Sanatorio Antituberculoso de Paimio

Alvar AALTO
  • Dirección: Alvar Aalontie 260
  • Fechas inicio-fin: 1928-1933
  • Programas: HOSPITAL
  • Sitio web: http://www.alvaraalto.fi/net/paimio/paimio.html
  • Información útil: Lunes a Domingo 10:00 a 14:00 Entrada libre Llamar a recepción [21]809111 o al ayuntamiento [21]804511

Tras la guerra civil de Finlandia, desencadenada por el proceso de independencia de Rusia en 1918, el país quedó inmerso en una epidemia de tuberculosis cuya única cura conocida en aquel momento era el reposo en una zona de aire puro y soleada. Esta situación conllevó la construcción de sanatorios por todo el país; en las provincias del sur-oeste, varias localidades decidieron unir esfuerzos y buscar una ubicación conjunta para construir un gran sanatorio cuyo proyecto salió a concurso en 1929. El emplazamiento elegido fue una pequeña colina rodeada de bosques de pino cerca de la municipalidad de Paimio, un lugar tranquilo que permitía la construcción del sanatorio y las viviendas de los médicos y trabajadores a su alrededor.

Del total de 13 propuestas presentadas al concurso, el proyecto de Aalto resultó ganador  con una propuesta que apostaba por un diseño basado en las tendencias modernistas marcadas por Le Corbusier: ventanas corridas, terraza en cubierta, estética austera y una concepción del edificio como “instrumento para sanar”. El proyecto presta especial atención a las habitaciones de los enfermos que se sitúan en el ala sur del complejo: 6 plantas de habitaciones dobles con acceso directo a amplias terrazas soleadas. El mobiliario y acabados interiores fueron diseñados especialmente por el equipo formado por Aino y Alvar Aalto, entre ellos la característica silla Paimio que hoy en día todavía es producida por Artek. Fue el proyecto ideal para demostrar los principios del Funcionalismo con el modelo de edificio conocido como «terrasenbau»,  proyectado en torno a grandes terrazas al sur, donde los pacientes eran  llevados en sus propias cama.

La idea primitiva de Aalto para el proyecto consistía en la perfecta unión de las zonas de trabajo y las de  reposo. La célula módulo del plan es la habitación de los enfermos, así las habitaciones y espacios similares se agrupan formando un ala, y las alas se unen unas con otras por la parte central del edificio, que reúne las funciones comunes como  escaleras, ascensores, etc. El proyecto incluye además dos bloques de viviendas, independientes del edificio principal, con residencias para los médicos y empleados. La zonificación funcional aportó la racionalización al diseño, pero el proyecto está signado también por una cuidada composición entre elementos visuales y espaciales, y especial cuidado por el confort de los pacientes.

Debido a que los pacientes permanecían mucho tiempo tumbados en su habitación, se presta especial atención a los detalles: el suelo se oscurece y se ilumina de forma indirecta para relajar la visión del enfermo, el armario se eleva para permitir la limpieza del suelo y el lavamanos se diseña de forma que reduce el sonido del agua al caer. Unas ventanas especiales aseguran la ventilación sin provocar corrientes de aire. La iluminación restante de la habitación se produce  a espaldas del paciente, las paredes están decoradas con colores suaves y neutros, en tanto que el techo es algo más oscuro, lo que causa un efecto sedante en el enfermo echado. Finalmente, la disposición acústica de las paredes del corredor amortigua los ruidos que comúnmente se oyen en un hospital. Todo esto sin descuidar el principio de que «el exterior debe corresponder fielmente al interior», logrando una expresión transparente de la organización interna. Además se proyectan varios recorridos de paseo en el exterior y una serie de servicios comunes como comedor, capilla y salas de lectura.

El complejo se amplía en la década de 1950 con una zona de cirugía, pero pronto quedaría en desuso debido al avance de los medicamentos antituberculosos. El Sanatorio estuvo en funcionamiento hasta la década de 1960 cuando pasó a formar parte del Hospital Universitario de Turku. Actualmente el complejo funciona como centro de investigación y geriátrico y está abierto al público para visitas. (http://www.visitarq.com/proyectos/sanatorio_paimio citado en guía 2015)

El sanatorio fue ampliamente publicado, estableciendo la reputación internacional de Aalto. Paimio estaba suficientemente cercano a los principios y cánones estéticos del Modernismo como para ser conocido como uno de sus mayores logros. El total compromiso de Aalto con el diseño funcional genuino, meticuloso, que reúne factores psicológicos y sociales así como técnicos, y la resistencia a aceptar la racionalidad de las líneas estructurales y el proyecto libre, y cualquier intento de codificación estilística, son las bases para su rechazo del Funcionalismo con «F» mayúscula, como parte de un «frente formalista que se opone a una visión racional de la vida y del arte».