Plaza Independencia

José Maria Reyes, Carlos Zucchi, Bernardo Poncini, Charles Thays
  • Dirección: PLZA INDEPENDENCIA, 18 DE JULIO, JUNCAL
  • Fechas inicio-fin: 1836-1905
  • Programas: PLAZA
  • Información útil: 1836 (creación); 1837 (concepción espacial); 1860 (sistematización de fachadas), 1905 (diseño)

Tomado de: Alemán, L., Rey, W. Plaza Independencia. IHA FARQ  UdelaR, 2010.

Plaza Independencia: ejes de un espacio proteico

La arquitectura y los espacios de la ciudad son siempre productos en proceso, resultado de diversos actores y acciones superpuestas en el tiempo, aun cuando pueda reconocerse en ellos el peso de un modelo dominante o hegemónico. En este sentido, y como ocurre con las obras del arte y la literatura, se ven enriquecidos en función de los acontecimientos que nutren su historia, en razón de los símbolos que se fortalecen en el imaginario colectivo —y se asocian a la percepción física y estructurante de estos espacios—, así como por diversas lecturas críticas que pueden responder o no al estado de la teoría arquitectónica en distintos presentes históricos, pero que siempre agregan espesor cultural. La plaza Independencia de Montevideo es también, en tanto recinto urbano, el producto de variados modelos de referencia, así como de la actividad de múltiples técnicos preocupados por proyectos e intereses diferentes que, sin embargo, a menudo pudieron fundarse en propósitos convergentes. Estos ámbitos con fuerte vocación de representación y simbolización no son, por tanto, el resultado de un discurso único, homogéneo y sostenido en el tiempo; son espacios complejos donde se registran acciones plurales, diferentes y hasta contradictorias. Bajo esta línea interpretativa, la plaza debería leerse hoy como un palimpsesto de ideas y propuestas diversas que han podido surgir —al menos en algunos casos— por propósitos relativamente comunes. Es por esto, precisamente, que un abordaje de carácter proyectual exige siempre develar incógnitas y misterios que se manifiestan en aspectos sólo explicables en su devenir histórico. La Historia es siempre una herramienta eficaz para encontrar respuestas a esos problemas, al tiempo que ayuda a identificar, resolver y justificar la lógica de nuevas y posibles propuestas.

 La plaza como proyecto nacional

En cierto modo, puede afirmarse que la historia de la plaza Independencia está marcada por las sucesivas ideas o proyectos de nación —con sus estereotipos de representación correspondientes— que tuvieron lugar en Uruguay desde la primera mitad del siglo XIX hasta hoy. Asimismo, ésta ha sido acompañada —desde la génesis de los primeros proyectos— por una vocación sostenida de modernidad que ha exigido sistemáticos ajustes —planimétricos, edilicios, artísticos y paisajísticos—, a los efectos de acompasar las exigencias de variados presentes. Por esto, una lectura detenida de su espacio actual exige comprender la dinámica de todas las transformaciones operadas, ya sea desde un marco político-cultural como desde las variantes específicas de las doctrinas en juego. En este sentido, su concepción como recinto urbano estuvo en principio fuertemente asociada a la celebración de un nuevo tiempo institucional, así como a dar cierre al período de la colonia, a través de una mirada urbana alternativa que exigía variantes en los límites de contención de la antigua ciudad. Se trataba, sin duda, de un intento de quiebre o ruptura con un pasado que se despreciaba, aun en el marco de las contradicciones propias de nuestro proceso independentista1. Tanto el decreto de demolición de las fortificaciones de tierra, establecido por decisión de la Asamblea Constituyente2, como el trazado de ampliación de la ciudad3 son elementos vinculantes y decisivos en el proyecto inicial de la plaza: precisamente, es la conjunción de un nuevo proyecto de nación y un intento de relato histórico alternativo lo que la explicará y justificará como espacio instaurador. Se trata de un sitio nuevo y diferente, que deberá operar como asiento de identidad urbana y nacional. Por lo tanto, su comprensión como espacio de ritualización destinado al festejo de las grandes efemérides y al reconocimiento heroico, o bien como lugar de construcción de una identidad colectiva, exige ver y apreciar la relación entre estas dimensiones simbólicas e imaginarias y los recursos proyectuales —de composición, organización, representación y lenguaje— que la han determinado como lugar urbano. 1 Es interesante comprobar las dificultades que se presentarán en la definición del monumento al héroe nacional que, de acuerdo al planteo de Zucchi, debía insertarse en el centro de la plaza como un elemento de fuerte impacto visual en el conjunto. La sucesión de esculturas propuestas —o efectivamente insertas como la de Joaquín Suárez, obra artística de Juan Luis Blanes— llega a un extremo en el proyecto de Juan Tosi, donde conviven personajes como Larrañaga, Rivera, J. Suárez, Lavalleja, los Treinta y Tres Orientales, Artigas y un conjunto de hombres “ilustres” de la república que no son identificados. Esa pluralidad de imágenes evidencia la ausencia de un relato histórico hegemónico o definitivo. Recién en el gobierno de Santos se producirá la “canonización” de la figura de José Artigas como indiscutido referente de un pasado heroico. Sin embargo, Artigas deberá aguardar casi cuarenta años para ver materializada su figura en el bronce. 2 Decreto sancionado el 25 de agosto de 1829. 3 Disposición del 26 de octubre de 1829, donde se encarga al Sargento Mayor José María Reyes que defina la traza de la ampliación urbana de Montevideo.

