Escuela Brasil

Américo MAINI
  • Dirección: AVDA BRASIL 2963
  • Fechas inicio-fin: 1908-2014 (restauración)
  • Programas: CENTRO DE EDUCACIÓN PRIMARIA
  • Información útil: 1908 Maini, 2014 MTOP

Tomado de: IMM. Guía Arquitectónica y Urbanística de Montevideo. Montevideo: Intendencia Municipal de Montevideo. Facultad de Arquitectura, Universidad de la República. Junta de Andalucía, 2008.

Situada en una importante y arbolada vía de Pocitos, la escuela Brasil evoca con su particular imagen el barrio de inicios de siglo XX. En las últimas décadas la sustitución tipológica ha provocado una dramática transformación de la zona, pero aún se conservan tramos y edificios que remiten al Pocitos de antaño. Es el caso de esta escuela, levantada dentro del plan de construcciones a cargo de una oficina especializada del Ministerio de Obras Públicas. El plan se sumaba a los esfuerzos por dotar al país de servicios que permitieran impulsar su desarrollo, entre los que estaban los educacionales.

El proyecto original, preveía dos bloques de aulas, uno para niñas sobre Av. Brasil -el único construido- y el otro para varones, sobre la calle Martí.

Entre ambos, sobre 26 de marzo, se ubicarían dos viviendas para maestros, conformando un patio. Maini proyectó el bloque de aulas recurriendo a estrictos criterios de simetría. El acceso central destacado por un pequeño avance del volumen, se enfrenta a la caja de escaleras, a la que se adosan las baterías de baños. A ambos lados, dispuestas longitudinalmente y en una simple crujía se encuentran las aulas, tanto en planta baja como en planta alta.

Exteriormente el edificio refleja los criterios de composición, en una disposición simétrica en torno al acceso, destacado no sólo por el avance del volumen, sino también por la escalera, la marquesina en hierro y vidrio y el tratamiento de sus ángulos. El ritmo constante de vanos y llenos, de similares dimensiones, confiere serenidad al conjunto, donde sólo destacan los elementos decorativos sobre las ventanas. Todo el tratamiento de esta obra, su tejado y especialmente la verja, remiten a un lenguaje modernista, bastante difundido a principios de siglo, especialmente en la zona de Pocitos.

Tomado de: Livni, Pedro. “Escuela Brasil”. MTOP. Trazabilidad de la Obra Pública. Montevideo: Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Facultad de Arquitectura, Universidad de la República, 2014.

Haciendo frente sobre la Avenida Brasil y en esquina con la calle 26 de Marzo, próxima a la popular rambla de Pocitos, se encuentra la Escuela Nº 17, obra del arquitecto uruguayo Américo Maini.

Maini, nacido en el último tercio del siglo XIX (1875) y titulado Ingeniero de Puentes y Caminos, y también de Arquitecto1 en 1898, perteneció a las primeras generaciones que se formaron en la antigua Facultad de Matemáticas y Ramas Anexas, una escuela de matriz politécnica francesa que, para ese entonces, compartía la formación común de ingenieros y arquitectos2.

Como novel arquitecto Maini ingresó a trabajar en la Sección Arquitectura del ex Departamento Nacional de Ingenieros, desde la cual, en 1903, proyectó la Escuela N° 4, “Artigas”, introduciéndose tempranamente en el abordaje de programas educativos. En 1907, bajo la aprobación del Reglamento de Construcción de Edificios Escolares, junto a Alfredo Jones Brown y Emilio Conforte, pasó a integrar la Inspección Técnica de Edificios Escolares, creada en el mismo año y dependiente de la Sección Arquitectura del Departamento Nacional de Ingenieros. Desde esa entidad, acompañando el auge económico y el llamado proceso de modernización del país3, se centralizaron las funciones de proyecto, construcción y mantenimiento de los edificios de enseñanza primaria y superior de Montevideo.

De este período se destacan: la construcción del Jardín de Infantes N° 213, “Enriqueta Compte y Riqué” (1909), y de las escuelas N° 17, “Brasil” (1908), N° 21, “Alemania” (1911), N° 131, “República de Chile” (1909), N° 53, “Gran Bretaña” (1907) y N° 18, “Noruega”, para la cual no se concretó el proyecto realizado por Maini4. Ese conjunto de edificios, y otros, en tan solo 30 años actualizó la plataforma edilicia educativa del país, en concordancia con las ambiciones y los requerimientos de la reforma vareliana, promulgada en agosto de 1877 bajo el Decreto Ley de Educación Común, durante el primer período –de facto– del coronel Lorenzo Latorre5. Esta reforma tuvo como consecuencia directa el rápido incremento tanto de escuelas como de alumnos y llevó a Uruguay a tener el menor porcentaje de analfabetismo de América Latina6.

