Córdoba es el resultado de un proceso milenario de superposición de capas sucesivas donde se pueden leer las huellas de cada periodo, reflejo de civilizaciones pasadas que se refleja de una manera evidente en la formología y tectónica urbana.
La ocupación de la zona donde se encuentra Córdoba se remonta al final de la Edad de Bronce, y se afianza con un asentamiento estable a partir del siglo X a.C. Pero se afianzó con la llegada de los fenicios y griegos a la península gracias a la navegabilidad del río Guadalquivir. Tras la II Guerra Púnica (219 a. C.) los ejércitos romanos llegan a la Península Ibérica. Corduba, fiel aliada de los cartagineses, fue tomada por Lucio Marcio en 206 a. C. estableciendo un castellum o praesidium, iniciándose así una de las épocas de esplendor de la ciudad.
La fundación de la ciudad romana se atribuye a Claudio Marcelo en el año 169-168 a. C. ó 152-151 a. C. En un principio la administración romana dividió Hispania en dos provincias siendo Corduba la capital de la “Hispania Ulterior Baetica”.
La topografía del terreno obligó a que el trazado rectangular (basado en el centuriato) característico de las ciudades romanas se alterase en Córdoba, dando lugar a un polígono irregular aproximadamente hexagonal.
Con la llegada al poder del primer emperador, Augusto, se produce la reorganización administrativa de la península en el año 27 a. C., manteniendo Corduba la capitalidad de la “Hispania Ulterior Baetica”.
Este nuevo e importante papel dentro del mundo romano conlleva la ampliación de la ciudad, extendiéndose hasta la ribera del río e incrementando su extensión. La ciudad adquiere el rango de Colonia Patricia, lo que implica que depende directamente del Senado Romano. Este periodo se caracterizó por la construcción de nuevos equipamientos y monumentos (acueductos, cloacas, foro, templos…).
En la época de Augusto y el final del s. III d. C. Corduba alcanza a su máximo florecimiento, que llegó a contar con tantos edificios lúdicos como la propia Roma, proporcionando al mundo latino grandes filósofos como Lucio Anneo Séneca, oradores como Marco Anneo Séneca y poetas como Lucano.
Entre los siglos IV y VI se produce la desintegración del imperio y la ciudad se va cristianizando, entrando esta en una profunda crisis.
Córdoba como terreno fronterizo entre la provincia bizantina y el reino visigodo fue saqueada en el s. V por vándalos y suevos.
Con la integración en el imperio islámico, Córdoba recupera poco a poco su esplendor, convirtiéndose en la sede del emirato de al-Andalus dependiente de los califas omeyas de Damasco (711-756).
En el año 756 Abd al-Rahman I, príncipe omeya exiliado en occidente, declara un nuevo emirato independiente de Bagdad (independencia administrativa y política pero no religiosa) y en el año 929, Abd al-Rahman III declara el Califato Independiente de al-Andalus dando lugar a la gran expansión de la Córdoba islámica. La ciudad crece hacia el este conformándose el gran arrabal
de la Axerquía. Este es el momento de máximo esplendor de la ciudad convirtiéndose en una de las mayores ciudades de la tierra en la época. Según fuentes árabes, durante su califato la ciudad alcanzó el millón de habitantes, y llegó a tener mil seiscientas mezquitas, trescientas mil viviendas, ochenta mil tiendas, innumerables baños públicos y la biblioteca más importante del mundo con 400.000 volúmenes.
La desintegración del califato se produjo entre los años 1010 y 1013. La ciudad a partir de ese momento vuelve a entrar en un periodo de decadencia, reduciéndose su población a la superficie de la Medina y a los arrabales. La taifa cordobesa, la subordinación al reino de Sevilla, la dominación almorávide (1091-1147) y la almohade (1147-1236), son el reflejo del retroceso del Islam peninsular frente a los reinos cristianos del norte, que desembocará en la conquista de la ciudad en 1236 por Fernando III el Santo.
El cambio más significativo tras la repoblación cristiana es la implantación de numerosas iglesias y conventos, que ocuparán la franja de terreno, vacía por motivos defensivos, colindante a la muralla de la Medina en su lado este. La ciudad se estructura en collaciones o barrios vinculados a cada templo Los siglos siguientes se caracterizan por la fragmentación social; los judíos quedan aislados en la judería (entre la Puerta de Almodóvar y la Mezquita) y los mudéjares serían, a finales del siglo XV, confinados en la actual calle Morería.
Este periodo se caracteriza por la apertura gradual de importantes espacios públicos, que no estaban presentes en el urbanismo musulmán, asociados a los edificios más relevantes: la Plaza del Potro, auténtico eje económico de la ciudad durante la Baja Edad Media, o la Plaza de la Corredera, vacío urbano único en Andalucía realizado a finales del XVII por el arquitecto Antonio Ramos y Valdés, siguiendo el modelo de las plazas mayores porticadas castellanas.
A principios del siglo XIX Córdoba tenía unos 40.000 habitantes y era una ciudad económicamente muy precaria. La llegada del ferrocarril y la construcción de la estación se convierten en la puerta principal de la ciudad, símbolo de progreso y modernidad. Una de las manifestaciones de este deseo de progreso es la creación de nuevos espacios para el ocio en el perímetro inmediato de la ciudad amurallada.
