Este Museo se encuentra en el parque de Chapultepec integrándose con este y con las fuentes y simboliza la familia mexicana. Esta conexión simbólica se lleva hacia el patio interior por medio del uso de piedra y agua.
Los espacios abiertos y cerrados fueron planeados de una forma natural, invitando al niño a experimentar, como en un bosque. La variedad de formas y espacios despiertan curiosidad y mantienen el interés del visitante durante repetidas visitas. Los volúmenes están definidos mediante formas y colores (azulejos tradicionales se usaron recuperando una antigua tradición mexicana). Luz natural, colores y materias crean un edificio alegre y emocionante que evoca tanto el carácter como la cultura de México. El Museo del Niño es realmente un edificio humano y alegre. Su diseño está dedicado al tesoro más importante de México: sus niños.