El proyecto ofrece un sistema urbano, de edificios, infraestructura civil ferroviaria y paisaje. En su construcción, la estación se constituye mediante grandes elementos apuntalados de hormigón blanco definiendo, mediante el lenguaje de este sistema constructivo y las posibilidades de los voladizos de cuerpos y marquesinas de hormigón, cada una de las situaciones relacionadas con el tránsito, límite y protección de los usuarios: accesos, espacios intermedios, vestíbulos y nave central.
La cubierta, resuelta en materiales ligeros y suspendida mediante nueve arcos metálicos que descansan en los volúmenes principales de hormigón, planea sobre el interior disponiendo una composición triangular y flotante de luz, reflejos y geometría constructiva. En el exterior, y en condiciones nocturnas, los arcos aportan su iluminación como nueva iconografía, escenografía, de la Zaragoza del siglo XXI. (extraído memoria de autores) Dispone de una superficie de 188.000m2 en total. Cuenta con diez andenes de 400m de longitud. En la zona central la altura del techo llega a ser de 30 metros, donde no existe ni un solo pilar, liberando en planta los 40.000m2.