París

EL COMIENZO

Siempre es posible reconocer en un lugar geográfico todas las ventajas, para explicar posteriormente el nacimiento de una ciudad; cuando además se trata de una gran capital, parece obligado insistir en esa predestinación, inscrita de algún modo en la lógica de la historia y de la topografía. Aun así resulta difícil atribuir tal importancia al emplazamiento natural para explicar los orígenes de París bajo su nombre galorromano de Lutecia. Hubo dos elementos preponderantes: el Sena y las islas que interrumpían su curso (siendo la mayor la Isla de la Cité), ofrecían protección y refugio entre los dos brazos de un río bastante fácil de atravesar en este lugar. La importancia estratégica de la vía de paso norte – sur explica que Julio César decidiera hacerse con su control y que de esta forma «inaugurara» en cierto modo la historia de París ( 53 a.C.). No hubiera existido ninguna ciudad galorromana, si previamente no se hubiera desarrollado en su lugar unoppidum galo y una primera implantación, por lo menos semiurbana.  El oppidum galo, se convirtió así en el primer asentamiento urbano de esta nueva provincia de la Galia romana. Los habitantes de la Cité, numerosos y con escaso espacio vital, establecieron de hecho una ciudad doble: una cerrada y fortificada en la isla de la Cité y otra abierta y monumental, más extensa y más rica, en las suaves laderas de la margen izquierda.  A mediados del siglo III se produjeron dos acontecimientos fundamentales para la historia de la ciudad: por un lado, la introducción del cristianismo y, por otro, la destrucción casi total de la ciudad galorromana de la ribera izquierda por las primeras incursiones de los pueblos germánicos, al tiempo que los emperadores romanos volvían la espalda a la Galia y concentraban su interés en sus dominios de Oriente. La consecuencia fue un nuevo repliegue, casi total, en las nueve hectáreas de la isla de la Cité, fortificada con una sólida muralla y densamente ocupada por edificios públicos, una gran basílica civil y las casas particulares. Aislada, limitada a su isla fortificada y reducida a un papel secundario como consecuencia de la inseguridad y de la radical disminución del comercio, París se protegió tanto como pudo de pillajes y destrucciones.

Ya en el siglo V, con el progresivo ascenso de los francos y su conversión al cristianismo, determinaron a la primera designación de París como capital del reino.(2)

LA EXPLOSIÓN DE PARÍS. 

El gran eje.

En el pensamiento medieval de Paris, encontramos la superposición de las ideas italianas de la época con una fuerza y magnitud desconocida hasta ese momento en la propia Italia.

El primer plano ilustra París hacia el 1300, una ciudad amurallada desarrollada en torno al río Sena. El antiguo Palacio del Louvre, fuera de los muros, posee en su origen el carácter de fortificación.

El segundo gráfico revela el París del 1600, con una expansión de sus murallas que responden al crecimiento acelerado de su población. Sobre el este se encuentra la Bastille y un camino arbolado junto a las murallas. Es la primera manifestación de lo que luego será el gran sistema de bulevares parisino. El viejo Louvre, completamente absorbido por el desarrollo de la ciudad,  encuentra en esta época un proceso de reconstrucción, perdiendo su carácter de antigua fortaleza. Por fuera de las nuevas murallas, sobre el oeste el Palacio de las Tuileries, construido por Catalina de Médicis, esposa de Enrique II,  originalmente concebido como una estructura independiente a los nuevos trazados urbanos. Pero al mismo tiempo, hacia el oeste del palacio, la extensión de los jardines de la Tuileries marcado por el diseño riguroso de direccionalidades geométricas, comienza a manifestar una nueva relación entre la ciudad y el paisaje.

El tercer plano (1740) muestra la maduración de la ciudad bajo el reinado de Luis XV.

Aquí el gran concepto de Le Nôtre, extendiendo el eje de los jardines de las Tuileries hacia los verdes Campos Elíseos, marca el inicio de un elemento dominante en el diseño urbano de París. El palacio de las Tuileries ha sido conectado con el Louvre por la Gran Galería, generando, de esta forma, un verdadero eje axial dentro de la ciudad. Además se crean tres nuevos bulevares arbolados al norte del río Sena rodeando la muralla; desarrollados a partir del jardín de las Tuileries.