Tanto Américo Maini como Alfredo Jones Brown, a los que hay que agregar los nombres de Horacio Acosta y Lara, Antonio Vázquez y Leopoldo J. Tosi, pertenecían al grupo de destacados jóvenes arquitectos nacionales formados bajo la tutela de Julián Masquelez, que tempranamente incorporaron en sus arquitecturas elementos del art nouveau7.

En el panorama local por la matriz compositiva académica neoclásica que subsistía como base compositiva-proyectual no puede reconocerse una plena adopción del nuevo estilo, sin embargo este se manifiesta sobre todo en la introducción y el fluido manejo de los nuevos elementos en el repertorio decorativo. En el caso de Brown, predomina un gusto por la abstracción geométrica y el uso del color, mientras que Maini opta por el uso de formas mayormente blandas, de marcada inspiración naturalista vienesa.

La Escuela Brasil, perteneciente al mencionado grupo de nuevos edificios educativos construidos como consecuencia y respuesta al Reglamento de Construcción de Edificios Escolares de 1906, refleja, como ya se evidenciaba prematuramente en la Escuela Artigas, el cambio tipológico que se produjo a partir del abandono de la planta organizada en torno a un patio central. A esto debe añadirse la incorporación de nuevos elementos al programa edilicio, previamente enunciados en la reforma educativa llevada a cabo por José Pedro Varela, entre los que se destacan: la vivienda para maestros como edificación independiente en el mismo terreno y el patio espacioso para las actividades al aire libre, apartado de las vistas desde la calle.

Uno de los aspectos más destacados de la Escuela Brasil es la presencia de elementos decorativos art nouveau de marcada influencia vienesa, particularmente vinculados a la obra de Otto Wagner8. Si bien compositivamente el edificio que hoy sobrevive se organiza siguiendo las reglas académicas de la simetría beaux arts, en la sintaxis más libre de sus elementos decorativos es notorio el distanciamiento de los llamados “estilos históricos”, colocándose en directa sintonía con las indagaciones rupturistas conocidas como “modernismos”9. Esto se evidencia notoriamente en el diseño de los testeros laterales escalonados, la ornamentación de los dinteles de las aberturas, la cornisa a modo de arcos rebajados que remata el edificio, el tejado, y especialmente en el diseño en hierro de la reja perimetral del edificio y en el cuidado trabajo en madera de la puerta principal de acceso. En estos últimos se destaca por sobre el resto la marcada inspiración naturalista, evidente en la utilización por parte de Maini de formas orgánicas, redondeadas y entrelazadas, como motivo central.

El proyecto original de 1908 estaba integrado por dos escuelas independientes y ocupaba un terreno –que se ha mantenido hasta la fecha– de 4.800 m2, que hace frente a tres calles. El conjunto edilicio estaba constituido por tres edificios independientes, que se ordenaban simétricamente en forma de “U” en torno a un patio dividido a la mitad. Sobre el frente hacia Avenida Brasil se ubicaba la escuela de niñas; en la línea media del terreno, sobre la calle 26 de Marzo, haciendo de base de la “U”, se disponía el edificio destinado a alojar las viviendas para los directores, actualmente demolido; y sobre la calle José Martí se situaba la nunca construida escuela de varones.

Los dos edificios escolares se disponían longitudinalmente en volúmenes de dos niveles ocupando todo el ancho del predio y haciendo frente a sus respectivas calles. El de niñas sobre la actual avenida se retiraba, jardín mediante, 14 m del frente de la avenida, mientras que el de varones se alineaba en la saliente de un volumen destinado a dependencias administrativas sobre el límite del predio que hacía frente a la calle José Martí.

Ambos edificios se organizaban en una doble crujía compuesta por una banda de aulas y una ancha circulación, con la capacidad de funcionar como espacio interior de recreo en los días de mal tiempo. Respetando los criterios de orientación y asoleamiento para este tipo edilicio, la circulación en el edificio de la escuela de niñas se abría al patio, mientras que la dispuesta para la escuela de varones se abriría al frente, paralela a la calle. Manteniendo la misma lógica, ambas crujías se organizaban simétricamente sobre su eje medio. En la escuela de niñas esto se evidenciaba mediante la definición de un volumen saliente, de ancho 1/5 del largo total de la crujía, rematado por un arco rebajado que contiene y jerarquiza mediante un pequeño descalce el acceso al edificio.

Sobre este volumen se recuesta la escalera central de acceso realizada en mármol que, siete escalones mediante, salva el basamento destinado a resolver el desnivel del terreno. Hacia el patio central la lógica se invierte: sobre el eje de la crujía se dispone un volumen recortado y saliente que contiene el núcleo de escaleras y los servicios, este es acompañado en el extremo izquierdo de la fachada que da al patio por el avance de otro cuerpo de menor ancho, también de acento vertical, que rompe con la simetría del proyecto.

