El Museo Nacional y la Estación de Trenes de Helsinki fueron de los más vastos proyectos gubernamentales que se llevaron a cabo a comienzos del siglo. Los dos edificios causaron discrepancia entre los arquitectos. El departamento de líneas tranviarias pretendió conceder el proyecto desde la esfera pública, pero protestas de los arquitectos y un debate acerca del planteamiento de la Plaza de Trenes, que fuera encendido por un concurso organizado en 1902 por el Akkitehiklubi (Club de Arquitectos), resultaron en un concurso público para la Estación
La Estación Central de Trenes de Helsinki marcá la transición de Saarinen del estilo romántico nacionalista hacia uno más racional, donde pueden reconocerse elementos de la Secesión Vienesa así como del art nouveau. Destacan el revestimiento en granito rojizo finés, así como la gran torre del reloj y los dos pares de estatuas que sostienen lámparas esféricas flanqueando la entrada.