Los nuevos aires de libertad introducen con la Revolución el diseño de la arquitectura civil en todas las regiones del país y especialmente en París. Las manifestaciones axiales, originarias de los castillos medievales y los palacios barrocos, son tomadas para la con-cepción edilicia, marcando un desarrollo único en la historia constructiva de la ciudad. (Finales del siglo XVIII, principios del siglo XIX).

Las Plazas Reales

Si estudiamos las plazas que, conforme fue progresando el renacimiento, adquirieron la condición de representar el arte civil, puede observarse que constantemente las anchuras y amplitudes de las mismas equivalen a una, dos o tres veces la altura del edificio o el monumento al que dan marco. Esta peculiar proporcionalidad respecto a la altura, encierra un significado específico; cuando se trata de una edificación la altura es más importante que el ancho porque ( en las construcciones más anchas que altas), el observador tiene la posibilidad de desplazarse libremente y de elegir distintos puntos de vista paralelos al objeto arquitectónico. Si la distancia al edificio es tan grande que se le puede abarcar sin forzar la visión ni mover la cabeza, la relación entre la anchura del edificio y la distancia, cobra mucha significación, como en la Place de la Concorde.

Una plaza cuya anchura sea mayor que el triple de la altura de los edificios circundantes, compromete su condición de emplazamiento adecuado para construcciones monumentales. No obstante, la visión de edificios notables a una distancia mayor que tres veces la altura tiene enorme interés, si no en el diseño de la plaza, sí en el de la calle (las perspectivas).(4)

Plazas Reales en Francia

La organización de emplazamientos monumentales en torno a estatuas se inició en tiempos muy tempranos, como prototipo clásico se puede citar el pavimento diseñado por Miguel Ángel para la estatua de Marco Aurelio en el Campidoglio.

Los progresos conseguidos en Francia a partir de los nuevos diseños renacentistas de la Place Dauphine (Enrique IV) de planta triangular y de la festiva Place des Vosges (Enrique IV, 1605), hasta la majestuosidad con que revistió Hardouin Mansart la Place des Victoires (Luis XIV, 1679)  y la Place Vendôme (Luis XIV, 1699), junto con el reconocimiento de la Place de la Concorde (Luis XV), alcanzaron en el diseño de las plazas de Nancy la culminación de esta clase de emplazamientos monumentales. Los comerciantes de París recibieron en 1748 la autorización para erigir una estatua en honor de su rey; esta iniciativa dio paso a un aluvión de diseños civiles de amplias miras que incluso conformó programas urbanísticos de recuperación. Los diseñadores civiles de 1748 estimaron que aliviar la congestión existente en el recinto de las fortificaciones era motivo más que suficiente para considerar la localización de la estatua real muy vinculada a planes ambiciosos de reconstrucción urbana.(5) La gran creación del barroco parisiense es la Place Royale (Place des Vosges), y el inspirador de sus trazados fue el Duque de Sully, que introdujo principios rigurosos en el que se exaltaban las geometrías conceptuales y reales. La obsesión geométrica de Sully se concretó en unas plazas cuya planta se basa en tres figuras básicas: el triángulo, el cuadrado y el círculo. La primera se aplica en la Place Dauphine, la segunda en la Place des Vosges y el tercero en la Place des Victoires.(6)

La Transformación de Paris

La llegada al poder de Napoleón III sobre las ruinas de la Segunda República creó las condiciones necesarias para la aplicación de una política de gran envergadura de trans-formación de París. El propio emperador, heredero de una tradición de grandiosidad, deseaba profundamente hacer de París una gran capital, de talla y prestigio europeos o mundiales, y para ello necesitaba un programa de grandes obras, de embellecimiento y de construcciones monumentales de tipo cultural o económico, cuyo símbolo podría ser el Teatro de la Opera o las primeras Exposiciones Universales.

