La República Italiana es un país soberano miembro de la Unión Europea. Su territorio limita al norte, con Francia, Suiza, Austria y Eslovenia. Los estados independientes de San Marino Y Ciudad del Vaticano, son enclaves dentro de su territorio.
Italia, cuna de la cultura latina, ha sido habitada en la antigüedad por distintos pueblos, los etruscos, los griegos y los romanos. Su capital, Roma fue durante siglos el centro político y cultural de la civilización occidental y es en la actualidad ciudad santa para la iglesia católica, dado que la ciudad del Vaticano se encuentra dentro de su perímetro.
La omnipresencia de su historia, que se manifiesta a cada paso a través de su arquitectura, sus monumentos y las múltiples expresiones de su cultura, le ha valido a la península ser considerada un autentico museo al aire libre. Es uno de los países europeos con mayor afluencia de turistas. Roma y Venecia se encuentran entre las ciudades más visitadas del continente.
A la fuerte cultura local en los últimos años se han sumado los aportes traídos por los inmigrantes de Europa del Este y el norte de África, por lo que adquiere relevancia el tema de la extranjería y el desafío de los solapes y amalgamas culturales.
La actividad industrial ha sido el motor del desarrollo italiano y el actual eje de su economía. Milán, es el gran centro de finanzas y de industrias, reconocida a nivel mundial como capital de la Moda. Torino es centro de la industria automovilística y del diseño industrial italiano. Italia forma parte del G8, grupo informal de naciones cuyo peso político, económico y militar es tenido por relevante a escala global. (Grupo que ha sido objeto de crecientes protestas en las últimas dos décadas por la orientación de sus políticas).
1. PAISAJE
Italia es una península que se extiende a lo largo de 301.277 kilómetros cuadrados desde el centro del Mar Mediterráneo hasta los Alpes. Tiene costas hacia el oeste en los Mares de Liguria, Cerdeña y Tirreno, al sur el Jónico y al éste el Adriático. La península cuenta con playas de arenas finas y aguas transparentes en la zona del Adriático y acantilados rocosos y escarpados en los golfos de Nápoles, Génova y Venecia.
El relieve presenta cuatro grandes unidades regionales: el sistema Alpino, la llanura del Po, el sector peninsular articulado por los Apeninos, y las tierras Insulares.
1- El sistema Alpino se ubica en el norte de la península y se extiende de este a oeste, se pueden dividir en tres secciones, la parte occidental con los Alpes Cottios, la parte central con los Lepontinos y la parte oriental con la formación calcárea de los Dolomiti. Entre los picos más altos esta el Mont Blanc de 4.810 metros y nieves perpetuas.
2- En la región pre-alpina se encuentra la Llanura Piamontesa y los Grandes Lagos de origen glacial. El Lago Mayor, el lago de Cómo, el Lago de Garda.
La extensa llanura del Po (el rio más largo con unos 652 km de longitud) se ubica al sur de los Alpes y se abre al mar Adriático por el litoral NE.
3- Los Apeninos son la otra cadena de relevancia. Recorren toda la península a lo largo de 1.190 Km, distinguiéndose tres sectores: los Apeninos Septentrionales, los de menor altura, los Centrales (Abruzos) que son los de mayor altura (Monte Sasso 2.914 m) y los Meridionales. Sobre esta cadena se elevan algunos volcanes como el Vesubio.
4- Las dos islas más grandes son Sicilia y Cerdeña.
Sicilia está ubicada en el extremo Sur de la Península, cuenta con un sistema montañoso que es una prolongación de los Apeninos. En ella se encuentra el único volcán activo de Europa (el Etna, con 3.323 m de altura). Cerdeña se ubica en el mar Tirreno, las elevaciones proceden de un antiguo macizo, el Tirrénido.
En Italia, más que en otros lugares de Europa, existe una tradición de siglos donde la superposición de la actividad humana sobre la naturaleza crea una condición hibrida, natural y artificial: la proyección de la cultura sobre el territorio natural. Es así que encontramos en todo el territorio un paisaje construido, producto de varias culturas, cada una de ellas con su propia visión del paisaje, con su propia dimensión estética o artística.
