monte virgen de ramas torcidas. Lo primero que hizo fue pedirle a la gente dispersa que había reunido que construyeran, sobre lo alto de una cuchilla, una capilla de paja y cebato, con camposanto anexo, bajo la advocación de la Santísima Trinidad. De este modo surgió el primer rasgo que iba a caracterizar a la capital de Flores, también conocida como Porongos, y el primer indicio del nombre que finalmente iba a llevar. Su oratorio fue inaugurado en febrero de 1802; tres años después la capilla era elevada a parroquia. En la segunda mitad del siglo XIX comenzó la construcción de la iglesia actual, con la nave central. Posteriores ampliaciones fueron dotándola de naves laterales y de las torres truncas.
Varios acontecimientos locales tuvieron como protagonista a esta iglesia como su uso como hospital de sangre en 1904.
Hasta 1939 la parroquia tenía sus torres inconclusas, su interior sin decoración, sin piso ni altares llamativos. En ese año bajo el curato del Pbro. José Ma. Cavallero, fue nuevamente reformada y prácticamente se concluyó el trabajo que tuvieron a cargo los arquitectos Elzeario Boix y Horacio Terra Arocena. Diseñaron una construcción de sabor clásico con techo artesonado, bovedillas y un entramado de vigas sobrio que se terminó de construir en 1941. El mayor atractivo lo constituye el gran óleo encargado al artista José Luis Zorrilla de San Martín que representa a la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La inmensa tela que pende en la pared detrás del altar fue pintado en el taller del artista en Punta Carretas y luego trasladado a la parroquia. Otra obra que alude a la trinidad es una pequeña talla en madera de posible origen misionero ubicada en una capilla anexa a la iglesia.
La Parroquia de la Santísima Trinidad como compone junto a la otrora Estación de Ferrocarril las obras arquitectónicas más importantes de la capital de Flores.
Ver además:
Lucchini, A. El concepto de arquitectura y su traducción a formas en el territorio que hoy pertenece a la República Oriental del Uruguay. Libro Primero. Montevideo: UdelaR, 1986.
Giuria, J. La arquitectura en el Uruguay, Tomo I. Montevideo: Imprenta Universal, 1955.