Barcelona

HISTORIA DE LA CIUDAD

Ciutat romana 

Entre los ríos Besòs y Llobregat, en un llano limitado por la cordillera litoral, se ha ido formando la ciudad de Barcelona. La fundación de la Colonia Barcino, fue el núcleo inicial de una urbe que 200 años después alcanzaría los 4000 o 5000 habitantes. Su planta era rectangular y ocupaba una superficie de 12ha, tenía su templo, su teatro, sus palacios, y una zonificación de barrios según las diferentes categorías sociales. Era una ciudad casi abierta ya que en el siglo I, el Imperio goza de buena salud e Hispalis forma parte de la Pax Romana.

Posteriormente, en la mitad del siglo III la gran invasión de tribus francas y germánicas que arrasan las Galias traspasa también los Pirineos y destruye Barcelona. Dominada la invasión la ciudad se reconstruye pero cambiando algunos criterios: se reduce su extensión y se la protege con unas sólidas murallas, que debido a las numerosas torres que las refuerzan, dan a Barcelona un aspecto más de castillo que de ciudad.

Ciutat medieval 

La paulatina disolución de la estructura administrativa romana en la .poca del bajo imperio motivó. una profunda crisis de la vida urbana en Europa. Barcelona entró en un período de decadencia tras el cual devino un simple núcleo rural, caracterizado por tener su recinto bien protegido gracias a la muralla.

Por esa circunstancia, en el periodo de dominación visigoda, la ciudad pudo constituirse en un refugio seguro para jerarquía eclesiástica. A la permanencia de la muralla, o mejor dicho, a la inmutable disposición de sus puertas de acceso, cabe atribuir la persistencia hasta nuestros días de parte de la trama viaria del antiguo castrum romano, y en especial la de sus ejes máximos (cardo y decumanus), que unían entre sí dichas puertas. Hasta el siglo IX no se dieron las circunstancias que pudieran favorecer una recuperación de la ciudad.

Fue en ese momento que tras 8 décadas de dominación musulmana, al ser conquistada por Luis El Piadoso, hijo de Carlomagno, este la convirtió en el baluarte mas avanzado de la marca hispánica. Barcelona pasó a tener entonces una renovada importancia militar, al ser la ciudad mejor fortificada al sur de los Pirineos, y en situación fronteriza con el mundo árabe. Aunque de hecho su desarrollo urbano no se produjo hasta que la consolidación de la organización feudal del territorio hizo posible su expansión agraria y con ello la acumulación de excedentes agrícolas. Esta situación estuvo acompañada de un crecimiento demográfico que desbordó la ciudad mas allá de su perímetro fortificado, dando lugar a lo largo del siglo XI, a la ocupación de las afueras. Allí se formaron unos núcleos urbanos llamados ravals o viles noves estructurados por las vías que partían de la muralla, y estos a su vez actuarían como polos de desarrollo para configurar un nuevo tejido urbano.

A partir de la segunda mitad del siglo XII, la dinámica comercial, favorecida por su buen puerto y su situación de frontera, transformó la organización ciudadana. La estructura gremial de la producción artesanal implicaba que los distintos oficios fueran ejercidos y transmitidos entre los miembros de un número limitado de familias que, al concentrarse a su vez en zonas de la ciudad idóneas para su trabajo, propiciaron una división sectorial urbana vinculada a las actividades productivas dominantes en cada área. Esta relación aún hoy se hace patente en la nomenclatura de muchas de las calles de origen medieval.

Debido al sostenido proceso de urbanización, la mayoría de la población residía fuera del perímetro amurallado por lo que, en 1260, se inició la construcción de una nueva muralla que debía incluir en su interior tanto el núcleo antiguo como las viles noves. Estas obras no llegaron a concluirse protegiendo solamente la parte de La Rambla y el sector de Santa Anna hasta la Porta Nova.

La casa gótica 

El palau o casa noble es uno de los tipos arquitectónicos característicos con que fueron edificados los sectores mas representativos de la Barcelona medieval.