2.1 ORÍGENES
Entre los años 2000 y 1000 a.C. la península italiana recibió el aporte de pueblos indoeuropeos provenientes de Europa Central, desarrollando dos áreas culturales homogéneas: la parte septentrional, que se caracterizó por la construcción de palafitos y la incineración de los restos mortuorios; y la zona meridional, que se abrió a las influencias de las civilizaciones mediterráneas. La fundación de colonias griegas, desde el golfo de Nápoles hasta los golfos de Tarento y Palermo a partir del siglo VIII a.C. se convirtió en un elemento cultural significativo.
Por su parte las ciudades de Sicilia, originariamente poblada por los pueblos sicanos, sículos y elimios, junto con Cagliari en Cerdeña fueron fundadas por los fenicios. Al desintegrarse el Imperio Hitita, los etruscos se establecieron al norte del rio Tíber por el año 900 a.C. Su influencia se extendió por el valle del rio Po hasta fines del siglo VI, cuando la presión de los celtas logro quebrar la unidad territorial de sus dominios.
2.2 ANTIGÜEDAD
Según la leyenda, en el año 753 A.C. Rómulo fundó la ciudad de Roma y durante el octavo siglo las colonias de las colinas Palatina, Esquilina, Quirinal y Capitolina comenzaron un proceso de unión. La primera forma de gobierno fue una monarquía electiva (y no hereditaria) limitada por un Senado y una asamblea de los clanes, encargada de otorgar el imperium o mandato.
Existían dos clases sociales: los patricios, que podían integrar el Senado y los plebeyos.
Con el Rey Tarquino Prisco (616-578), Roma entró en la Liga Latina. La pobreza de los plebeyos y el sistema de esclavitud por deudas llevo a que en el año 509 se expulsara a los reyes. En el siglo V AC se promulgaron las doce tablas de la ley, válidas también para los plebeyos. Tras violentas luchas, estos lograron incluir sus derechos en las disposiciones legales.
Las Guerras Púnicas contra Cartago (siglo III AC) permitieron a Roma, otra vez, expandir sus posesiones y a comienzos del siglo II AC, tras desplazar a los macedonios, se hizo protectora de Grecia. En pocos años, Asia Menor, el noreste de la Galia, España, Macedonia y Cartago (con el norte de África) cayeron en manos romanas; el Imperio, que nació dominando tierras desde el rio Rhin en Germania hasta el norte de África abarcaba además toda la península ibérica y los actuales territorios de Francia, Gran Bretaña, Europa Central y Oriente Medio hasta Armenia.
Octavio (Augusto) se consolido como primer emperador en el año 27 a.C., iniciando un largo periodo de paz. A los esplendores del siglo de Augusto (S. I a.C.) siguió la decadencia iniciada por la concentración excesiva de poder personal en los emperadores, debida al debilitamiento del Senado, y a la creciente intervención de núcleos de poder armado en la misma ciudad que acabaron por imponer emperadores ineptos y crueles en la mayoría de los casos. En el año 330 el emperador Constantino traslado la capital del Imperio hacia Bizancio, se convirtió al cristianismo, prohibió las crucifixiones y defendió las fronteras contra los francos, alemanes y godos.
2.3 EDAD MEDIA
A la muerte de Teodosio (ano 395), el Imperio se dividió en el de Occidente y el de Oriente. Sin embargo, fue tan consistente y moralmente fuerte el Imperio Romano, y la eficiencia de sus generales continuó siendo tan alta, que el colapso final solo vino a producirse cuando millones de guerreros barbaros atacaron simultáneamente la totalidad de sus fronteras en Europa, Asia y África. El final del siglo V se caracterizo por las invasiones mongolas y de otras tribus del norte y las luchas de Bizancio por recuperar los territorios perdidos.
