La obra se encuentra en un contexto urbano de escala residencial lo que significó, debido a su programa, una problemática debido a su presencia y altura. La Iglesia está realizada en ladrillo ya que es un elemento de la región, artesanal y resistente.
“Trabajar con ladrillo es trabajar a partir de una pieza; siempre la misma; una pieza pequeña, manuable, fragmentable y modelable con facilidad. Es contar con la mano del hombre que hace, que toca, que acaricia, que ordena y que matiza, que está presente en el material y en la fábrica. Es confiar en que podrá aparecer el canto y la poesía.
Construir con tierra cocida, la misma tierra sobre la cual se asentará la obra. Con la tierra cocida se construye, para luego vivir ante, sobre, entre, bajo y dentro de los espacios que con ella modela”. Carlos Mijares