Estas construcciones se derivan de la “sala”, o casa rural no fortificada, que adaptada a las peculiaridades del medio urbano, y con algunas variantes funcionales o estilísticas, fue utilizada hasta finales del siglo XVIII. El Palau gótico aparece adaptado para ser construido en la parcela propia de la ciudad medieval, entre medianeras y profunda, edificándose comúnmente en cuatro alas alrededor de un patio abierto. Las dependencias de planta baja estaban destinadas a albergar los servicios como establos, graneros y bodegas, mientras que la vivienda señorial ocupa la totalidad del piso principal. Sobre la planta noble se disponía, debajo de la cubierta, un último piso destinado a las labores domésticas y al personal de servicio.

01.4 Ciutat preindustrial La estructura de Barcelona estaba muy condicionada por esos entonces por la existencia de un puerto muy activo, respaldo y atractor de una emergente actividad comercial. En consecuencia los edificios civiles importantes a partir del siglo XVII se levantan en la Plaza Palacio (Pla de Palau) junto a la puerta del Mar, (Lonja, Aduana, Palacios, etc.), al tiempo que se trasladan hacia el mar, cerca del puerto, los almacenes de grano y de tejidos, los dos elementos mas importantes del comercio de la ciudad en la .poca. Por otro lado se constata que la nobleza procura vivir, o tener casa para sus estancias en la ciudad en la calle Ancha, mientas que la alta burguesía fija su residencia en La Rambla.

Así pues, mientras el centro civil representativo permanece en le corazón de la ciudad romana muy cerca del centro religioso (Ayuntamiento, Diputación, Palacio Real Mayor), el centro cívico y de animación se ha desplazado hacia La Rambla y hacia la Muralla del Mar.

01.5 La Rambla Hasta el año 1860, en que Barcelona dejó de ser plaza fuerte y pudo empezar a urbanizar su ensanche, la ciudad había tenido que permanecer encerrada dentro de las murallas. En aquel reducido y densamente poblado recinto, La Rambla era la única vía amplia. Colector y distribuidor de circulación, lugar de paseo y reunión, centro del comercio y las diversiones, se convirtió en la mayor atracción de la ciudad. La Rambla fue en su origen un torrente de cuyo nombre árabe ram-la deriva el actual. En el siglo XIII este torrente formaba el límite occidental de la ciudad y a su curso se ciñó la muralla levantada por Jaume I. En los siglos XVI Y XVII las murallas se conservaron intactas, pero el torrente empezó. a tomar forma de calle gracias a la construcción de varios edificios religiosos en El Raval. Con ellos La Rambla se convirtió. en la vía de los conventos. No obstante, La Rambla no fue propiamente una calle hasta que se dio permiso para poder edificar en el lado de la muralla, lo que empezó a realizarse en el año 1704. En 1775 se derribaron buena parte de los muros y a fines de ese siglo se urbanizó la calle. Así, la parte central, mas elevada y sombreada por su arboleda se convirtió en paseo y ámbito de socialización.

Barri de la Barceloneta 

Este proyecto de urbanización fue iniciado en 1753 y es reflejo de la actitud pragmática y desprejuiciada de ingenieros militares. Barrio de pescadores, navegantes y demás oficios marinos, su edificación fue ordenada para alojar a los habitantes del Barrio de La Ribera, cuyas viviendas habían sido derribadas tras el asedio y conquista de Barcelona por Felipe V en 1714. El proyecto constaba de 15 calles rectas e iguales cruzadas ortogonalmente por otras vías que constituían en conjunto un cuadrado perfecto.

Las manzanas alargadas y llamativamente poco profundas, estaban todas orientadas en la misma dirección, con excepción de las que conforman las dos plazas, giradas 90º. Esta disposición favorecía a su vez al control del barrio desde la Ciutadella, fundamental en el dominio artillero que, en par con la fortaleza situada en Montjuïc se ejercía sobre toda la ciudad. El progreso del barrio, acrecentado por la proximidad y desarrollo del puerto, provocó una nueva y acuciante escasez de viviendas.

Ante la cesión de nuevos terrenos para urbanizar, la planta de La Barcelonesa adquiere su forma actual, un triángulo rectángulo. La prohibición de construir por encima del segundo nivel aseguraba el correcto asoleamiento de las edificaciones, pero la presión de los propietarios fue consiguiendo su sucesiva modificación hasta alcanzar 5 niveles, generando la sensación de compresión del espacio público apreciable hoy día. Las viviendas, que ocupaban 8,40 x 8,40 m ya que ocupaban los dos frentes de la manzana (10 varas) también fueron subdivididas en su sentido longitudinal, conformando en la mayoría de los casos lo que hoy se le denomina “quart de pis”, 4 viviendas por cada una de las originales.

