Sant'Ivo alla Sapienza

Francesco BORROMINI
  • Dirección: Corso del Rinascimento, 40
  • Fechas inicio-fin: 1624-1650
  • Programas: IGLESIA
  • Sitio web: http://www.vicariatusurbis.org/
  • Información útil: Domingos 9:00 - 12:00 hs Entrada libre.

“No habría adoptado esta profesión con el propósito de ser tan solo un imitador. El que sigue a los demás jamás los adelanta.” Borromini fue nombrado arquitecto del Archigimnasio de Roma por la recomendación de Bernini, quién, seguramente deseaba librarse así de un “colaborador” demasiado independiente y genial para seguir bajo sus órdenes. A los fondos del patio de la Universidad de la Sapienza, diseñado por Giacomo della Porta, Francesco Borromini construyó entre enero de 1643 (fecha de colocación de la piedra fundacional) y 1660 (fecha de colocación del pavimento y consagración), la iglesia de San Ivo; ésta es una de las pocas obras en que el arquitecto pudo controlar todos los aspectos. Borromini nacido hacia fines del siglo XVI, se nos presenta como un hombre para el cual, la entrega al trabajo y el estudio es casi enfermiza, no escatimando ningún esfuerzo que pudiera contribuir al perfeccionamiento de sus obras, siendo además, un hombre obsesionado hasta la neurosis por la idea de que alguien pudiese copiar sus ideas. “Pocos días antes de su muerte entregó a las llamas todos aquellos diseños que había destinado a la prensa y no se habían podido grabar. Y esto lo hizo por temor de que los mismos cayesen en manos de sus adversarios, que podrían haberlos publicado como propios, o transformarlos”.

La planta de San Ivo está basada en la intersección de dos triángulos equiláteros, que forman una estrella de seis puntas.

De estas hay tres con forma apuntada, y otras tantas alternadas que tienen perfil cóncavo. La forma de la planta se proyecta en el entablamento y solo gradualmente va desapareciendo hacia lo alto, hasta convertirse en un círculo perfecto. Existe determinado desacuerdo entre la forma interior y la exterior, ya que mientras al exterior encontramos un elevado tambor y una cúpula, al interior ambos elementos han sido fundidos en la continuidad de líneas verticales, que forman las pilastras en las esquinas y los nervios de la bóveda.

“Se fundó sobre la empresa pontificada de la abeja barberiniana, la cual con la apertura de las cuatro alas, con la cabeza y el cuerpo, forma una figura hexagonal, considerada entre las más perfectas por los autores de arquitectura y muy bien adaptada al estrecho lugar (…), Dibujada la dicha abeja, elevó la fábrica con ángulos y líneas con varias formas y órdenes correspondientes, disminuyéndola a modo de pabellón hasta la embocadura de la linterna, la cual, por fuera, se transforma en un templete o torre rodeada por columnas y coronada en forma de caracol; en ella hay una cómoda escalera para subir a la cruz, la cual está escondida a los ojos de quienes miran el ornamento, que a modo de corona rodea dicha logia por todo el caracol.” 1 “A la muerte de Urbano la fabrica quedo en su osatura rustica privada de sus ornamentos, pero sucediéndole Inocencio X, quiso que el mismo Borromini continuase perfeccionando el edificio, cosa que hizo en el exterior adornando la torre o templete ya mencionado con todos sus detalles como se goza ahora, sobre la bóveda de la capilla.” (...) Durante el pontificado de Alejandro VII el observante arquitecto comenzó a adornar la dicha capilla con suave extravagancia, manteniéndose en el decoro debido al lugar sagrado (...).” 2 Esta descripción señala claramente la existencia de tres etapas en la construcción de San Ivo, que son los pontificados de Urbano VIII, Inocencio X y Alejandro VII. Implícitamente se acepta que cada uno corresponde a un programa iconográfico distinto. Borromini era muy reconocido en su época por la habilidad para actuar sobre edificios ya existentes y adaptarlos a usos y programas nuevos, pero en este caso nos demuestra que esta capacidad de trabajo es perfectamente aplicable también sobre su propia obra. La versatilidad del arquitecto va en contraposición con la imagen de rigurosidad e intransigencia que muchos estudios le han atribuido.

