El edificio parece «levitar» sobre la calle, dejando una plaza cubierta que funciona como antesala al nuevo centro de arte. El edificio funciona como un imán urbano que atrae a los visitantes a su interior.
El programa se distribuye en dos partes: una bajo el suelo, que incluye el auditorio y el garaje, y otra sobre la plaza, donde se encuentra el vestíbulo, dos plantas destinadas a salas de exposiciones, oficinas y un restaurante. Hay un contraste entre el carácter flexible de los espacios de exposición y la complejidad espacial de la planta superior. La imagen del proyecto esta dominada por el remate de acero corten que corona las antiguas naves de ladrillo y por el muro medianero vegetal.
La intervención de los arquitectos aumenta la superficie existente de la antigua Central de 2.000 metros cuadrados, a 8.000 metros cuadrados, distribuidos en 7 niveles. Una de las características del nuevo edificio es la conservación de la imagen industrial de la antigua fábrica, definiendo una nueva volumetría pero manteniendo la geometría, con una ampliación de la superficie que permite la ejecución del plan funcional del centro.
Fuente: Guía 2016