Además, en el pabellón correspondiente a la escuela de niñas, aprovechando el desnivel del terreno, se dispone un sótano que originalmente estaba pensado como gimnasio o sala de trabajos manuales.10 El edificio proyectado como Casa de los Maestros, destinado para vivienda de los directores, lamentablemente demolido, también se organizaba en dos niveles retirándose, jardín mediante, de la calle 26 de Marzo. Este fue torpemente sustituido por un volumen implantado sin la menor consideración del entorno y sin el mínimo criterio de articulación en su torpe adosamiento al edificio que hoy sobrevive de la escuela.

Afortunadamente, en la actualidad, dicha adición ha sido demolida y sustituida, en una nueva remodelación, por un edificio que se distancia prudentemente del pabellón de la escuela conectándose mediante un puente a cielo abierto.

En 2002 el edificio originalmente pensado como escuela de niñas y conocido como Escuela Brasil fue declarado Monumento Histórico Nacional por la resolución 1.448/002 del Ministerio de Educación y Cultura11. Esta declaración garantiza su preservación para goce, conocimiento y uso de las generaciones futuras.

1 Coppetti, Mario. Nuestros ingenieros, Asociación de Ingenieros del Uruguay, Montevideo, 1949.

2 Gómez, María Julia. Arquitectura para la educación: Edificios escolares del novecientos, UdelaR-Facultad de Arquitectura, Montevideo, 1998; pp. 44-45.

3 Barrán, José Pedro y Benjamín Nahum. Historia Rural del Uruguay Moderno (Tomo V): La prosperidad frágil, Banda Oriental, Montevideo, 1977.

4 Gómez, María Julia. Arquitectura para la educación: Edificios escolares del novecientos, UdelaR-Facultad de Arquitectura, Montevideo, 1998; p. 23.

5 “El proyecto de Varela reorganiza administrativa y pedagógicamente la enseñanza primaria del país. Lo sustancial de esa reorganización consiste en la reorganización técnica del cuerpo docente; en la formación integral del educando atendiendo los aspectos intelectual y físico; en el agrupamiento del alumnado en grados y clases”. Gómez, María Julia. Arquitectura para la educación: Edificios escolares del novecientos, UdelaR-Facultad de Arquitectura, Montevideo, 1998; p. 12.

6 Hay que tener en cuenta el gran crecimiento de la escuela pública primaria, que pasó de aproximadamente 50.000 alumnos, a principios del siglo XX, a la cantidad de 245.000 alumnos en 1943.

7 Este movimiento nació a fines del siglo XIX en Bélgica, fuertemente influenciado por el movimiento inglés Arts and Crafts, liderado por William Morris, en adhesión a las ideas de John Ruskin. Se planteó como ambicioso programa la renovación y superación de los cánones académicos beaux arts (historicismos y eclecticismos), tanto en arquitectura como en el diseño y las artes aplicadas. A grandes rasgos, como la denominación italiana Liberty lo explicita, este nuevo estilo se caracterizó por la recurrencia a elementos decorativos más libertarios, de marcada inspiración en la naturaleza, más precisamente en el mundo vegetal, y la introducción de elementos compositivos que rompían la simetría. Art nouveau en Bélgica y Francia, Jugendstil en Alemania y países nórdicos, Secesión en Austria, Modern Style en los países anglosajones, Modernísmo en Cataluña y Liberty en Italia.

8 Gómez, María Julia. Arquitectura para la educación: Edificios escolares del novecientos, UdelaR-Facultad de Arquitectura, Montevideo, 1998; p. 49.

9 Si bien hoy en día los diferentes “modernismos” que surgen a finales del siglo XIX en Europa son considerados estilos históricos, para su tiempo presente representaron un camino, un intento de ruptura, en la elaboración de un “estilo” nuevo que haga frente al indiscriminado uso y abuso por parte de los arquitectos, en sus diferentes variantes y combinaciones eclécticas, de los estilos del pasado.

10 Revista de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos del Uruguay, diciembre de 1910; p. 275.

11 Ver archivo.presidencia.gub.uy/resoluciones/2002090904.htm.


Monumento Histórico Nacional. Resolución 1448/002 
Bien de Interés Departamental. Decreto Departamental Nº 26864. Fecha: 1995.


Ver además:

Asociación de Ingenieros y Arquitectos del Uruguay, núm. 21 (noviembre de 1910): 275.

Domingo, Walter. Arquitectos del 900. Montevideo: Dos Puntos, 1993.

Gómez, María Julia. Arquitectura para la educación. Edificios escolares del novecientos. Montevideo: IHA, Facultad de Arquitectura, Universidad de la República, 1998.

El Libro del Centenario del Uruguay. Montevideo: 1925.