El poder imperial decidió que todas las decisiones referentes al urbanismo y a los procedimientos de expropiación, alineación, derribo de manzanas insalubres y reconstrucción de los barrios afectados por estas primeras operaciones se tomaran por decreto, sin someter a la consideración de las asambleas parlamentarias ni los proyectos técnicos, ni los presupuestos necesarios para llevarlos a cabo.

Tres elementos permitieron a Napoleón III emprender unas obras de remodelación de París que alcanzaban proporciones desconocidas hasta entonces. El primero fue el conjunto de decretos referentes a las prácticas de expropiación, esbozados por la República y confirmados en 1852 y 1858, decretos que limitaban los derechos de los propietarios y permitían imponer exigencias de estilo, de materiales y de armonización, bastantes nove-dosas en un cuerpo jurídico como el francés, defensor de la propiedad privada. El segundo elemento fue la designación por parte del emperador de un hombre excepcional, el barón Haussmann, que fue nombrado prefecto del Sena en 1853 y permaneció en el cargo con todos los poderes hasta el 5 de enero de 1870. El tercer elemento, y probablemente el más importante, fue que el barón Haussmann pudo aprovechar la riqueza de aquella Francia de mediados del siglo XIX..El barón invirtió en 16 años de ejercicio más de mil millones de francos, la mayor parte de los cuales procedían de créditos y acuerdos con las primeras grandes entidades financieras (Credit Froncier). Haussmann pretendía que su obra fuera multifacética, pero fue ante todo una obra de urbanismo, cuyo principal centro de interés era la red viaria de la capital, siendo los otros dos aspectos – las obras de saneamiento (derribo de las manzanas insalubres, canalizaciones y mejora de la red colectora del alcantarillado) y el embellecimiento de la ciudad (fuentes, jardines, parques y monumentos) – algo así como un producto derivado del primero.

Después de reconstruir un servicio del Plan en París, el prefecto del Sena emprendió un proceso de reordenación del viario de la capital, estructurado en redes sucesivas y coordinadas, de tal forma que ningún barrio de París quedara al margen. El escalonamiento de los créditos disponibles, determinan la separación de la obra haussmanniana en tres redes sucesivas.

La primera afectó principalmente al centro antiguo, el cual perdió el carácter enclave y se abrió a una circulación más fluida, al tiempo que se tomaba la decisión de dejar el mercado central, Les Halles, en su emplazamiento histórico. En esta etapa se superpo-nen las operaciones de aperturas de explanadas en torno a los monumentos públicos (el Hotel-Dieu y Notre-Dame en la Isla de la Cité y el Hotel de Ville, el Louvre y la Torre Saint-Jacques en la orilla derecha del Sena) y la creación de arterias más anchas y rectilíneas, con trazados y accesos completamente nuevos. Para lograr los resultados buscados, Haussmann, escasamente sensible a los datos históricos y arqueológicos, quería «golpear fuerte» y preveía por lo tanto derribos masivos, para acabar no solo con las viejas construcciones de madera y adobe mal conservadas a lo largo de los siglos, sino también con edificios prestigiosos, tan es así que la iglesia de Saint-Germain-l’Auxerrois, en la ribera derecha, y la cúpula del Institut de France, en la orilla izquierda, se salvaron por poco de la demolición.

Cientos de edificios, la mayoría vetustos y muchos de ellos muy antiguos, fueron expropia-dos y casi todos derribados.  Sin embargo, al ser los costos muy elevados, muchas de las operaciones quedaron inconclusas; por otra parte, los retrasos y aplazamientos alteraron en muchos casos el equilibrio de los espacios buscados por Haussmann, como en el caso de la zona de la Opera, donde la plaza y las construcciones secundarias se realizaron antes de tomar la decisión de confiar la obra principal a Garnier.

