Ubicado en una zona urbana, este jardín contemporáneo se abre al aire libre y por medio de muros y caídas de agua logra una verdadera experiencia para los sentidos. Por una serie de camino y rampas que se entrecruzan el peatón camina siempre escuchando el ruido del agua.
Trabajando con dos tramas superpuestas, una con sentido norte-sur y la otra girada 22.5 grados, Tadao Ando logra generar una topografía de caminos a distintas alturas, que generar múltiples visuales a lo largo del recorrido. Una vez dentro del jardín nos encontramos reproducciones en cerámica de cuadros de Miguel Angel, Leonardo Da Vinci, Seurat, Renoir, Van Gogh y pintura japonesa del periodo Edo (1603 to 1867).
Acompañan el recorrido estanques de agua plana, que de vez en cuando se desbordan cayendo por las paredes martilladas produciendo un sonido sumamente vivo. El paisaje sonoro presenta diferentes intensidades de acuerdo a donde se encuentre el espectador, de esta manera un suave murmullo de agua se escucha cuando se observa el mosaico de La Última Cena de Da Vinci, mientras que el sonido se hace mas intenso cuando se observa el mosaico del Juicio Final de Miguel Ángel.
La obra carece de ornamentación como es costumbre en la arquitectura de Tadao Ando, sin embargo, es una obra sensitiva y según como se aprecie, sumamente espiritual.