A mediados del siglo VI, Italia volvió a ser una provincia, pero los lombardos, dirigidos por sus jefes militares llamados Duces, conquistaron el norte de la península. De 493 a 843, Italia fue dominada sucesivamente por los ostrogodos, los lombardos y los francos. Desde el traslado de la capital imperial a Bizancio, los obispos romanos se presentaron como una alternativa de poder en la ciudad. Cuando los reyes lombardos empezaron a defender el cristianismo por las armas, contra los enemigos de la ciudad, los obispos (ya denominados papas) abandonaron la alianza, para mantener su poder temporal.
En el año 754 el Papa Esteban II pidió ayuda a Pipino el Breve y en reciprocidad lo coronó rey de los francos. Luego de derrotar a los lombardos, Pipino entregó al Papa el centro de la península. Carlomagno, hijo de Pipino, fue coronado Rey y Emperador de Roma en el año 800, pero las invasiones musulmanas de mitad de siglo dejaron a la región nuevamente sin gobierno. Entre los siglos IX y X, la iglesia formó los Estados Pontificios en la zona central, Roma inclusive. La falta de un poder central favoreció, a partir del siglo XII, el autogobierno de varias ciudades que, con el gran desarrollo del comercio, la manufactura y el artesanado, desafiaron a las autoridades de un imperio que era meramente nominal. Cuando la lucha entre los guelfos (partidarios del papado) y los gibelinos (defensores del imperio) se extendió, el Papa Inocencio VI decidió refugiarse en Avignón (siglo XIV).
2.4 RENACIMIENTO
Entre los siglos XI y XVI, Italia no era una unidad política ya que estaba fragmentada en múltiples estados. En el norte existían ciudades estado como la República de Venecia, la República de Florencia, el Ducado de Milán o la República de Génova. En torno a la ciudad de Roma estaban los Estados Pontificios, y al sur estaba el Reino de Nápoles, posteriormente integrante de la Corona de Aragón, y por tanto de la Monarquía Española.
Durante esta época surgió el Renacimiento italiano, período de grandes logros y cambios culturales en Italia que se extendió desde finales del siglo XIV hasta alrededor de 1600, constituyendo la transición entre la Edad Media y la Europa moderna. Entre sus logros culturales destacan obras literarias de escritores como Petrarca, Baltasar de Castiglione y Nicolás Maquiavelo, obras de arte de Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, y obras arquitectónicas, como la iglesia de Santa María del Fiore en Florencia y la Basílica de San Pedro en Roma. Era el apogeo del arte renacentista.
A comienzos del siglo XVI la península fue atacada por franceses, españoles y austriacos, que se disputaban Italia.
En 1559 con el Tratado de Cateau-Cambresis, los españoles quedaron dueños de Italia durante dos siglos, gobernando el Milanesado y las Dos Sicilias. Sus vecinos eran independientes sólo nominalmente.
En 1789 con la Revolución Francesa comienza a desarrollarse un movimiento espiritual y artístico, que culmina en el siguiente siglo, con el nombre de romanticismo.
Sus mayores representantes italianos fueron: Gioachino Rossini (1792-1868), Vincenzo Bellini (1802-1835), y especialmente Giuseppe Verdi (1813-1901).
En 1794 Napoleón Bonaparte entró en el país y expulso a los austriacos. Cuatro años después ocupo Roma y creó la República Romana y la República Partenopea en Nápoles. El emperador francés abolió el poder temporal de los papas y deporto a Pio VII a Savona. En 1796 el reino de Cerdeña cayó en poder de los franceses. Con la Batalla de Lodi ocupan Milano, y toda Lombardía queda en poder de Napoleón. Estos triunfos hicieron que huyera el Papa de Roma y de Nápoles el rey Fernando IV.
En 1802 la República Cisalpina cambió de nombre por el de República Itálica, que más tarde, se convirtió en reino de Italia. El emperador Napoleón I fue coronado primer rey de Italia el 23 de mayo de 1805, en la catedral de Milán.