La Calle de Rivolí, de este a oeste; el Bulevar de Sébastopol, de norte a sur; la Avenida de la Opera, en diagonal para unir la Opera con el Palacio Real, y toda una serie de vías secundarias para estructurar el conjunto y facilitar el acceso al Mercado Central fueron las principales realizaciones en la ribera derecha, al tiempo que comenzaba una vasta reorganización de la red viaria de la orilla izquierda, en el barrio de la Sorbona, con la apertura de la Calle des Ëcoles (las Escuelas); las primeras obras de la Calle Monge y la realineación y ampliación del Bulevar Saint–Germain.

Aparte de esta red en las viejas zonas céntricas, Haussmann preparó un sistema de grandes arterias periféricas, en torno al antiguo núcleo de París, en el lugar de la derribada muralla de los Fermiers Généraux, y sentó las bases para un gran bulevar que rodeara la ciudad, a imagen y semejanza del tren de circunvalación (luego bulevar periférico). De hecho, era preciso reunir entre sí los municipios anexionados de la capital. El mayor esfuerzo se concentró en los distritos del oeste, el VII, el XVI y el XVII, donde se desarrollaron los mejores barrios residenciales, desde Auteuil hasta Passy y desde los Campos Elíseos hasta la Plaine Monceau.

Se trazaron grandes avenidas para unir la plaza del Arco de Triunfo con los nuevos barrios (Neuilly, Ternes, Batignolles), con el Parque Monceau y con las zonas céntricas, siendo el Bulevar Haussmann, por su propio nombre, el símbolo del alcance de la obra emprendida. Además, el barón Haussmann aportó una nueva atención al ambiente y al marco de la vida parisiense. En un texto dedicado a los habitantes de París, Louis Che-valier denunciaba la falta de interés de los parisienses por los árboles. Pero Haussmann no padecía esta fobia; de hecho, siempre intentó acompañar las grandes avenidas con hileras de árboles y parterres, renovó las especies en mal estado y ensanchó las avenidas más grandes, como los Campos Elíseos, para dejar sitio al arbolado. Se preocupó además por el acondicionamiento de parques junto a los barrios nuevos, entre ellos los parques de Monceau, Buttes – Chaumont y Montsouris. Emprendió finalmente una completa renovación del Bois de Boulogne y del Bois de Vincennes, a cuyas obras de-dicó largas páginas en sus Memorias.   Aún cuando dejó que se fragmentaran estos dos grandes bosques con una red de calles y caminos tal vez excesiva y si bien favoreció el establecimiento de hipódromos en sus límites, hay que reconocer que proporcionó a los parisienses dos espacios verdes de casi 1000 hectáreas cada uno, que compensan la falta de espacios verdes en el interior del perímetro urbano.(7)

SIGLO XX

Cuatro etapas de la aglomeración de París

1910: La Belle Epoque: Paris en sus fortificaciones es una ciudad densa, un hervidero de actividades, rodeada de bastas zonas dedicadas a la horticultura, fruticultura, agricultura, que proveen a la capital.(9)

1925: «Plan Voisin»( Le Corbusier).

Proponía la construcción de 18 torres uniformes de 230 metros de altura que hubiera significado la demolición de la mayor parte del París histórico que queda al norte del Sena, con la excepción de unos pocos monumentos, que, en algunos casos hubieran sido trasladados. Aunque la Place Vendôme, que consideraba un símbolo de orden, se hubiera mantenido.

Había reservado los rascacielos que estaban en el centro como oficinas para los cuadros de élite: industriales, científicos y artistas. Estos acogerían entre 400.000 y 600.000 formas de 230 metros de altura que hubiera significado la demolición de la mayor parte del París histórico que queda al norte del Sena, con la excepción de unos pocos monumentos, que, en algunos casos hubieran sido trasladados. Aunque la Place Vendôme, que consideraba un símbolo de orden, se hubiera mantenido.

Había reservado los rascacielos que estaban en el centro como oficinas para los cuadros de élite: industriales, científicos y artistas. Estos acogerían entre 400.000 y 600.000. puestos de trabajo de alto nivel y dejarían libre un 95% del espacio, fuera de esta zona, las áreas residenciales serian de dos tipos: apartamentos de lujo en edificios de seis pisos, dejando un 85% del espacio libre; casas más modestas para los trabajadores que se edificarían en torno a patios y se distribuirían en unatrama de calles regular, dejando  la mitad del espacio libre.(10)

«En nuestros proyectos no debemos perder de vista la Celda humana perfecta, la Celda que mejor satisfaga nuestras necesidades psicológicas y sentimentales. Tenemos que conseguir la casa-máquina que debe ser satisfactoria tanto a nivel práctico como emocional.»

