Casi como un “hilo tensado” que da cuerpo al intenso diálogo entre ambas márgenes del Támesis, donde la chimenea del Tate Modern y la Catedral de San Pablo se yerguen balizando la ciudad, surge el soberbio puente peatonal ideado por Norman Foster y el escultor Anthony Caro. Foster concibió su obra como un vínculo entre pasado y presente, entre la histórica catedral de San Pablo y la galería de arte Moderno Tate Modern. El puente de 320 metros de largo es elogiado por los expertos por su ligereza y originalidad, donde lo novedoso de la construcción radica en jactarse de cruzar el Támesis sin apoyos verticales, como si estuviera suspendido en el aire, mantenido sólo por ocho cables horizontales, a modo de tirantes, que soportan su estructura desde las márgenes del río