Después de la caída de Napoleón, en 1814, el 1º de abril con el Congreso de Viena (convocado con el objetivo de restablecer las fronteras de Europa tras la derrota de Napoleón I) se reincorpora Génova a Saboya y la zona del Véneto y Lombardía a Austria.
2.5 LA UNIFICACIÓN DE ITALIA
Durante la primera mitad del siglo XIX, surgió el sentimiento nacionalista italiano que desembocará en la Unificación de Italia, materializada el 17 de marzo de 1861, cuando los estados de la península itálica y las dos Sicilias se unieron formando el Reino de Italia, el cual sería organizado por el monarca Víctor Manuel II, de la casa de Saboya, hasta entonces gobernante en Piamonte y rey de Cerdeña. El artífice de la unificación italiana, sin embargo, fue Camillo Benso, conde de Cavour, el ministro en jefe del rey.
En 1866 por mediación de Napoleón III se firma la paz de Praga, por la cual, Venecia pasa a integrar el territorio Italiano.
Roma, por su parte, se mantuvo separada del resto de Italia bajo el mando del Papa y no fue parte del reino hasta el 20 de septiembre de 1870, fecha final de la unificación.
Luego se realizó un plebiscito en el cual se eligió a Roma como la capital de dicho Reino.
Se originó un conflicto con la Santa Sede, llamado la cuestión romana, por la independencia del Papa de la política italiana, que solo se resolvió en 1929 con los Pactos de Letrán. Por estos acuerdos, Italia cedía una exigua parte de su territorio (la Ciudad Leonina en Roma y poco más) que dejaba a la soberanía del Papa.
El Rey Umberto I firmo la Triple Alianza con Austria-Hungría y Alemania y Rusia en 1878 y comenzó la conquista colonial de Eritrea y Somalia en África.
2.6 EL SIGLO XX
Al estallar la Primera Guerra Mundial, en 1914 Italia se mantuvo neutral, pero ante las presiones de sectores nacionalistas y de izquierda, terminó declarando la guerra a sus viejos aliados de la Triple Alianza, entrando en guerra al lado de las potencias centrales. Fue recompensada con una gran parte del Tirol austríaco y la Península de Istria, inclusive los puertos de Trieste y Fiume (Rijeka).
El rey Victor Manuel III designa como primer ministro a Mussolini quien al poco tiempo se convierte en dictador. Tras sucesivas crisis de gobierno y luego de una impresionante marcha sobre Roma, Victor Manuel III ofreció el gobierno a Mussolini. Una reforma electoral le otorgó mayoría al Partido Fascista, maniobra que denunció el dirigente socialista Giacomo Matteotti, a quien asesinaron en 1924 adictos al Duce (Mussolini).
Una nueva Constitución implantó la censura de prensa.
La política internacional de Mussolini se dirigió casi exclusivamente a la conquista de colonias. En 1936 Italia invadió Etiopía y un año después se constituía el Imperio Italiano de África Oriental. En abril de 1939 las tropas italianas tomaron Albania.
En la Segunda Guerra Mundial Italia integra las potencias del Eje. En junio de 1940 Italia declaró la guerra a Gran Bretaña y a Francia, y en octubre invadió Grecia.
Los fracasos militares en el norte de África y Grecia llevaron a Alemania a correr en su auxilio. Los aliados invadieron Sicilia en julio de 1943 y muy pocos días después el Gran Consejo Fascista pidió al rey que reasumiese sus poderes. Italia pierde su Imperio Colonial y su propio territorio es invadido. Nombra primer ministro a Pietro Badoglio y el Consejo retira su confianza a Mussolini. El 25 de julio 1943, el rey Víctor Manuel III solicitó su dimisión y lo puso bajo arresto militar.
Los resistentes, conocidos como partisanos (entre los que había comunistas, democristianos, socialistas, republicanos, radicales y liberales) jugaron un papel crucial en la caída del fascismo, especialmente entre 1943 y el final de la guerra. Al final de esta, 444 mil italianos murieron (incluyendo de 280 mil civiles) y se perdieron todas las colonias.