En paralelo, debe reconocerse que se han dado también diferentes modalidades de apropiación de la plaza —por los diversos grupos e intereses sociales que operan a lo largo de la historia—, que pueden resultar divergentes con las preocupaciones “consagratorias” y de mayor compromiso nacional. En este sentido, la plaza será también el receptáculo de lo cotidiano, el recinto de las más variadas intenciones comerciales y actividades lúdicas y expositivas desarrolladas, incluso, por los propios sectores populares. Una parte importante de estas apropiaciones se traducirá en arquitecturas —permanentes y efímeras— que operarán de modos diversos sobre su imagen general. También se expresará en diferentes y a veces insólitos programas de uso que contradirán los destinos “mayores” como plaza de la nación4, así como también en variaciones formales y altimétricas que “contaminarán” las lógicas de un espacio homogéneo e instaurador.

Para su análisis es necesario, entonces, identificar la tensión permanente entre esas dos maneras de vivir o percibir la plaza, que la han afectado durante un largo proceso que llega hasta hoy. Esta tensión constituirá un rasgo caracterizador, una suerte de ethosinocultable que se verifica tanto en la percepción directa de su imagen contemporánea como en sus actuales modalidades de uso, ocupación y apropiación. Un ethos que no es patrimonio exclusivo de los tiempos actuales sino de todo el devenir histórico.

Tomado de: IMM, Facultad de Arquitectura. Guía Arquitectónica y Urbanística de Montevideo. Montevideo: Intendencia Municipal de Montevideo. Facultad de Arquitectura, Universidad de la República. Junta de Andalucía, 2008.

La Plaza de la Independencia nació junto con la delineación de la Ciudad Nueva, cuyo trazado a partir de las murallas fue encargado a Reyes en el origen de la República.

Su actual forma y dimensiones, fueron ideados hacia 1837 por Zucchi, a quién se reconoce como autor de la concepción espacial. Ésta respondió al tipo de plaza laudatoria del clasicismo francés, con un marco edificado continuo de fachadas sistematizadas y un monumento nacional en el centro del espacio. Para el marco edificado primero rigió el ordenamiento arquitectónico elaborado por Zucchi, luego el de Poncini y posteriormente disposiciones más generales; todos tuvieron en común un pórtico perimetral, que con el tiempo resultó ser el único elemento integrador. Como plaza laudatoria, se dedicó al Estado independiente, lo que se reafirmó con la localización frentista de la Casa de Gobierno a finales del siglo XIX, la implantación en su centro del monumento a José Artigas obra de Zanelli hacia 1923 y el Mausoleo de Artigas obra de Lucas Ríos y Morón integrado al monumento en 1977. Desde el siglo XIX, la plaza es sede natural de los actos públicos oficiales. A esa función respondieron la caminería y equipamiento diseñados por Thays, retomando la estructura proyectada por André. La idea espacial de Zucchi con el tiempo resultó desvirtuada, debido al marco construido, heterogéneo en alturas y formalizaciones.

Por su uso y diseño, la plaza evidencia su rol urbano como rótula entre dos tramas.

Atravesada en la dirección de enlace por un eje peatonal, se constituye como un espacio dinámico al que el Mausoleo impuso una pausa. Su equipamiento arbóreo con palmeras que representan a los "33 Orientales" pero que no ofrecen resguardo del sol y del viento, reafirma su carácter de plaza laudatoria. LC.