Le Corbusier desarrollo sus principios de urbanismo con mayor amplitud en La Ville Contemporaine (1922) y en La Ville Radieuse (1933).

1935: La guerra y las crisis económicas convulsionan la vida francesa. La capital es un polo de atracción y de empleo hacia el cual convergen los provincianos. La aglomeración absorbe los antiguos burgos y aldeas en el tejido urbanizado. La calidad de los servicios públicos dejan que desear a menudo en la periferia.(11)

1965: Luego de la Segunda Guerra Mundial el territorio comprendido en el círculo de 20 kilómetros de radio se encuentra casi totalmente urbanizado. La aglomeración esta en los límites de congestión. Se elabora el Plan Director de Ordenamiento Territorial y Urbano de la región parisiense.(12)

«Plan» porque los grandes lineamientos del ordenamiento territorial figuraban en él.

«Director» porque dirigía los planes pormenorizados.

Los grandes lineamientos: La creación de cinco ciudades nuevas, ni demasiado cercanas, ni demasiado alejadas de Paris ciudad, que rompían por la importancia de su centro-ciudad el monocentrismo tradicional de la aglomeración parisina.

La modernización de las líneas de transporte colectivo existentes y la creación de una red moderna, de un gran subterráneo: «metro» (RER: red expreso regional) y de una red de autopistas a la vez radial y concéntricas (el Periférico  y la segunda circunvalación). Tres factores fueron decisivos para el éxito de este Plan Director: En primer lugar la alianza de los responsables del ordenamiento territorial con las autoridades electas en la región urbana.

En segundo lugar el dominio del territorio a urbanizar desde el inicio mismo de la acción.

Por ultimo, el más costoso de todos, la infraestructura de los transportes férreos y las autopistas.(13)

Las Ciudades Nuevas (Villes Nouvelles).

Las cinco ciudades nuevas de «Ile-de-France», Cergy-Pontoise, Evry, Marne-la-Vallée, Sait-Quentin-en-Ivelines y Melun Sénart, nacieron del plan regional de ordenamiento y urbanismo (1965) que fijo el principio de crear centros urbanos nuevos situados a una treintena de kilómetros de París sobre dos ejes preferenciales de urbanización paralelos al Sena.

Se le asignaron 3 objetivos:

1.         Reestructurar las periferias y organizar

el desarrollo de la región creando polos de

empleos, de hábitat, de equipamientos y de

servicios.

2.         Disminuir las migraciones alternativas entre los lugares de trabajo y de hábitat.

3.         Constituir verdaderas ciudades y también modelos de ordenamiento territorial y de urbanismo.

Las ciudades nuevas debían así permitir detener el proceso de urbanización en forma de mancha de aceite y descongestionar el centro de la aglomeración parisiense.

Iniciadas a partir de 1969-1973, los objetivos cuantitativos iniciales de 400.000 a 1.000.000 de habitantes por ciudad nueva se redujeron sensiblemente y no sobrepasan actualmente los 200.000 habitantes. Luego de las traducciones erróneas o caricaturescas de la Carta de Atenas, que conduje-ron al eclipse de la noción de escala en la concepción de lo construido como también  en la de los espacios verdes.... las ciudades nuevas reencontraron un cierto número de elementos que habían desaparecido del paisaje urbano de la posguerra: La escala de una manzana, de un barrio, la gerarquización del espacio, el peso relativo de un hueco y de un vacío, el valor de una perspectiva, el tratamiento de una plaza o de una fachada, la lectura de la ciudad, ya no más en función solo de la óptica del urbanista de proyecto masivo, sino atendiendo la visión del peatón, una visión dinámica para quien la ciudad es descubrimiento, creación y aventura.(14)

Si la audacia es un mérito en la planificación urbana, entonces hay que reconocer que el Plan Director de 1965 de París lo tenía. El costo global era enorme: el plan que debía realizarse en doce años, significaba una in-versión en autopistas, en transporte público y en 140.000 viviendas nuevas por año. Solo un país dirigido por una figura con una creencia mesiánica en su propio destino, que estuviera en medio de un «boom» económico sin precedentes, con una tradición secular en intervención pública se lo podría haber planteado. Fue el plan por excelencia.

