Eduardo Souto de Moura nace en Oporto (Portugal) el 25 de julio en 1952. Entre los años 1974 y 1979 colabora con el arquitecto Álvaro Siza Vieira. En 1980 se licencia como arquitecto por la Escuela Superior de Bellas Artes de Oporto y ese mismo año inicia su actividad como profesional liberal. Ganador del premio Pritzker 2011 Souto ha realizado la mayor parte de su trabajo en Portugal, aunque entre sus más de 60 proyectos acabados hay obras en Italia, Alemania, Suiza, Reino Unido, Bélgica y España, donde ha construido la Casa de Llabiá, en Girona.
Entre sus creaciones más relevantes los integrantes del jurado han destacado el Centro Cultural y la Torre Burgo de Oporto (su ciudad natal) o el estadio de fútbol de Braga, que consideran “un trabajo muscular, monumental y acorde con el poderoso paisaje”. Entre sus cualidades destacan precisamente la de integrar la obra en el entorno. Sin embargo, alejándose del mantra de moda hoy entre la mayoría de los arquitectos planetarios, rechaza de plano la definición de arquitectura ecológica o sostenible. “La arquitectura, para ser buena, lleva implícito el ser sostenible. Nunca puede haber una buena arquitectura estúpida. Un edificio en cuyo interior la gente muere de calor, por más elegante que sea, será un fracaso. No se puede aplaudir un edificio porque sea sostenible. Sería como aplaudirlo porque se aguanta”, declaró en una entrevista a este diario en 2007.” «Nuestro mirar es como el de las moscas, de múltiples perspectivas. Es así, y tenemos que adaptarnos a esa atomización fáctica de los mensajes culturales. Que es tanto más irresistible y devoradora de nuestro propio tiempo, aquél en el que pensamos en lo que recibimos, que es un mensaje sin sujeto, puro flujo de todos y de nadie. Detener ese flujo, recuperar nuestra capacidad de juzgarlo, no sólo es una forma de no resultar disueltos en él, sino también de ser libres. Cada vez resultará más difícil y, por ello, ser arquitecto será más apasionante».