PABELLON EN EL BURG
Este pabellón está ubicado en el centro histórico, en el corazón del tejido urbano, cerca de los restos de la catedral gótica. A través de su piel, la historia de los edificios construidos penetra en la nueva construcción. La obra nace con ocasión del nombramiento de Brujas como Capital Europea de la Cultura, en el 2002, cuando la ciudad decidió emprender numerosos trabajos de restauración y de nueva proyectación, entre los que se encuentran este pabellón encargado a Ito.
Fue pensada como estructura temporal, pero por deseo de los ciudadanos el pabellón se ha convertido en una presencia permanente en el contexto urbano. La razón de ello -según el alcalde y los ciudadanos- es que el pabellón es un perfecto ejemplo de arquitectura contemporánea, un ícono para el escenario de Brujas.
El edificio está caracterizado por una estructura de aluminio perforado y vidrio: el diálogo entre los dos materiales se manifiesta en la ligereza y en la transparencia del conjunto, característico de la arquitectura de Ito. Alrededor del pabellón, un espejo de agua se convierte en el instrumento mediante el cual las dos voces de la historia se encuentran.
Los perfiles de las construcciones norte-europeas de finales del siglo XVI se reflejan en el agua mezclándose con los contornos de una arquitectura del nuevo milenio.
El espejo de agua de forma circular, con un diámetro de 11 metros y medio, es atravesado por un puente de 22 metros recubierto con un manto, parecido a una galería, de vidrio y acero, de 15 metros y me-dio de longitud y de algo más de 6 metros de ancho. El revestimiento está perforado y recuerda la trama de una colmena.
Esta intervención del arquitecto japonés es la demostración eficaz de la posible convivencia, en un contexto histórico consolidado y denso de memoria, entre la arquitectura de la contemporaneidad y la arquitectura del pasado. Una convivencia capaz de generar interferencias, de poner al día las atmósferas, de hacer viva y palpitante una de las plazas más antiguas de la ciudad belga.