Se trata de un proyecto contemporáneo enraizado en una antigua tradición oriental: la contemplación del florecimiento de cerezos.
Articula, forma y geometría con la presencia de los árboles de cerezos que protagonizan el diseño del parque, dispuestos de forma regular a lo largo y ancho de toda la manzana. Sobre este entramado, se disponen algunos acentos incorporando zonas de césped libre (la mayor parte del parque se pavimenta reservando solamente un círculo de suelo natural para cada ejemplar de cerezo) y algunos pabellones y glorietas. La naturaleza como base material del proyecto de arquitectura.