Dos poliedros recortados contra un añil prístino. Dentro salas claras y mármoles azulados a la espera de lienzos, obra gráfica y diseños, que la pintora afincada en Londres ha cedido al municipio. Un espacio abierto a exposiciones y artistas. La artista construye relatos con pinceladas, en un universo personal marcado por la ambigüedad y los sueños.