Los marxistas pueden presentarlo como ejemplo clásico de gran capital manipulado por el Estado en su propio beneficio, sobre todo para conseguir las inversiones necesarias para ase-gurar la reproducción de la fuerza de trabajo; no es pues por casualidad que los modernos estudios urbanos marxistas nacieran en Paris entre los años 65 y 72. Los teóricos del estado consideran que es un ejemplo clásico de im-posición de poder por parte de una burocracia central. El estado central actuó como arbitro por encima del partido y sus representantes democráticamente elegidos.

Durante la preparación del Plan se ignoró gran parte de la maquinaria burocrática existente y se prescindió de sus representantes políticos.

Se consiguió que el proyecto sobreviviera y que, hasta cierto punto se realizara, no sin modificaciones. En 1969, debido a la crisis económica y a los cambios demográficos hubo que rehacer los planes y tres de las ocho Villes Nouvells es desaparecieron, mientras que las otras disminuyeron su tamaño. Esta es quizás la moral de la historia parisina: Como los urbanistas franceses siempre han opinado, los proyectos públicos atraen al sector privado, y de esta manera se consigue que los planes de inversión puedan irse apli-cando. La audacia funciona.(15)

La Défense y el Gran Eje

Baluarte de un nuevo culto (el skyline de los setenta), la Défense, construida bajo el mandato de Georges Pompidou,  ofrece otra nueva lectura: mediante un simple recorrido rectilíneo uno sigue la evolución humana desde el Absolutismo del antiguo régimen (Lo-uvre) hasta la época Revolucionaria (Place de la Concorde, Tuileries); luego, la grandeza del Imperio y del Estado Burgués decimonónico (Campos Elíseos, Arco del Triunfo) para culminar en la nueva ciudad con el silenciamiento paulatino del Estado y el dominio actual de los grandes capitales.

La Défense aparece como el otro extremo de ese gran salón que se inició en el patio del Louvre; la superficie de este barrio tiene, en línea recta con el Gran Eje, una avenida central sólo para peatones, una hilera de plátanos sobre un suelo artificial que replican las arboledas de los Campos Elíseos y el Jardín de las Tuileries, y un subsuelo contenedor de múltiples niveles de estacionamientos, calles, avenidas y vías rápidas.

Cuando el visitante se aproxima desde el Puente de Neully, la Défense se le ofrece como una auténtica vía procesional, el recorrido a pié conduce siempre hacia lo alto; minimizado por la grandeza de los edificios laterales, sólo queda mirar hacia delante y hacia el cielo. Dada esta estructura, el barrio necesitaba un remate digno del otro extremo. Surge un enorme cubo de 110 metros de lado, abierto hacia la gran avenida: el Gran Arco de la Défense.(16)

Símbolos parisienses de fines del milenio

La tecnología alcanzada a mediados de los noventas, concretó algunos de los sueños de la tradición geométrica de la arquitectura francesa. Ya en los años setenta se inició una gran operación propagandística con el fin de recuperar el papel de Paris como centro cultural a escala mundial.  El primer tanto se lo apuntó Pompidou (1969-1974) con el Plateau Beaubourg; Giscard (1974-1981) no consiguió acabar prácticamente ninguna de sus grandes intervenciones; Mitterrand (1981-1988 y 1988-1995) aprovecho las obras ya iniciadas, dándoles un toque personal, marcando su doble septenio presidencial y brindando una nueva imagen al Paris del bicentenario de la Revolución. Entre los -grandes proyectos- realizados bajo el mandato de Miterrand, existen tres que se destacan por sus cualidades de perfección geométrica: la pirámide del nuevo vestíbulo del Gran Louvre, el cubo del Arco de La Défense, y la esfera de La Geoda en la Ciudad de las Ciencias y la Industria. En todos ellos, la voluntad del soberano Mitterrand, tuvo un papel decisivo.

