Lo más novedoso de este palacio doméstico es el uso que Palladio hace del orden gigante de pilastras en la fachada, que otorgan al edificio una notable relación escalar con sus vecinos. Evidentemente, esta solución encuentra sus orígenes en la experimentación de Palladio con las fachadas de edificios religiosos.
En lugar de las construcciones geométricas abstractas, la lógica de composición de estas fachadas civiles y religiosas derivaba de la familiaridad de Palladio con las técnicas de dibujo, en particular las representaciones ortogonales mediante las cuales visualizaba proyectos y reconstruía edificios antiguos y que además le permitía un control puntilloso sobre las relaciones entre el interior y exterior del edificio.
La planta es bastante ortodoxa, en la que todo gira en torno a un patio con dos logias opuestas que solucionan la desproporción estructural original.