Tomado de: Medero, S., Salmentón, J., Cesio, L. Ildefonso Aroztegui. Montevideo: IHA, Facultad de Arquitectura, 2014.
En 1946, el Banco República (BROU) llama a un concurso de arquitectura para la sede de la Caja Nacional de Ahorros y Descuentos (CNAD), a ubicarse entre la Avenida 18 de Julio y las calles Minas, Guayabos y Magallanes, frente a la Plaza de los Treinta y Tres Orientales. Como es frecuente en la época, el primer premio queda desierto y se selecciona como ganador el segundo: una propuesta del joven arquitecto Aroztegui, recién llegado a Uruguay luego de una estadía de más de dos años en Estados Unidos.
El proyecto original presenta un volumen donde predomina la masa y la línea horizontal. Al frente, sobre 18 de Julio, Aroztegui propone un pórtico de enormes pilares de sección rectangular que recuerdan los utilizados por Fresnedo y Muccinelli en la Facultad de Arquitectura. La propuesta es deudora de los edificios italianos realizados en los años treinta y cuarenta por Marcelo Piacentini, Arnaldo Foschini o Gaetano Rapisardi así como de edificios estadounidenses contemporáneos como la United States Court House (Los Ángeles, 1940), mencionada por Aroztegui en una conferencia sobre las impresiones de su viaje.[1] Asimismo, la propuesta está también en consonancia con la arquitectura “institucional” uruguaya de la época, como los edificios de la Bolsa de Comercio y de la Administración Nacional de Puertos realizados por Beltrán Arbeleche y Miguel Ángel Canale.
Los accesos principales se ubican sobre ambos extremos de la fachada por 18 de Julio. Dentro del edificio, un gran espacio central de triple altura comunica desde el subsuelo (al nivel de Guayabos) al primer nivel sobre 18 de Julio mediante escaleras mecánicas. De esta manera se canaliza la circulación del gran público mientras las oficinas, de acceso más limitado ocupan las plantas superiores.[2]
Este primer proyecto no se concreta. Once años más tarde y luego de un importante incendio en la manzana, el BROU decide retomar el proyecto para la CNAD y se lo encarga a Aroztegui. A finales de los años cincuenta, las ideas arquitectónicas predominantes en Uruguay y el mundo eran muy distintas: en lugar de la clasicidad depurada cultivada políticamente por diversos regímenes hasta el final de la Segunda Guerra Mundial se impone, vía Estados Unidos, una arquitectura de cristal y acero. Cobra también importancia la experimentación en hormigón armado y acero promovida por los adelantos en el cálculo y la verificación de estructuras e incentivada por la imaginación de ingenieros y arquitectos como Pier Luigi Nervi, Eugène Freyssinet, Riccardo Morandi, entre otros.
En este contexto, Aroztegui modifica radicalmente su proyecto inicial y propone el edificio que hoy se conoce como sucursal 19 de Junio del BROU, cambio de destino que ocurre hacia 1963, mientras se concreta la obra. El nuevo proyecto transforma la horizontalidad de la versión anterior en una tensión que articula el volumen que contiene el hall y las dependencias de atención al público y el bloque vertical destinado a oficinas. Asimismo, modifica el predominio de los muros sobre los vanos creando una obra cuyo protagonista es el vidrio. El espacio interior, si bien rescata elementos del proyecto anterior (como el espacio en triple altura y la conexión de los ámbitos para todo público mediante escaleras mecánicas)[3], se realiza a una escala aun mayor, posibilitada por una estructura portante que combina el hormigón armado con el acero.
El ingeniero que trabaja junto con Aroztegui, Ángel del Castillo, afirma que el arquitecto tenía todo planificado, incluso la estructura. Sin embargo, la solución finalmente realizada en el hall, con vigas tubulares y pilares metálicos, es propuesta por el ingeniero.[4] Como resultado el edificio conserva la monumentalidad propuesta en 1946, coherente con la importancia asignada a la CNAD pero llamativa para una sucursal que compite, con una materialidad y una configuración totalmente distinta, con la propia sede del organismo en la Ciudad Vieja.
