En Stowe podemos encontrar con toda precisión las tres etapas del jardín ingles del siglo XVIII. Primero, la fase de transición del jardín clásico al jardín geométrico irregular, alejado ya de simetrías y grandes ejes, que corresponde con las intervenciones que realizaron sobre un jardín preexistente en la propiedad del jardinero Charles Bridgeman y el arquitecto John Vanbrugh desde 1713. Después, lo que podríamos llamar propiamente el momento del jardín pintoresco, con la intervención del arquitecto William Kent, entre 1730 y 1748. Y, por último, el inicio de la etapa que denominaremos específicamente paisajista, es decir, las drásticas modificaciones que introdujo desde 1748 hasta 1751 el jardinero Lancelot Brown. En el jardín de Bridgeman se suceden avenidas con cierto carácter axial, pero sin ningún orden ortodoxo ni ninguna trama ortogonal. Solamente el eje que conduce desde el palacio hasta el estanque octogonal parece establecer un esquema claramente intencionado. Pero es la intervención que realizo Kent posteriormente la que nos resulta más atractiva histórica y formalmente. En Stowe, Kent, tomando como punto de partida el trazado de Bridgeman, creo el modelo por excelencia del jardín pintoresco.

Kent redujo el jardín existente a formas mucho más suaves y blandas, irregularizando los paseos, el lago, el estanque octogonal, e introduciendo gran número de pequeñas arquitecturas que se van implantando en los recovecos del paisaje, estableciendo jerarquías en los distintos recorridos. Nuevamente se reproduce en Stowe la historia de Eneas y su descenso a los infiernos, mediante la secuencia de tres templos alrededor de un pequeño rio que toma el hombre de la laguna Estigia.

En la margen de los vivos sitúa el templo de la Virtud Antigua, edificio monóptero ubicado sobre una leve colina, repitiendo el tipo de templo clásico reelaborado en el Renacimiento y frecuentemente utilizado en el siglo XVIII. La visión de esta rotonda, que hoy todavía conserva plenamente su carácter, permanece como una de las imágenes más representativas del jardín pintoresco inglés: su aparición en el paisaje, articulando las secuencias de recorrido del jardín, se erige en momento clave del proceso de evolución de la práctica formal en Inglaterra. Al lado de este templo, Kent levanto otro con una imagen y un contenido bien distintos a aquel: el templo de la Virtud Moderna, hoy desaparecido, que reproduce la decadencia de la modernidad, representándolo a través de una ruina. Del otro lado de la laguna Estigia se levanta el templo de las Glorias Británicas, los Campos Elíseos propiamente dichos. Se trata de una exedra descubierta inspirada en la exedra de la villa Mattei. Este templo, frase final de la narración de William Kent, se plantea como un manifiesto del glorioso pasado inglés.

La colocación de este templo, al otro lado de la laguna Estigia, sigue una clara composición en oblicuo con respecto al de la Virtud Moderna, evitando toda relación axial directa, e intentando evocar una apariencia espacial mucho más natural. Esta relación compositiva es uno de los mecanismos típicos en la manera de hacer del pintoresquismo. Si el jardín clásico francés permitía el conocimiento del jardín, mediante los conceptos de axialidad y ortogonalidad, sin necesidad de recorrerlo por completo, el jardín pintoresco obliga, por su peculiar sistema de disposición de los elementos en el paisaje, a caminar necesariamente por el para llegar a comprender en su totalidad la riqueza espacial y de contenidos que encierra.

La escena representada en los Campos Elíseos se configura, por tanto, en la imagen más clara y representativa de los ideales del jardín pintoresco ingles en la primera mitad del siglo XVIII. La intervención final en Stowe a cargo de Lancelot Brown, produce un cambio trascendental en el carácter del jardín. Lo importante ya no es la ubicación de los elementos en el paisaje, sino la manipulación de lo natural para provocar un efecto visual mediante el contraste de las luces y de las sombras más que a través del uso del tono y del color: este efecto visual sustituye al emocional que caracterizaba la idea del pintoresco. Y hasta tal punto llego a depurar el contenido formal del tipo pintoresco que invento -por así decirlo un nuevo concepto: el jardín paisajista.

En el jardín pintoresco se busca el concepto de lo sublime a través de la narración, en el paisajista se recrea una Naturaleza suave, acentuando su belleza mediante mecanismos de expresión.