L’eixample de Barcelona – El pla Cerdà

Barcelona hasta 1858 era considerada plaza fuerte y estaba sometida a ordenanzas militares que prohibían toda edificación fuera del perímetro amurallado y dentro del alcance de la artillería de la época, unos 2km. A pesar de episodios como la guerra contra Napoleón o la epidemia de cólera a principios del siglo XIX, la ciudad sufrió un fuerte incremento demográfico como consecuencia de la revolución industrial. Esto implicó el agotamiento total de los terrenos existentes dentro del recinto con la consecuente secuela de problemas higiénicos y sanitarios. Esta fue asimismo, la causa de que se produjera un notable desarrollo de los núcleos urbanos del llano barcelonés emplazados a lo largo de los caminos que partían de la ciudad, y de que cobrase cada vez más fuerza el deseo de ocupar el territorio libre que se extendía entre ambos.

El Ayuntamiento con voluntad autogestora convocó en 1859 un concurso para el proyecto del ensanche, aunque fue admitido por el gobierno central de Madrid únicamente con fin consultivo, ya que el proyecto había sido asignado a Ildefons Cerdà. El plan lograba mediante una contundente cuadrícula absorber e integrar a la ciudad los pueblos que la rodeaban, permitiendo unificar también los distintos barrios en una configuración muy homogénea. La red vial estaba formada por una secuencia de calles paralelas al mar y otras perpendiculares a éstas, determinando manzanas cuadradas. Las calles eran particularmente anchas, ya que ninguna tenía un ancho menor a 20m, e incluso algunas llegaban a tener 50m. El conjunto era atravesado por dos amplias avenidas diagonales que transgredían la lógica ortogonal introducida. Los ángulos de las manzanas estaban seccionados formando chaflanes. En dichas manzanas la edificación estaba prevista en dos de sus lados, por lo común opuestos. Varios grupos de manzanas se dejaban libres para instalar parques, y otras convenientemente distribuidas se destinaban a escuelas, iglesias, mercados y otros edificios públicos. En el exterior se proyectaban tres hospitales, un matadero, un cementerio y un gran bosque en las inmediaciones del río Besòs. También se pretendía conectar la trama del ensanche con la abigarrada del barrio gótico mediante tres vías de 20m con ampliaciones en sus extremos y sus cruces. De otras reformas que Cerdà proyectó para la ciudad antigua solo se llevó a cabo la Vía Laietana por haber sido incorporada por Baixeras a su “Proyecto de Reforma de la Ciudad de Barcelona”. Con el paso del tiempo el Plan Cerdà ha sufrido una degradación constante, fundamentalmente a causa de las presiones especulativas de los propietarios de los terrenos, que han hecho desaparecer prácticamente la totalidad de los parques previstos, han reducido el ancho de diversas vías y han cuadruplicado el volumen edificado.

Obertura de la Via Laietana  

El plan Baixeras El “Plan de Reforma Interior de Barcelona” fue presentado por Ángel Baixeras en 1879 al Ayuntamiento de la ciudad que lo aprobó 10 años más tarde. En él se preveía la apertura de tres grandes vías de penetración a través del casco antiguo siguiendo el proyecto de Cerdà con algunas modificaciones. Semejante intervención podría ser considerada Haussmanniana por cuanto forjaba una imagen para la ciudad burguesa al atravesar con nuevos itinerarios la ciudad medieval, que de esta forma quedaba oculta tras las nuevas fachadas. Implicaba también nuevas posibilidades de control de la ciudad, que a menudo pasaba a ser ocupada por fuerzas populares, así como la recuperación especulativa de áreas estratégicamente situadas dentro de la trama urbana.

La apertura de la Vía Laietana en 1907 intentaba comunicar las zonas central y marítima mediante una vía rápida en la que se aglutinase la actividad terciaria. Como resultado de esta política, inédita por esos entonces, apareció una tipología de edificios de oficinas resueltos con explícitas referencias a la Escuela de Chicago.

Urbanització del Parc de la Ciutadella 

En 1715 después de la rendición de Barcelona, tras el asedio de las tropas franco-españolas, Felipe V decretó la construcción de una fortaleza en el barrio de La Ribera capaz de acoger a 8000 soldados. La construcción de una ciudadela con funciones simétricas a la de Montjuïc había sido propuesta muchas veces, pero al realizarse en plena represión borbónica, adquiría un significado de castigo a la ciudad. Con la cesión de estos terrenos en 1869 culminaba el ya viejo anhelo barcelonés de verla desaparecer.