El 2 de junio de 1946, un referéndum sobre la monarquía estableció la república como sistema de gobierno italiano, adoptando el país una nueva constitución el 1 de enero de 1948. Los miembros de la familia real fueron llevados al exilio, por su relación con el régimen fascista, hasta el 10 de noviembre de 2003, cuando pudieron regresar, gracias a la modificación de la constitución por el parlamento italiano.
Durante la década de 1950 el país participó en la reconstrucción europea. En 1951 Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Holanda y la República Federal de Alemania firmaron el Tratado de Paris para formar la primera de las tres Comunidades Europeas: la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. En 1957 firmo como fundadora el tratado que creó el Mercado Común.
Entre 1952 y 1962 se duplicó el ingreso promedio de los italianos, como fruto del desarrollo de la industria, la que pasó a ocupar el 38% de la mano de obra. Al mismo tiempo la agricultura bajo un 11% su nivel de ocupación, lo que produjo migraciones del campo a la ciudad y del sur hacia el norte, especialmente al triangulo industrial conformado por Milán, Turín y Génova.
En 2005 el parlamento ratifico la constitución europea, que fue firmada en octubre por los 25 jefes de estado de la UE, en Roma, en la misma sala donde en 1957 nació el bloque.
03. ARQUITECTURA Y URBANISMO EN EL RENACIMIENTO
El hombre del Renacimiento creía en un universo ordenado y en la perfección divina, lo cual se refleja en la lógica del orden geométrico absoluto y eterno. La confianza en las fuerzas humanas que está implícita en la nueva interpretación de la relación entre Dios y el hombre, produjo una enorme liberación de la creatividad humana. Contra este fondo debe interpretarse la reintroducción de los órdenes clásicos en la arquitectura. Como símbolos antropomorfos, ya no representaban un mundo natural que el hombre debía negar, sino que se convirtieron en instrumentos, mediante los cuales se daba belleza divina a los edificios.
Según Alberti, la forma más perfecta, y por ende más divina es el círculo, la centralización está implícita, por consiguiente, en el concepto de orden geométrico. Este concepto implica también que cada parte del edificio debe aparecer como una forma nítida, fácil de reconocer y relativamente independiente. A esto se debe que el espacio renacentista se vuelva homogéneo y que los edificios de la época sean composiciones estáticas, autónomas, en las que “nada puede agregarse, sustraerse o modificarse sin perjuicio”. De este modo la obra del arquitecto se convirtió en un símbolo del orden cósmico. A diferentes edificios se les dio diferente carácter, según la naturaleza privada, pública o sagrada del tema edilicio. Esto se consiguió mediante el uso de formas más o menos perfectas y mediante una articulación natural significativa.
Alberti tenía cabal conciencia de la necesidad de una diferenciación de significados, y sostenía que las formas más perfectas debían reservarse para las iglesias, y que los edificios públicos debían construirse siguiendo rígidamente sus principios formales.
La articulación renacentista tenía dos propósitos básicos: la geometrización y la antropomorfización. El primero se logro mediante el uso exclusivo de formas geométricas elementales y de relaciones matemáticas simples; el segundo mediante la reintroducción de los órdenes clásicos.
03.1 PROGRAMA: LA IGLESIA
La iglesia seguía siendo el tema edilicio más importante, pero su forma tuvo que adaptarse al nuevo concepto de orden. Esta adaptación consistió en una geometrización general y en una acentuación de la centralización, ambas intenciones aparecen en las obras de Brunelleschi.
El interés de los arquitectos se concentró sobre todo en el desarrollo de la planta central. Lo demuestra una serie de edificios terminados, así como un gran número de proyectos. Como resultado del nuevo enfoque científico del problema del espacio, se intentaron todas las combinaciones posibles de plantas circulares, poligonales y en cruz griega con el agregado de capillas secundarias.
En la planta basilical existen distintas maneras de buscar la centralización: 1- agregar espacios centralizados en los edificios de planta longitudinal.
