Situado en una zona residencial de la ciudad, el MUBE fue inicialmente pensado para ser un museo de escultura y ecología que se relacionase con las actividades culturales del vecino Museo de Imagen y Sonido. Se decidió que su destino sería dar cuenta del paisaje, espejos de agua, grandes arboledas, flores nativas, proyectada por el paisajista Roberto Burle Marx, un ejemplo del jardín brasilero y del acervo de esculturas de la ciudad, documentado y administrado a partir de este lugar. De esta manera, se pensó desarrollar un proyecto cultural amplio existente en la ciudad y organizar oportunas exposiciones temporales en el recinto del propio museo.
El museo de esculturas fue concebido como un jardín, con una sombra y un teatro al aire libre, rebajado en el terreno. El edificio principal, no aparece a cielo abierto, a no ser por una cubierta, lugar de abrigo simbólico sobre el jardín, punto de referencia y parámetro de escala entre las esculturas y el observador.
Ese simple abrigo, como un zaguán o portal, está proyectado con 12 metros de ancho y 60 metros de largo. El museo propiamente dicho, debido al aprovechamiento de las diferencias de nivel existentes a lo largo de los límites del terreno, está proyectado como un falso subsuelo que volviendo hacia el interior redibuja el lote hacia la superficie.
Fuente: PlataformaArquitectura
https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/02-1367/plataforma-en-viaje-sao-paulo-parte-2