El edificio central del HSBC en Hong Kong es una pieza icónica de la obra de Foster, constituyéndose en una de las imágenes emblema del hi-tech de los años ’80.
Con sus 41 pisos, y situado en el área financiera de la ciudad, se erigió como un símbolo fuerte en un enclave mundial del capitalismo, en una época en que Hong Kong aun dependía del Reino Unido, llegando a costar alrededor de 90 millones de dólares de su época.
Estructuralmente, el edificio es un esqueleto metálico en torno a un patio interior del que penden diversos elementos, como losas, entrepisos, etc., con un carácter expresivo fuerte y una voluntad marcada de hacer un alarde tecnológico; y asimismo, dar un paso trascendente hacia la definición estilística del edificio como objeto vanguardista y definitorio del skyline de la ciudad. El edificio como “máquina”, es un concepto recurrente en la obra de Foster, que se visualiza sobre todo en sus obras posteriores.
Reseña: Fernando García Amen, 2018.