2- valerse de la perspectiva para crear espacios ilusorios.
3- crear una zona centralizada en el crucero, el cual se considera como autónomo con respecto al resto del edificio, pero vinculado a él por las proporciones.
Para la composición se utiliza el principio aditivo según el cual cada elemento espacial conserva un alto grado de independencia dentro del conjunto.
Las iglesias centralizadas del Renacimiento tienen ciertos rasgos de los que carecen los edificios sagrados medievales, aunque están construidos sobre planta central. Como regla general, las iglesias renacentistas son exentas y parecen, al menos virtualmente, idénticas o muy similares por todos sus lados. Es más, están trazadas de tal modo que su punto más elevado, la cúspide del monumento se levanta sobre el centro del edificio, el cual está cubierto por una cúpula.
La concepción de la iglesia como monumento en el sentido tradicional del término parece hacer su primera aparición desde la antigüedad, tanto en la teoría como en la práctica, en el siglo XV. Queda expresado de manera más clara en el postulado de Alberti de que una iglesia debe estar levantada sobre un basamento alto y ser claramente visible desde todos sus lados. Este ideal albertiano referido a la belleza de las iglesias, solo pudo hacerse realidad en algunos casos de renovación y reconstrucción de catedrales antiguas e iglesias parroquiales, pero en los edificios de nueva planta se podía lograr siempre y cuando se erigieran en lugares adecuados. Sin embargo, un lugar era adecuado sólo si proporcionaba una visión sin obstáculos de la iglesia y permitía por lo tanto que se convirtiera en un monumento en el sentido de Alberti. Estas iglesias tienen en común cierto número de elementos fundamentales: 1-Son visibles por todos sus lados.
2-Ya desde las primeras fases de la construcción n se dio la misma importancia al exterior y al interior.
3-Cupula significativa, ya sea desde dentro o desde fuera, y no se puede interpretar exclusivamente desde el interior o desde el exterior.
4-Se usa el círculo para la planta de la cúpula, aunque no se emplee para el edificio entero.
5- El altar mayor alberga una imagen sacra.
03.3 PROGRAMA: EL PALACIO URBANO
El nuevo rol representado por el Señor y la aristocracia crea un nuevo tema arquitectónico: “el palacio urbano”. El palacio del Renacimiento se presenta como una manifestación de la cultura que forma la base de la autoridad aristocrática. El macizo castillo medieval fue pues, geometrizado y humanizado mediante la introducción de los órdenes clásicos. Este proceso se inicio con los palacios proyectados por Brunelleschi y culminó con edificios como el Palacio de la Cancillería de Roma (Bramante, 1481).
El tipo fundamental se desarrollo en Florencia durante el siglo XV y puede ser descripto como un volumen cuadrangular cerrado, centrado en un patio y circundado por 2 o 3 filas superpuestas de arcadas.
Básicamente, el palacio urbano era una sede familiar y con sus dimensiones y su articulación indicaba la posición de la familia en un contexto cívico más vasto. Por ello estaba al mismo tiempo cerrado y en comunicación con el ambiente circundante mediante la geometrización.
03.4. PROGRAMA: LA VILLA
El interés en el carácter de los lugares y en la relación entre un edificio y su entorno hizo de la villa un tema de primordial importancia. El tema del jardín como lugar fantástico y maravilloso, acaso algo mágico y encantado, llevo a eliminar el límite de los recintos y a transformar el jardín en un conjunto de lugares diferentes, diversamente caracterizados conforme con los sentimientos humanos.
Por lo general, la villa suburbana está situada donde se encuentran el mundo público de la ciudad y el mundo natural del jardín y el paisaje. Andrea Palladio, que desarrolló la villa en forma de herradura, tiene una obra muy rica e incluye muchos tipos, particularmente la Villa Rotonda en Vicenza (1551). En esta villa, los espacios subordinados a una planta centralizada están relacionados proporcionalmente a fin de formar un grupo rítmico.