l. M. Peí, autor del proyecto para el Gran Louvre, fue el único arquitecto elegido di-recta y personalmente por el presidente sin concurso alguno. En términos simbólicos, esta figura geométrica satisface enteramente los anhelos presidenciales de dejar, en pleno centro del antiguo palacio de los reyes de Francia, una señal del paso de la izquierda socialista por el poder.

Justo al otro extremo del citado eje monumental, en pleno corazón del nuevo centro internacional de negocios de Paris, se encuentra el segundo de los grandes monumentos geométricos de la era Mitterrand: el Arco de La Défense. Para este proyecto se hicieron montañas de propuestas, pero la solución sólo se encontró tras convocar un concurso internacional que entró en abierta competición con el realizado para la nueva ópera de la Bastilla. El ganador, Johan Otto von Spreckelsen -un arquitecto danés absolutamente desconocido hasta entonces-, acertó con una sabia mezcla de abstracción geométrica y escala monumental.

La tercera figura geométrica perfecta del Paris de los ochenta, La Geoda, tuvo su origen en el concurso giscardiano para La Villette, pero el entonces presidente la eliminó del proyecto de la Ciudad de las Ciencias y la Industria por considerarla, inexplicablemente, «contraria al gusto francés». En el otoño de 1981, por expresa voluntad del recién electo Mitterrand, la esfera no sólo fue reintegrada al proyecto, sino que se decidió adelantar su realización para que sirviera de lanzamiento anticipado de todo el conjunto, lo cual fue todo un éxito.

La pirámide del Louvre, el cubo de La Défense y la esfera de La Villette forman parte de los grandes proyectos de la era Mitterrand.  En todos ellos, la intervención presidencial fue decisiva, bien para seleccionar un proyecto o un arquitecto, bien para recuperar una idea olvidada.

Para celebrar el bicentenario de la Revolución Francesa, París dió un paso más en su ya larga tradición geométrica. Entre sus monumentos se pueden contar la pirámide de la eternidad, el cubo del racionalismo y la esfera de la perfección. (17)

«Los cubos, los conos, las esferas, los cilindros o las pirámides son las grandes formas primarias que la luz revela bien; su imagen es clara tangible, sin ambigüedad.

Por esta razón son formas bellas, las más bellas».

Discusiones contemporáneas

El diseño de 180m propuesto por Herzog y de Meuron para la Triangle Tower ha estado en el centro de la atención durante las últimas semanas después de que el Consejo de todos los partidos aprobó el protocolo de torres para París. Frente a la reciente aprobación, los miembros del Partido Verde dicen que el “colosal” proyecto  “sigue siendo un bloque de oficinas”, según el miembro del partido Yves Contassot. La controversia sobre el edificio de 40 pisos de acero y cristal sin duda era esperada; la capital francesa ha procurado mantenerse por debajo de los 37 m durante los últimos 30 años. La prohibición se puso en marcha en 1977, poco después de la finalización de la Tour Montparnasse (de 210 m de altura), porque los parisinos temían que el centro de la ciudad perdiera su tejido urbano existente a costa de rascacielos similares al de Montparnasse.

Para la mayoría de los parisinos las proporciones exageradas y falta de carácter del  Montparnasse ha dejado una sensación de inquietud para el futuro desarrollo de rascacielos. Muchos ciudadanos no se oponen al desarrollo de gran altura,  sin embargo existen ciertas  preocupaciones: “La  torre de Montparnasse, ha aplastado el hotel des Invalides. El monumento fue construido para ser grandioso. Pero, ¿en qué se ha convertido? En un enano. La torre lo ridiculiza. En este sentido, es que es un ataque a la verdadera belleza de la capital”(diario Le Figaro).

