Gunnar ASPLUND

  • Ciudad natal: Estocolmo
  • 1885-09-22 / 1940-10-20

Contemporáneo a Walter Gropius, Mies y Le Corbusier, Erik Gunnar Asplund fue uno de los arquitectos más influyentes de su tiempo en Escandinavia, siendo de gran influencia en la formación de arquitectos como Aalto y Jacobsen. Arquitecto director de la Exposición de Estocolmo de 1930, en la que se inaugura el funcionalismo sueco, pero también fuertemente influido por el clasicismo escandinavo de los veinte. Un clasicista moderno, pero también alguien cuyas complejidades y contradicciones seducen a nuestra épocade cambios renovados, a nuestro tiempo más allá de la modernidad.

En sus inicios, la obra de Asplund se enmarcaría en un contexto de transición de la arquitectura clasicista hacia una nueva arquitectura que insiste en los materiales genuinos y en el carácter nacional, a la vez que comenzaban a surgir influencias del movimiento inglés Arts & Crafts, la tradición constructiva danesa y la arquitectura americana. En este período se producen varios intentos por reunir bajo un solo nombre las distintas tendencias: «Romanticismo Nacional»; «Realismo Nacional» (se centra en la importancia del material y la estructura así como en los aspectos funcionales) o «Primitivo Vernácular» (enfatiza en el arraigo a la tradición de la cultura local y el deseo de sencillez y autenticidad).

Algunas obras de Asplund con fuerte presencia del «Romanticismo Nacional» son: Escuela secundaria en Karlshamn (1918); Capilla del Bosque, Estocolmo (1920); Escuela Karl Johan, Gotemburgo (1924); Cine Skandia, Estocolmo (1923); y la Biblioteca Pública de Estocolmo (1927).

Asplund y la herencia de los Funkis La repentina conversión de Asplund al funcionalismo, o a eso que se llamó Funkis, se dio en su proyecto para la Exposición de Estocolmo de 1930 estimulado por un sentimiento de modernidad que lo hizo ir más allá de los pre-requisitos del purismo. Si bien la influencia soviética llegaba filtrada, los constructivistas rusos fueron una importante fuente de inspiración para Asplund.

Él introdujo un sistema de refinamientos y gestos conciliados allí donde el radical modernismo de la vanguardia soviética no habría admitido un lenguaje más suave. Esto permitió tender un puente al rico potencial de la reforma socialista. A diferencia de la apocalíptica tábula rasa que había adoptado la vanguardia europea hacia la ciudad, la intelligentsia sueca prefiere una aproximación realista a la ciudad tradicional; un modus vivendi que sostiene que la arquitectura moderna, en lugar de hacerse inflexible debe adaptarse a las irre03. ARQUITECTOS 16 .se SUECIA gularidades de la estructura urbana existente. Lo más importante del funcionalismo sueco de los años treinta fue no tanto su capacidad de armonizar las estructuras vistas con las intenciones espaciales por medio de sus táctiles revestimientos contrachapados, sus muebles de madera curvada o sus lámparas de pantallas orgánicas, sino sobre todo el modo en que las modernas estructuras ingenieriles y la arquitectura lograron integrarse en una forma única en su época. Algunos ejemplos de la Obra de Asplund de su etapa funcionalista son: los Almacenes Bredesberg, Estocolmo (1935); Ampliación del Tribunal de Gotemburgo (1937); y Crematorio del Bosque, Estocolmo 1940. De esta forma el funcionalismo sueco, en los años cuarenta, siguió el camino de ese movimiento que en los círculos anglosajones fue tan calurosamente recibido con el nombre de «Nuevo Empirismo».

Bibliografía: «Asplund», Claes Caldenby.