01. MOSCÚ: INTRODUCCIÓN
Moscú - La capital de todas las Rusias. Fundada hacia el 1147 a la manera eslava, en una colina en la desembocadura de los ríos Yáuza y Neglínnaya sobre el río Moscóva de modo de poder fortificarse mejor. En ruso antiguo “kremlin” significa fortaleza.
Evolucionó de modo orgánico y se fue extendiendo siguiendo la topografía.
Círculos concéntricos de sucesivas murallas al estilo ruso antiguo y el estrella do superpuesto de los caminos de entrada al modo occidental, conformaron la estructura de la ciudad cuyo foco central es el Kremlin.
Simboliza en Rusia la tradición asiática en contraposición a San Petersburgo que fue creada como la ventana a Europa por Pedro I el Grande.
Es una ciudad producto de grandes planes superpuestos y proyectada casi en su totalidad por profesionales arquitectos. Planificada a impulsos absolutistas que dieron como resultado una riqueza caótica dentro del orden. Los edificios de Moscú sobresalen todos de entre todos, imponiéndose en su individualidad.
Su estructura urbana es una sobre-imposición del esquema radial de impronta occidental sobre la estructura oriental antigua de anillos concéntricos de murallas.
Durante el experimento comunista se convirtió en la ciudad del proletariado capital de la revolución mundial. Para los rusos y otros pueblos soviéticos significó la Ciudad por excelencia.
En el inconsciente colectivo soviético Moscú era el espacio más cerca en el tiempo de la utopía comunista. En especial en la década del 1930 y luego de la victoria sobre la Alemania nazi, en Rusia y especialmente en Moscú, el comunismo se sentía y visualizaba ya inminente y próximo.
Moscú la ciudad, era el territorio en donde empezaban a manifestarse avanzadas arquitectónicas de ese futuro en el presente. Fue percibida como un lugar físico factible de experimentación extrema, una zona desde la cual se podía jalar hacia el presente sectores enteros y tridimensionales del futuro comunista radiante y difundirlo mediante la propaganda, a los pueblos soviéticos y al mundo, a través del urbanismo y la arquitectura. En este sentido era también la ideal ciudad-manifiesto.
Durante los años de la Guerra Fría, en la segunda mitad del SXX, la ciudad Moscú como tal y la catedral de San Basilio en la Plaza Roja, fueron irresistibles símbolos del reino del Bien o del Mal según las ideologías en pugna en la civilización.
Disuelta la URSS, ha vuelto a desempeñar el antiguo rol en el imaginario ruso, de centro de los centros, capital de la Santa Madre Rusia. Ciudad icono que representa en sí las revelaciones divinas en clave, escritas por el apóstol Juan en el Libro del Apocalipsis. Es el centro político económico y espiritual del país más extenso del planeta.
Millones de rusos aspiran a vivir en ella. Existe en la población urbana la expresión “auténtico moscovita” que refiere a quien tiene en la ciudad su familia con por lo menos tres generaciones, en contraposición a los inmigrados de última hora.
Si algo representa a Moscú, es el poder, en sentido figurado y literal.
En Moscú como en Rusia, lo bello será grande y lo grande será bello.
Una significativa diferencia con las grandes metrópolis occidentales es su gráfica de alturas. Cuanto más al centro los edificios son más bajos fiel a la tradición ortodoxa rusa: “Por encima de Rusia, Moscú. Por encima de Moscú solo el Kremlin, por encima del Kremlin solo el cielo”.