Aunque el Plan Cerdà contemplaba su urbanización, el solar fue entregado a la ciudad con la condición de que se convirtiera en jardín público, y solo se autorizó a construir un porcentaje del mismo a los efectos de solventar los gastos. La propuesta elegida en otro conflictivo concurso fue la de Josep Fontserè, que relacionaba el ámbito del parque con las vías del Ensanche mediante el Passeig de Sant Joan, articulado con una zona de trazado ortogonal mediante un gran mercado, (posteriormente el del Born), que se lo hacía actuar como charnela con la ciudad antigua. En su interior, en una posición baricéntrica, ubicaba un edificio singular de planta cruciforme, el Palacio para la Industria y Bellas Artes, rodeado de un jardín romántico con lago artificial. Las obras se habían iniciado de acuerdo con este plan, pero al ratificarse la idea de celebrar allí una Exposición Universal y decidirse asimismo la conservación de los edificios de la antigua plaza de armas, el plan de Fontserè, que no contemplaba esta situación tuvo que ser sustancialmente modificado.

El proyecto para la Expo, dirigido por Rogent tras la destitución de Fontserè, tuvo por objeto mostrar una capacidad tecnológica catalana en igualdad de condiciones con el de las potencias europeas y además potenciar un lenguaje expresivo autóctono. Así, la puerta simbólica de acceso a la exposición la constituyó el Arc del Triomf, aún conservado, que construido en ladrillo intentaba llevar a su máxima expresión las posibilidades formales y constructivas de este material.

A partir de la clausura de la Exposición se sucedieron diversas actuaciones para completar la configuración del jardín, pero fue una característica común a todas ellas la pobreza conceptual y la pérdida progresiva del sentido de conjunto.

A pesar de la voluntad reiteradamente afirmada de completar el parque como recinto cultural, se pensaba instalar un museo de arqueología y arte antiguo en el viejo arsenal y un jardín zoológico, el interés de la política urbana se desplazó hacia el Montjuïc cuando se decidió celebrar allí una nueva Exposición Universal. A partir de los años ‘80, la rehabilitación del Born, la reinstalación del Parlament, la remodelación del Museo de Zoología, evidencian un cambio de actitud con respecto a la importancia de este espacio público.

Exposición Universal de 1888 y Modernismo 

En la segunda mitad del siglo XIX, Barcelona vivirá un espectacular desarrollo industrial y urbanístico, y por tanto económico, con el crecimiento de la nueva burguesía industrial, que tenía un alto poder adquisitivo e intereses culturales.

Tras el desastre de 1898 y la pérdida de Cuba, volvieron los llamados “indianos” con grandes fortunas, inquietudes culturales y aires de modernidad.

Pero la transformación de la ciudad será, en gran parte, consecuencia de la organización de la Exposición Universal que tendrá lugar en 1888.

La Exposición Universal de 1888 no sólo tendrá consecuencias a nivel urbanístico y arquitectónico, sino que provocará una transformación cultural a través de la Renaixença. Este movimiento literario, que tiene la voluntad de hacer renacer el catalán como lengua y recuperar la historia del país, poco a poco se irá imponiendo como un movimiento cultural con influencia en todas las manifestaciones artísticas, pero con un peso importante en la arquitectura y las artes aplicadas. La nueva burguesía catalana tiene inquietudes, un nuevo sentimiento nacional y necesitan reivindicar su nuevo estatus social. Este nuevo movimiento cultural es lo que llamamos modernismo, que ansiaba transformar la sociedad catalana y convertirla en una sociedad moderna y nacional.

El Modernismo, que quiere romper con las formas del pasado y crear un nuevo arte, es un movimiento ecléctico que tendrá un importante peso en la arquitectura. La arquitectura modernista supuso una renovación de las formas inspiradas en la naturaleza, la utilización de nuevos materiales y un sentimiento nacional. En Cataluña, el Modernismo adquiere una personalidad propia y diferenciada del resto de Europa, con genios como Lluís Domènech i Montaner, Puig i Cadafalch y Antoni Gaudí. Este movimiento cultural impregnó todas las artes y pretendía recuperar la cultura catalana y modernizar el país.

