El acceso más interesante a Coyoacán se hace por esta avenida que inicia con la pequeña Capilla de Panzacola (s. XVIII) y el romántico puente (1763) del mismo nombre. Es una de las calles más típicas y quizá la más elegante de este barrio. En sus costados hay bellas casas como la que se le atribuye erróneamente a uno de los capitanes de Cortés, la Casa de Alvarado (s. XVIII) (en la esquina con Salvador Novo), así como agradables rincones como la Plaza y la Capilla de Santa Catarina (s. XVIII).