La construcción de lo que originalmente se denominó como Teatro Nacional se inició en 1904 con un proyecto realizado por Adamo Boari, el estilo de la obra conjugó el Neobizantino con el Art Nouveau.
Para esta magna empresa se contrató el cálculo y la estructura metálica a la empresa Millíken Brothers de Chicago, que presentó problemas de hundimiento desde el inicio. Buena parte de los elementos decorativos se pidieron de Europa; así el artista húngaro Geza Marotí realizó los diseños del plafón luminoso de la sala, del arco del proscenio y de la cortina de cristal. Además, el catalán Agustín Querol realizó los cuatro pegasos de la plaza, originalmente planeados para coronar la caja de la tramoya, y el águila que remata el conjunto, mientras que Leonardo Bistolfi talló el tímpano del acceso principal con el tema de “La Armonía”.
Los trabajos se suspendieron durante la revolución, no retomándose hasta 1930, bajo la dirección de Federico Mariscal; éste realizó algunos cambios principalmente en el área del vestíbulo, cuya decoración Art Déco, manufacturada por la casa Edgar Brant en París, se inspira en motivos de origen prehispánico.