El conjunto de edificios que constituyen hoy el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid y la Biblioteca Joaquín Leguina, eran el antiguo complejo de la Fábrica de Cervezas El Águila, cuya construcción abarcó desde el 1900 al 1914, fundada por Augusto Comas y Blanco de la S.A. El Águila, y que ocupó la mitad de la manzana actual. El proyecto original estaba constituido por diez edificios y sus calles, sobre un solar de 8.000 m².
A mediados de los años 80 se abandona su función industrial por completo. Luego en 1990 se considera el valor histórico y representativo del edificio, incorporando “La antigua fábrica de cerveza El Águila” como “Bien de Interés Cultural”, protegiendo determinadas maquinarias y edificios que estuvieron a punto de desaparecer.
En 1994 la Dirección General de Patrimonio Cultural convoca el concurso de ideas para la realización de un centro de expresión artística en El Águila, en el que Emilio Tuñón Álvarez y Luis Moreno Mansilla se proclamaron ganadores. Con el cambio de legislatura, la administración pública decide que finalmente sería la nueva Biblioteca Regional y el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid lo que ocupase el edificio.
El Archivo y la Biblioteca forman un Centro documental cuyos objetivos son la conservación, custodia y difusión del patrimonio histórico documental. El Archivo Regional, con una superficie de 30.000 m², se organiza en tres módulos: ingresos, depósitos (con una capacidad de 100 km de estanterías) y atención al público. La Biblioteca Regional, con una superficie de 10.000 m², resuelve un programa diversificado de biblioteca multimedia rehabilitando los diferentes espacios industriales; los silos que en el pasado almacenaban el grano, guardan hoy los libros editados en la Comunidad de Madrid y numerosa documentación histórica de gran interés.
Ambos complejos tan diferentes funcionalmente, aunque están separados físicamente por la calle central con las vías, no fragmentan la idea de unidad original del conjunto de la industria, integrándose entre sí y con el todo. A su vez, se produce un diálogo continuo entre la edificación moderna y antigua en el edificio, que enriquece por igual a ambas. El carácter macizo y denso de la vieja fábrica contrasta con la ligereza de los materiales y el uso extensivo del vidrio.
Archivo Regional: https://goo.gl/Nt5FQy
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