“De todos los colores, ninguno conviene más a los templos que la blancura, puesto que la pureza del color y de la vida es sumamente grata a Dios. Pero si se pintan, no estará bien que aquellas pinturas con su significado enajenen el ánimo de la contemplación de las cosas Divinas” (Palladio: I Quattro Libri, IV, 2).
El edificio tiene planta rectangular, con un simple transepto conformado por tres ábsides que comunican con la gran cúpula central. De la intersección de éstos parten dos sutiles campanarios cilíndricos, con techo en forma de cono, similares a minaretes.