La plaza tiene origen en el trazado de la Ciudad Nueva encargado a Reyes tras la independencia. Zucchi la concibió según el tipo de plaza laudatoria del clasicismo francés. Las fachadas sistematizadas, según proyectos de Zucchi, Poncini y otras disposiciones, con el desarrollo edilicio perdieron homogeneidad. Sólo el pórtico perimetral preserva cierta unidad. El monumento y mausoleo a Artigas, aludiendo al Estado independiente, hace de ella la plaza preferida para los actos oficiales.

Tomado de: http://inventariociudadvieja.montevideo.gub.uy – 24 de Julio de 2018, Montevideo, Uruguay.

Espacio  urbano de grandes dimensiones y planta rectangular, conformado mediante  un diseño geometrico de rigurosa axialidad con un eje longitudinal en la dirección este-oeste, que estructura su trazado. Su tratamiento superficial comprende grandes sectores pavimentados y áreas verdes decorativas en una proporción del 35% de su área.  Presenta circulación vehicular perimetral continua con un solo sentido de tránsito. Sobre el lado oeste da nacimiento a la avenida 18 de Julio (simbólicamente el principal eje de la ciudad) en tanto que sobre el lado este parte la calle Sarandí antiguo eje comercial de la Ciudad Vieja. 

Como elemento significativo aparecen las construcciones vinculadas al  Monumento y Mausoleo de Artigas, una pirámide trunca de baja altura que  rodea el pedestal y monumento ecuestre del Prócer y pirámide también trunca de dimensiones menores pero de mayor altura que formaliza la iluminación cenital del interior. La plaza ocupa parcialmente la superficie de la antigua Ciudadela, por ello se encuentra en un punto alto, en el lomo de la cuchilla. De la Ciudadela se conserva un único vestigio aparente, la puerta ubicada frente a la calle Sarandí, que fue trasladada en 1882 a la Escuela de Artes y Oficios, siendo restituída en  1960 a un lugar próximo al original. 

El marco construido traduce distintos proyectos de plaza, mostrando la dificultad para llevar a cabo proyectos urbanísticos de largo alcance  en el Uruguay. Es sumamente heterogéneo tanto en alturas, estilos, terminaciones y épocas. En la actualidad, recogiendo aspectos de anteriores normativas, se establece la obligatoriedad de una pasiva a doble altura en planta baja con columnas cilíndricas revestidas en granito o facetadas.  Respecto al sistema urbano en el que se inserta, la Plaza Independencia ha jugado históricamente un rol de articulador entre dos tramas urbanas, la de la Ciudad Vieja y la de la Ciudad Nueva. Hoy ya no tiene las claras condiciones de nexo que le dieron origen y se presenta como una ruptura en la continuidad entre la avenida 18 de Julio y la peatonal Sarandí.

Pese a exhibir una vocación de monumentalidad en sus dimensiones, conformación geométrica, axialidad y en su normativa, no ha logrado el propósito del proyecto original de conformar un espacio uniforme.

En el año 2010 se llevó a cabo un concurso nacional de anteproyectos para su remodelación. El proyecto ganador se valoró muy especialmente por la claridad y la inteligencia de la solución propuesta basada en mínimos recursos de diseño y una muy sensible interpretación de la problemática planteada, así como de los aspectos patrimoniales de la plaza. La propuesta define dos sectores claramente diferenciados. El espacio ceremonial con una fuerte carga simbólica en el lado este, con una idea de neutralidad de la superficie, apenas afectada por ciertos recursos permite generar un lugar para lo diverso y lo múltiple. El espacio recreativo, el jardín, en el lado oeste pensado para usos y apropiaciones más cotideanas.

Gestos de fina sutileza y sensibilidad, como la demarcación de las huellas de las murallas con el agua de lluvia depositada en un pavimento  diseñado para tal fin, la suave curvatura del piso que remite a la topografía originaria, la delicada ruptura de la simetría tan fuerte en el lugar aprovechando la presencia de los edificios de Gobierno sobre uno de los lados, traducen un sentido contemporáneo del concepto de patrimonio. Valorización de un pasado múltiple y la diversidad cultural implicada, con operaciones proyectuales acorde a la tendencia, también contemporánea, de grandes superficies puras, neutras, de cierto minimalismo, que apuntan al valor extremo de las texturas operando por sí mismas. 