Triangle Tower está ubicado  cerca de la Porte de Versailles, que es el hogar de un gran centro de exposiciones. La Torre Eiffel, de 327 m, todavía dominará el horizonte de Paris. Otro factor a tener en cuenta son los edificios actualmente en construcción en el distrito financiero de La Défense, al oeste de la capital; Lighthouse, Signal and Hermitage y Plaza Towers  son algunos de los rascacielos más altos de Europa.

Los arquitectos Herzog y de Meuron fueron contratados para el proyecto que planea utilizar energía eólica y solar. Su forma “limitaría la sombra a los vecinos”, dijo Jacques Herzog co-arquitecto, continúa, “no hay que pensar en ello como una torre. Es más como una topografía, una ciudad vertical”.

El alcalde de París, Bertrand Delanoë, respalda fuertemente el proyecto que es en su opinión, “un emblema del aura y el dinamismo de París”. Además de la creación de 5.000 puestos de trabajo de acuerdo a los funcionarios locales, la Triangle Tower será de uso mixto, combinando  comercios a nivel de calle, con oficinas, una sala de conferencias y un restaurante panorámico arriba.

Si la Triangle Tower es capaz de superar  toda la burocracia a la que se enfrenta, se re-querirá para su construcción un estimado de 535 millones de euros y tendrá una fecha tentativa de finalización en 2017.

(18)

Bibliografía

(1) Jean Luc Pinol, Un útil para la historia comparada de las ciudades de Francia.

Atlas Histórico de las ciudades Europeas.

(2) Maurice Garden,Del oppidum de los Parisii a la ciudad galorromana de Lutecia.

Atlas histórico de las ciudades europeas.

(3) Emund N. Bacon, Development of Paris.

Desingn of Cities. Pagina 187.

(4) Werner Hegemann y Elbert Peets, Dimensión de las plazas renacentistas. (Cap. 2 pagina 42)

Arte Civil para el Arquitecto.(1922)

(5) Werner Hegemann y Elbert Peets, Plazas Reales en Francia. (Cap. 2 página 67)

Arte Civil para el Arquitecto.(1922)

(6) Fernández Galiano, Los nuevos edificios rituales.

AA.VV 17, 1989.

(7) Maurice Garden, La apuesta de Haussmann: remodelar París.

Atlas histórico de las ciudades europeas.

(8) Jackie Poitevin, ¿Un siglo de crecimiento urbano de Buenos Aires Y París?

Revista Ambiente Nº 54, mayo 1987. CEPA, La Plata.

Argentina.

(9) Jackie Poitevin, ¿Un siglo de crecimiento urbano de Buenos Aires Y París?

Revista Ambiente Nº 54, mayo 1987. CEPA, La Plata.

Argentina.

(10) Peter Hall, Ciudades del mañana.

Capítulo 7, La ciudad de las torres.

(11) Jackie Poitevin,¿Un siglo de crecimiento urbano de Buenos Aires Y París?

Revista Ambiente Nº 54, mayo 1987. CEPA, La Plata.

Argentina.

(12) Jackie Poitevin, ¿Un siglo de crecimiento urbano de Buenos Aires Y París?

Revista Ambiente Nº 54, mayo 1987. CEPA, La Plata.

Argentina.

(13) Paul Delouvier, El Primer Plan Director de la región parisiense.

Revista Ambiente Nº 54, mayo 1987. CEPA, La Plata, Argentina.

(14) Michel Dresch, Las ciudades nuevas del nacimiento a la edad adulta.

Revista Ambiente Nº 54, mayo 1987. CEPA, La Plata, Argentina.

(Reflejo del pensamiento urbano del momento)

(15) Peter Hall, Ciudades del mañana.

Capítulo 9, La ciudad en la autopista.

(16) Fernández Galiano, Los nuevos edificios rituales.

AA.VV 17, 1989.

(17) Ficha Grupo de Viaje, Gen 90.

(18) Fuente: http://www.archdaily.com/125099/herzog-de-meurons-triangle-tower-design-raises-eyebrows-

in-paris/ The Telegraph (5 de abril de 2011)

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