Las décadas posteriores se caracterizaron por un fuerte movimiento desarrollista y Córdoba se presenta como elemento articulador del territorio en el eje del Guadalquivir entre el sur y el centro y norte de España, como centro logístico de Andalucía. En este aspecto el potencial del tren de alta velocidad juega un papel determinante y su declaración en 1994 como ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Fruto de un concurso internacional convocado por la Junta de Andalucía en colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba del que resultó ganadora la propuesta del arquitecto Juan Cuenca, se procedió a remodelar el último tramo del eje urbano norte-sur. Este eje pretendía conectar el centro comercial de la ciudad con los nuevos equipamientos que se desarrollan en la margen izquierda del Guadalquivir, el centro de Congresos de Rem Koolhaas (cancelada su construcción por inviabilidad), el Centro de Arte Contemporáneo de Nieto y Sobejano, la recuperación de los molinos, como el de Martos, obra de Juan Navarro Baldeweg, y el futuro Museo de Bellas Artes, previsto junto a la Torre de la Calahorra.
GRUPO CIUDADES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD. “La evolución urbana de Córdoba”. 2011
LOMA RUBIO, M.; VALVERDE FENÁNDEZ, E.; SEQUEIROS FUMAR, C., 2000, La significación de las Plazas en la Evolución Histórica de la Trama urbana de la Ciudad de Córdoba. Arbor CLXVI. Consejo superior de Investigaciones Científicas. Madrid.
AYUNTAMIENTO DE CÓRDOBA Y FUNDACIÓN LA CAIXA, 1997, Actas del congreso: Córdoba en la Historia: La Construcción de la Urbe. (Córdoba, 20 a 23 de Mayo de 1997), GARCÍA VERDUGO, F. (coord.); ACOSTA RAMIREZ, F.
(coord.).
VENTURA, J. M., 2004, Historia Ilustrada de Córdoba.
Almuzara, Córdoba.
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Junto a la Mezquita, es el barrio más antiguo que se conserva. Su aspecto es el de la Córdoba del Islam: patios de flores y calles estrechas. Allí se encuentra una de las pocas sinagogas conservadas sin alteraciones, a pesar de transformarse en iglesia luego de la expulsión de los judíos.
COR-102 BARRIO LA JUDERÍA
37.880582, -4.781402
Ruta N432, desde Córdoba a Granada
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Desde Granada a Córdoba, ésta Ruta es toda una aventura del espíritu: de Córdoba a Granada, dos vuelcos de la historia, dos momentos irrepetibles, dos siglos de oro. Entre ambos polos bascula el fabuloso legado cultural, religioso, político y social que supuso la estancia de los musulmanes en la Península. Córdoba, el apogeo, el brillo cegador que hizo palidecer a las demás ciudades de Occidente. Granada, el refinado manierismo terminal de toda una civilización puesta en jaque.
La Ruta del Califato une dos grandes llanadas, dos depresiones geográficas: la depresión del Guadalquivir y la granadina, a través de los retorcidos eslabones de las sierras Subbéticas abiertas por cuencas y valles fluviales. Al mismo tiempo, ambas depresiones s e hallan cercadas, en la lontananza de Córdoba o Granada, por sendos collares de sierras: Sierra Morena, algo amansada en torno a Córdoba; Sierra Nevada, súbitamente embravecida, respaldando Granada. Un cuadro de contrastes sutiles, armonizados por toda una trama de matices.
En los aproximadamente 180 km. que dista Córdoba de Granada, la ruta pasa de los apenas 106 m. de altitud de la capital cordobesa a la cota de 684 m. en que se sitúa Granada.
Los estribos de Sierra Morena que arropan a Córdoba son suaves y acogedores, como un jardín asilvestrado. Córdoba fue levantada en el fondo mismo del Valle del Guadalquivir, aprovechando un meandro del río: precisamente en el lugar donde mas fácilmente se puede salvar su cauce y cruzar de orilla, siguiendo el camino que, desde Despeñaperros, se venia ciñendo a la margen derecha.
La faja que se extiende entre Córdoba y las Sierras Subbéticas es una amplia superficie cultivada desde tiempos remotos. La campiña baja está ocupada sobre todo por tierras de sembradura, con cereales y girasol. En la campiña alta predomina el olivar, que llega a constituirse en monocultivo. En la campiña del sur cordobés la vía alcanza también una presencia notable, combinada con el olivar. Las huertas proliferan en valles y vegas. La agricultura extensiva de Córdoba y Jaén contrasta con las explotaciones intensivas de Granada, basadas en el regadío y orientadas a los cultivos comerciales, como frutales, productos hortícolas, tabaco, remolacha, chopos.
ruta atraviesa un territorio plagado de parajes y rincones de gran valor natural y ecológico. En primer lugar, la serie de lagunas dispersas por la campiña del sur de Córdoba, interesante conjunto de reservas protegidas que dan refugio a una multitud de aves acuáticas. En el centro de la ruta destaca el parque natural de las Sierras Subbéticas, mas de 30.000 has. con espectaculares formaciones geológicas y una valiosa cubierta vegetal. Otra reserva lacustre, el Salobral, se localiza a las puertas de Jaén, ante las sierras que conducen a la Vega de Granada. En uno de sus costados se encuentra el parque natural de la Sierra de Huétor, de unas 12.000 has., un bloque calcáreo de compleja orografía. Mas allá. de la meta de la ruta se eleva Sierra Nevada, parque natural cuya riqueza ecológica le llevó a ser declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
COR-102 RUTA DE LOS OLIVOS