La plaza Independencia, el Mausoleo al Gral. Artigas (1977, Arqtos. Lucas Ríos y Alejandro Morón), y el monumento ecuestre (Angelo Zanelli  ,1923) fueron declarados Monumento Histórico (res. 1097/975 para la plaza, res.1170/976 para el mausoleo y la estatua).


Tomado de: Memoria de los autores en http://concursos.fadu.edu.uy/index.php/concursos/plaza-independencia/. Concurso público de anteproyectos para la remodelación de la Plaza Independencia de Montevideo. 2009.

Concurso Público año 2009 - Primer premio:  Plaza Plus + (Obra no realizada)  

La  reformulación de la Plaza Independencia no puede plantearse como una simple estrategia de design, fruto de una selección de esteticismos à  la mode. Por el contrario, parece fundamental la construcción de un relato, un sistema narrativo que cumpla con una sistematización de comunicaciones y representaciones más general. Una línea argumental que  le dé sentido al cambio material que se propone, y a la vez, sea fácilmente comprensible y apropiable.

Se ha hurgado aquí en las condicionantes que podrían estructurar este  relato, estableciendo un conjunto básico (y no exhaustivo) de siete claves inductivas. En las siguientes líneas se explicitan estas claves, articulándolas por medio de cualidades y razonamientos más generales, que provienen de la observación de la situación actual y pasada del citado espacio urbano, de su comparación y referencia con otros espacios  globales de gran representatividad, y del ensayo de sus posibilidades de futuro. Cada una de estas siete claves se proponen como articuladores  conceptuales de las definiciones específicas del proyecto, las que se indican asociadas a cada una de ellas. Las siete claves intentan asimismo reconstruir un proceso iterativo según el cual se pretendió dar  respuesta a la mayor cantidad posible de construcciones conceptuales con el menor número de acciones.

De este modo, el proyecto se construye a partir de una serie mínima y  controlada de piezas de gran efecto y capacidad de inducción, siendo este mismo proceso el que permite establecer un modelo abierto y adaptable, configurando más un escenario de posibles acciones que una orquestación de elementos predeterminados. Entonces, las 7 claves se organizan a partir de tres acciones/construcciones primarias: la colina,  el edificio, y el jardín.

Cada una de las claves consta asimismo de una  breve introducción tópica y una pregunta que se propone responder con la acción, descrita a  continuación en cada caso.


Monumento Histórico Nacional Resolución 1097/975.  

Bien de Interés Departamental.


Obras relevantes en el entorno:

Mausoleo de Artigas

Oficinas Plaza Independencia

Palacio Salvo

Palacio Estevez

Palacio Rinaldi

Palacio de Justicia - Torre Ejecutiva

Torre Ejecutiva Anexo -TEA


Ver además:

AAVV. Montevideo / Ciudad Vieja. Suma de épocas. Elarqa Nº 10. Montevideo: Dos Puntos, 1994.

AAVV. Guía Ciudad Vieja. Montevideo. Elarqa Tomo 1. Montevideo: Dos Puntos, 1994.

AAVV. Revista Arquitectura, N°185. Montevideo: Sociedad de Arquitectos del Uruguay, 1935.

Barofio, Eugenio. La Plaza Independencia de Montevideo. Origen y visicitudes de su traza y de su ordenación arquitectónica. Revista Histórica. Montevideo: Museo Histórico Nacional N°70-72, 1955.

Carmona, Liliana. Ciudad Vieja de Montevideo. 1829- 1991.Transformaciones y propuestas urbanas. IHA, Facultad de Arquitectura, Universidad de la República. Fundación de Cultura Universitaria. Montevideo, 1993.

Carmona, L., Gómez M. Montevideo Proceso Planificador y crecimientos. Facultad de Arquitectura, Universidad de la República. Montevideo, 1999.

Giuria, J. La arquitectura en el Uruguay, Tomo I. Montevideo: Imprenta Universal, 1955.

IMM, Facultad de Arquitectura. Montevideo a cielo abierto. El espacio público.  Montevideo: Intendencia Municipal de Montevideo. Facultad de Arquitectura, Universidad de la República. Junta de Andalucía- Sevilla,   Montevideo 2003.

Lucchini, Aurelio. El concepto de Arquitectura y su traducción a formas en el territorio que hoy pertenece a la República Oriental del Uruguay. Facultad de Arquitectura, UdelaR, Montevideo, 1986.

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Leaflet © NOMADA Fadu Udelar