En el resto de manifestaciones artísticas aparecerán personajes tan relevantes como los pintores Santiago Rusiñol y Ramon Casas, los escultores Eusebi Arnau y Josep Llimona, el ebanista Gaspar Homar, el vidriero Lluís Rigalt.

El Plà Jaussely

Con la convocatoria en 1903 del concurso sobre anteproyectos de enlace de la zona del Ensanche con los pueblos agregados, el Ayuntamiento asumía un planeamiento que debía corregir el esquematismo y las limitaciones del Plan Cerdà ante la nueva realidad territorial creada por la reciente incorporación de los municipios vecinos. Se buscaba una solución para establecer las conexiones entre el antiguo núcleo barcelonés y los pueblos agregados, es decir un plano de estructura. Proyecta entonces, una compleja trama de vías diagonales que ponen en relación los principales centros de interés existentes y tres anillos de ronda, que suponen una red de comunicación básica que se superpone sistema de vías de soporte a la edificación, y que enlaza por una parte los pueblos agregados (diagonales), y por otra los diferentes tejidos urbanos entre sí (rondas). También se le da gran importancia al tráfico ferroviario con la construcción de un anillo de unión de todas las líneas que convergían en la ciudad, y la realización de un ferrocarril interior (metro). La intención racionalizadora no reside solo en el esquema estructural sino en el tratamiento que se da a los tejidos urbanos.

La homogeneidad de la trama del ensanche desaparece y en su lugar surgen tantos tipos de tejidos como funciones define el plan. Industria, comercio, y residencia, son las principales que aparecen en este esquema de zonificación.

El Plan Jaussely era un proyecto extraordinariamente costoso e inasequible para la burguesía barcelonesa, por eso no se llevó a cabo en la mayoría de sus previsiones.

Sin embargo el Plan de Enlaces que potencia la idea de una gran ciudad policéntrica, jerarquizada y múltiple, marcó las sucesivas actuaciones urbanas en la ciudad.

Parc de Montjuic i Exposició Internacional de 1929

En el año 1907 las principales sociedades económicas barcelonesas deciden la realización de una segunda Expo. Se estudiaron los posibles emplazamientos y los medios económicos necesarios, y se decidió su realización en 1914 en la montaña de Montjuïc, aún escasamente colonizada. A pesar de haberse iniciado las obras la exposición fue sucesivamente aplazada hasta realizarse finalmente en 1929.

Teniendo como referencia un plano general que seguía fielmente la ortodoxia neoclásica el proyecto fue fraccionado en varios encargos. Puig i Cadafalch proyectaba la sección “General Española” situada en la parte más baja de la montaña, en conexión con la Plaza d’Espanya donde se situaba el acceso monumental, mientras que Domènech y Vega diseñaban la sección de Industrias Eléctricas en la parte alta del recinto, y Font y Sagnier eran los encargados de la urbanización de la vertiente de la montaña orientada al mar, (la zona de Miramar).

Desde el punto de vista arquitectónico aquella Expo ha dejado saldos tan dispares como el aún existente Pueblo Español, un simulacro de pueblo concebido en base a muestras representativas de arquitecturas tradicionales españolas, o el emblemático Pabellón de Alemania de Mies van der Rohe. Desde aquella fecha Montjuïc ha sido objeto de innumerables usos nunca coordinados y muchas veces residuales, hasta ser estructurado definitivamente con la operación del Anillo Olímpico en ocasión de los Juegos del 92.

El Movimiento Moderno y el Plá Macià 

Con el Movimiento Moderno, la idea de la ciudad como un bien colectivo lleva a propuestas utópicas como las del Plan Macià, proyectado en colaboración con Le Corbusier.

Como en otras ciudades europeas habrá que esperar hasta los ’60 para que este modelo se utilice en forma de polígonos de viviendas.

Las escasas intervenciones urbanas se concentran justamente en el problema locativo debido a la alta inmigración obrera. En esa década la ciudad alcanza la escala metropolitana, con no pocas situaciones caóticas y de degradación, escasamente mitigadas por la nueva red de autopistas, regularizada en el plan de 1962. Ya en 1976, en la transición a la democracia, se realiza el Plan General Metropolitano. La llegada a la Alcaldía del equipo socialista y la actuación de Bohigas como asesor en urbanismo, son claves para la transformación efectuada en los ’80. Con una política basada en la reconstrucción de la ciudad existente, se propone una estrategia de intervenciones puntuales llevadas a la escala no del plan sino del proyecto, confiando en su capacidad para regenerar el entorno.

