Entre altos árboles y lindos jardines emerge la Capilla de la Purísima Concepción, una pequeña reliquia del barroco popular que da nombre a la tranquila plaza en donde se encuentra. A su alrededor hay casas muy bonitas como la que se le atribuye a la Malinche, cuya edificación se realizó en el s. XVIII, dos siglos después de que murió la intérprete y amante de Cortés.