JACOBSEN

Kay Fisker, es quien comienza a introducir la Arquitectura Moderna, respetando de manera neoem-pirista elementos de la tradición arquitectónica danesa referente a los materiales (ladrillo y madera); inclinación de los tejados y la articulación entre paisaje y arquitectura.

La Nueva Universidad de Aarhus (1933) cons-tituye un ejemplo de su obra en la década del 30.

ARNE JACOBSEN,  pertenece a la generación sucesiva a la de Fisker, y constituye uno de los ejemplos más paradigmáticos de esta arquitectura que desarrolla los principios formales e industriales más radicales del Movimiento Moderno,  pero donde la modernidad se desarrolla en relación equilibrada con la tradición local. Su formación inicial se enmarca dentro del estilo del clasicismo nórdico, cuyo máximo exponente es el sueco Eric Gunnar Asplund, quien fue de gran influencia en la obra de Jacobsen, al igual que Kaare Klint en lo que a diseño mobiliario se refiere. Las primeras obras de Jacobsen (1927), se movían próximas al mundo de la tradición: volúmenes puros; cubiertas a dos aguas; y fachadas de ladrillo con hiladas de distinto color. En el debate contemporáneo de ese entonces se  confrontaba la idea de entender la arquitectura basada en el pasado, en  la referencia, y la idea de la aparición de una nueva estética. En este  ambiente, simultáneamente con la incorporación de la lógica de la industrialización por parte de la Bauhaus, es que se producen las primeras obras de Jacobsen y Aalto de quien es contemporáneo, lo que explica la evolución en la obra de Jacobsen desde una estética romántico-nacional hacia la incorporación de sistemas de producción industrial. En 1933 Arne Jacobsen escribía un artículo en el que defendía la «Arquitectura Funcional». A partir de acá surgen obras como los ayuntamientos de Aarhus (1937 -1942) y de Sollerod (1939 - 1942) con  F. Moller, donde se produce una aproximación a las propuestas del sueco  Erik Asplund como el Ayuntamiento de Göteborg. Sin duda las visitas anuales a Asplund, junto con el hecho de que la Segunda Guerra Mundial le obligó a remitirse a propuestas compatibles con el sistema tradicional de construcción, signaron su obra, próxima a la tradición local.

Jacobsen desarrolló de igual forma el diseño del espacio interior, donde el espíritu de la Bauhaus y de Breuer es notorio. El diseño de elementos tales como escaleras y puertas, y de objetos como sillas y ceniceros lo consagró definitivamente. A veces diseña mobiliario para un espacio concreto como la silla Hormiga de tres patas de la cantina de la Fábrica de insulina Novo, y otras un ambiente para unos muebles determinados, como el caso de las viviendas prefabricadas. Aplicar el sistema de pro-ducción industrial al mundo de la arquitectura  era el siguiente paso a seguir. La prefabricación y la vinculación a la  estética de Mies es fundamental: Saarinen o SOM (donde la referencia tipológica a los rascacielos norteamericanos es clara) son referencias obligadas. Jacobsen las importa a Dinamarca, pero con aquella identidad danesa defendida por Abilgaard, y las adapta al sistema tradicional y artesanal de su país. El edificio Jespersen, las viviendas de Ornegardsverj, las del Hansaviertel en Berlín, el St. Catherine College de Oxford, el Banco Nacional en Copenhague, el Royal Hotel o el hotel SAS, constituyen símbolos de la modernidad tradicional. Dentro de la arquitectura escolar, que se desarrolla fuertemente en Dinamarca se pueden citar: La escuela Elemental Munkergards, en Gentofte, cerca de Copenhage.

Con el paso del tiempo entonces, en la obra de Jacobsen  perderá peso la tradición en aras de lenguajes y tipologías más modernas e internacionales.