Particular síntesis de arquitectura y paisaje, el cementerio del bosque, a las afueras en un pinar de Estocolmo, fue una obra cumbre en la carrera de Gunnar Asplund y de Sigurd Lewerentz (supervisando fuertemente aspectos paisajísticos). Si bien el concurso fue obtenido en 1915, las obras continuaron hasta 1940, año de muerte prematura para Asplund.
Adscrito en la lógica de sus edificios a cierta modernidad “clásica” cuenta con 100há de terreno y pertenece a la Lista de Patrimonio Mundial de UNESCO.
Al ingresar, a partir de un patio semicircular de piedra, se extiende un largo paseo con muros de sillar que deja al descubierto las colinas de hierba del campo norte. Entre tanto, se van sucediendo las referencias bíblicas. Y un camino de piedra conduce más allá de una cruz de granito que da al pórtico del crematorio, mientras un bosquecillo de Olivos domina el punto más alto del emplazamiento. Diversos caminos van conduciendo, por un lado, a la Capilla del Bosque de Asplund, y la Capilla de la Resurrección de Lewerentz. Conforme a la tradición nórdica, no se trata del encuentro de elaboradas tumbas en este camino, sino austeras lápidas, en un contexto que no remite tanto al jardín paradisiaco de la tradición cristiana, sino más bien al bosque de una cultura que antes de ser cristianizada, gozó de las costumbres “paganas” y más bien panteístas de los tiempos vikingos.
La mencionada Capilla del Bosque se concretó junto con el cementerio en 1920. Emplaza en una suerte de recinto amurado, un pórtico exterior señala el acceso al edificio por medio de su eje de simetría. Llegados al edificio, orientado de oestes a este, ingresamos por un pórtico de 12 columnas. El edificio se ejecuta mayormente en madera, y su simetría clásica contrasta con algunos gestos románticos (siendo el interior de una depuración clásica ya completa). La elevada cubierta a cuatro aguas realizada en caliza, queda disminuida por la altura de los pinos que la rodean.
“Al entrar a la capilla a través de la doble puerta chapada en hierro se deja atrás el oscuro bosque y la luz penetra en el espacio blanco a través de un tragaluz situado en el techo”.
Puertas adentro una cúpula hemisférica sostenida por un peristilo octástilo circular se expande hacia el techo. Más atrás en un arco hundido descansa el altar.
En cuanto a la capilla de la resurrección de Lewerentz, encargada un poco después de terminada la primera, se trata de una pieza más clásica en su matriz ornamental. Sin embargo, su interior de una altura y proporciones verticales exageradas, dejan entrever algunas rupturas con la tradición arquitectónica.
En definitiva, la forma en que los arquitectos colocan sus edificios en el paisaje podría ser vista como una combinación de tradiciones -clásica y vernácula- integradas del mismo modo en su arquitectura. Los edificios son una pieza aislada, estática, colocada sobre el paisaje en un sentido clásico, pero al mismo tiempo surgen de él y se integran en él gracias al muro, como en la tradición vernácula.
Reseña por Pablo Canén, 2018.
Referencias:
AAVV. Atlas De Arquitectura Mundial Del Siglo Xx. PHAIDON
http://www.cementerioparque.com/Notas/Cultura/cultura7.htm