El estado encargó a Robert Smirke, arquitecto neoclásico, la construcción de un nuevo museo público. El proyecto se inició con la espléndida biblioteca, de 90 m de largo y un gran patio central concebido como espacio público, mas tarde se construiría en el centro del mismo una torre cilíndrica abovedada para albergar la sala de lectura.
Con el tiempo las sucesivas ampliaciones del almacén de libros fueron invadiendo el espacio del patio, desapareciendo progresivamente las ideas proyectadas sobre el mismo.