La abeja de los Barberini, que menciona Martinelli, hace alusión según algunos autores al escudo del primer pontífice Urbano VIII; Gianini en 1720 publica la planta de la iglesia “secondo la prima idea”, donde se observa, no solo la forma del insecto en la planta, sino que en lo alto de la cúpula existe una abeja como concreción figurativa de la forma general, más abstracta de la iglesia. Ost por su parte observó que en la corte de los Barberini la abeja estaba relacionada con la sabiduría, Urbano VIII fue llamado “el rey de las abejas” por lo cual en repetidas ocasiones se observan en San Ivo, no solo alusiones a la abeja y la colmena sino también a la tiara pontificada.

Paralelamente existe otra lectura que relaciona a la iglesia con el Templo de Jerusalém ya que los dos triángulos equiláteros entrelazados forman el sello de Salomón y existen numerosos elementos como los querubines y las palmas sobre los cuales no se ha reparado, asociados a la simbología Salomónica. Inocencio X de la familia Pamphili, tenía como elementos básicos de su escudo la paloma portando en el pico una rama de olivo y tres flores de lis.

El conjunto del templo es una representación de la venida del espíritu santo, en lo alto de la linterna, la paloma irradia la gracia hacia la parte baja donde están los doce apóstoles (dos por cada punta de la estrella) Este significado transforma a la iglesia en la morada del espíritu santo, en un dibujo de Borromini que fue publicado por Portoguesi, aparece la paloma encerrada en el centro de la estrella de seis puntas, San Ivo funciona como jaula abierta cuyas formas centrífugas pretenden que el complejo simbolismo de la paloma, se propague al mundo exterior. Esta metáfora influyó también en la estructura general de la planta, al comparar el proyecto original con la planta actual se observa que la iglesia aparece más ancha y centralizada evocando mejor la forma de jaula o pabellón.

Al mencionar el carácter de pabellón de San Ivo, también mencionado por Martinelli en su descripción, volvemos a evocar el simbolismo Salomónico de esta iglesia, ya que el Templo de Jerusalém como mencionan muchos autores antiguos, se hizo imitando al modelo del tabernáculo (pabellón) de los judíos. Este es símbolo además de dignidad, santidad o poder.

Alejandro VII de la familia de los Chigui, tenía en su escudo los montis superpuestos, existieron diferentes lecturas que pretendía relacionar la conformación exterior de San Ivo, con el antes mencionado símbolo familiar; sugiriendo que la iglesia desde el tambor hacia arriba podía ser vista como un monumento a los Chigi.

Lo que sí es factible afirmar, es la predominancia dentro de los elementos ornamentales, de iconos chiguianos que corresponden a la última etapa de la decoración de la iglesia. La linterna en espiral es uno de los elementos más bellos y exóticos de la arquitectura del renacimiento, su diseño casi de orfebrería, está asociado inequívocamente con la torre de Babel, como lo podemos observar en la ilustración de Maarten van Heemskemck.

“Mira a este desdichado monte, a quien el mundo llama felicidad, la multitud de gente que habita mira la confusion, y babel, y voceria, con que unos a otros no se entienden”.3 El juego de significaciones parece claro, sobre la confusión de lenguas y el orgullo del mundo triunfa el espíritu santo, que proyecta la gracia hacia el interior de la iglesia y proclama las verdades esenciales desde la cúspide. La linterna contiene en sí: la tiara pontifical, la jaula, la esfera, la paloma con la rama de olivo en su pico y una cruz hecha de corazones con flores de lis...

“ (...) como la punta de un iceberg, lo materializado en tres dimensiones no solo es insignificante comparado con lo que no ha corrido la misma suerte, sino que, ademas, es incomprensible considerado aisladamente.”