Por otra parte, el Estado, representado en el edificio, asume entonces una materialidad de connotaciones éticas asociadas a la transparencia que, por otra parte, pone a la arquitectura uruguaya en sintonía con la producción internacional. La construcción del edificio, ya en un contexto de crisis económica, se extiende durante más de una década. En 1976 se inaugura el inmenso hall de triple altura. El gobierno de facto asume también la modernidad radical del edificio, aún vigente a mediados de los setenta, y de alguna manera la utiliza para promocionarse. Para ese entonces, Aroztegui mantiene una relación tirante con las autoridades, que finalmente se quiebra unos años más tarde con su renuncia a la dirección de la obra. Sin embargo, más allá de algún suceso, como el uso de la fuente para un espectáculo de “aguas danzantes” al estilo de Las Vegas y sus hoteles, la dictadura culmina el edificio de acuerdo al proyecto original.
A su vez, la transparencia de su envolvente no sólo revela el interior sino que lo abre hacia la plaza. Desde el entrepiso y el primer nivel, mientras se espera por algún trámite, uno puede contemplar la plaza y ser, en cierta medida, partícipe de su vida pública. Dicho de otro modo, el interior del banco se concibe como una extensión de la plaza. La resolución exterior sobre 18 de Julio contribuye en el mismo sentido: los accesos y la fuente brindan escala peatonal mientras la gran marquesina, solución inédita en la avenida, otorga protección y brinda un marco adecuado a la monumentalidad del volumen.
Los experimentos espaciales en base a bandejas a medios niveles ya habían sido experimentados por Aroztegui en el proyecto para el Club San José.
Pero en este caso el gran espacio es antecedido, de modo inesperado, por un acceso relativamente pequeño. Según el arquitecto Daniel Bonti, estrecho colaborador de Aroztegui en estos años, tal recurso estaba inspirado en la solución de las “catedrales francesas” (cabe pensar que se refiere a las catedrales góticas). Las escaleras mecánicas, presentes incluso en el proyecto de 1946, permiten, de manera extraordinaria, la contemplación en movimiento del enorme espacio y su vida interna.
Recientemente, todos estos valores han sido distorsionados por la construcción de un infeliz agregado cuyo único fin es albergar cajeros automáticos. La nueva obra rompe la unidad compositiva original, quebranta la escala monumental de su frente, impide la entrada de luz y desfigura la relación interior-exterior, corazón de la idea arquitectónica. Paradójicamente, convierte a los modestos cajeros en el motivo principal de la monumentalidad original. A esto se suma la colocación de carteles publicitarios en los paneles de hormigón sobre las calles Minas y Magallanes, previstos originalmente para albergar esculturas.
Notas
1. Ildefonso Aroztegui, “El rascacielos americano y su evolución estética” (copia de conferencia realizada en 1945). CDI-IHA, Carpeta 2017 folios 72 a 76. Aroztegui menciona textualmente al “magnífico Post Office de hoy”. Como en la Court House funcionaba originalmente también la oficina central del correo se entiende de que se trata del mismo edificio.
2. “Caja Nacional de Ahorros y Descuentos”, Arquitectura (SAU), Montevideo, nº 217, 1947-1948.
3. El nuevo proyecto también conservaba la división funcional entre la Caja de Ahorros y Descuentos propiamente y la sucursal de préstamos pignoraticios, división que quedó funcionalmente anulada al cambiar el destino del edificio.
4. Entrevista realizada por Santiago Medero al ingeniero Ángel del Castillo, año 2009.
Es Bien de Interés Departamental. Decreto Departamental Nº 35.639. Fecha: 13/08/2015.
Ver además:
Artucio, L. Montevideo y la arquitectura moderna. Nº 14. Montevideo: Nuestra Tierra, 1971.
AAVV. Guía Centro. Montevideo. Elarqa Tomo 2. Montevideo: Dos Puntos, 1995.
AAVV. “La Aldea Feliz. Episodios de la Modernización en Uruguay”. En La Biennale di Venezia 14. Mostra internazionale di architettura. Montevideo: Facultad de Arquitectura, MEC, 2014.
IMM, Facultad de Arquitectura. Guía Arquitectónica y Urbanística de Montevideo. Montevideo: Intendencia Municipal de Montevideo. Facultad de Arquitectura, Universidad de la República. Junta de Andalucía, 2008.
IHA. Modernos. Montevideo: Facultad de Arquitectura, Universidad de la República, 2015. Disponible en https://issuu.com/iha.fadu/docs/modernos-set-2015
Rey, W. Arquitectura moderna en Montevideo (1920-1960). Montevideo: Facultad de Arquitectura, Universidad de la República, 2012.