Se trabaja especialmente en zonas degradadas dotándolas de equipamientos y espacios públicos,. Son los Juegos Olímpicos de 1992 los que como corolario de esta política, permitirán dinamizar la renovación urbana y ampliarla de escala.

Barcelona Olímpica 

El plan está estructurado sobre la base de dos grandes operaciones: el Anell Olimpic y la Vila Olímpica. El proyecto del anillo olímpico se ordena en un eje longitudinal que culmina en el Estadio, que conserva parte de la fachada del antiguo edificio construido para la Expo del ‘29. A los lados del eje se disponen, a su izquierda la Piscina Olímpica, y a su derecha se sitúa el Palau Sant Jordi. En el extremo opuesto al estadio se ubica el Palacio de las Telecomunicaciones.

El proyecto de renovación del Poble Nou para dar cabida a la Villa Olímpica es encargado al equipo Bohigas, Mackay, Martorell y Puigdomènech.

La operación elimina de raíz una zona industrial con instalaciones obsoletas y propone la recuperación de la fachada marítima con la construcción de cinco grandes playas, un puerto deportivo, y el Paseo Marítimo de 4km de longitud, e incluyendo 50 ha. de parques urbanos, 2000 viviendas, y zonas comerciales.

La trama viaria se conecta de forma continua con la del Ensanche de Cerdá y las construcciones se alinean a la fachada de las calles principales. En la mayor parte de las zonas se ha adoptado un híbrido entre la manzana de Cerdá y una supermanzana triple, y allí donde las calles intermedias cruzan las supermanzanas se sitúan unos edificios puerta de uso no residencial. El espacio público ocupa en esta propuesta un porcentaje del total del suelo disponible llamativamente alto y dado su muy cuidadoso diseño, altamente calificado.

Proponen además la continuidad del Cinturón del Litoral que forma parte del nuevo anillo viario de la ciudad y que facilita las comunicaciones con el resto de la ciudad sin constituir una barrera a su paso subterráneo por la Villa Olímpica. En los años posteriores a la euforia olímpica se ha seguido una política de renovación urbana mucho mas lenta y centrada en la revalorización del casco antiguo, a través de operaciones de vaciado, sustitución, y creación de enclaves culturales.

ESPACIOS PÚBLICOS: PLAZAS Y MIRADORES

Por su situación geográfica, la ciudad de Barcelona cuenta con una cantidad considerable desde donde contemplarla desde distintos ángulos. 

Más allá de las plazas emblemáticas e históricas de Barcelona, el fenómeno del espacio público en esta ciudad de finales del siglo XX, tanto como origen de piezas de diseño así como generador de ámbitos de libertad e interacción presenta una serie de realizaciones de innegable influencia en diferentes ámbitos culturales, lo que las transforma en piezas de estudio calificadas.

Con la urbanización de la antigua villa de Gràcia nacieron las plazas. Plazas que congregan la vida lúdica y social de “graciencs” y visitantes. Más de una quincena de espacios de sol y sombra que configuran puntos de encuentro e intercambio. En definitiva, espacios de color que aparecen casi por sorpresa entre las callejuelas del barrio.

DATOS DE INTERÉS

Transporte 

Metro http://www.tmb.cat/ca/linies-de-metro 

El Funicular de Montjuïc 

Esta es la forma más cómoda de acceder a Montjuïc. Desde el centro urbano (estación de metro Paral.lel) y en sólo 2 minutos se tiene acceso a lugares como el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), el Poble Espanyol, el Palau Sant Jordi, el Estadio Olímpico, la Universidad de Deportes y la Fundación Joan Miró. La estación de Montjuïc se encuentra junto a la estación base Teleferico y le permite seguir con facilidad hasta las vistas que ofrece el Castillo de Montjuïc en la parte superior de la montaña.

Teleférico de Montjuï 

La estación base es Parc Montjuïc (cerca de la estación del funicular), hay una parada a mitad de camino (estación de Castillo) y termina en el Mirador.

Museos http://www.bcn.cat/museus/diumengestarda/es/