Tomado de: AAVV. Arquitectura en Uruguay 1980-1990. Montevideo: Grupo de Viaje CEDA G’ 84, 1991.
El proyecto se materializa desde el gesto de una oblicuidad que dialoga con los límites del prisma básico. Una lógica simple y una geometría abstracta se traducen en una estructura compleja, de significados abiertos que busca ser sugestiva y evocadora sin resultar coercitiva, de modo tal que sea el soporte apropiado para quienes concurren.
Intentamos construir un ámbito que no promueva asociaciones con edificios de contenidos ajenos y que evite la singularidad del monumento.
Optamos por una construcción con perspectivas diversas y complementarias, que lentamente va siendo comprendida en el proceso de aproximación y recorrido. . Dos bloques - uno de ellos sesgado – y una placa parcialmente perforada, que reconstruye el prisma básico.
- Un espacio exterior descendido que se concreta en el hall ceremonial. Con una cubierta de materiales y alturas diferentes, éste incorporado en posición relevante el ofrendario, que se proyecta al exterior.
- Entre la placa y el bloque oblicuo, un espacio tangente que vincula los tres niveles.
- Entre los bloques, el recinto.
- El urnario es iluminado por el patio descendido y arbolado, el espacio entre la placa y el bloque oblicuo y los lucernarios laterales. Estos elementos incorporan y enmarcan el paisaje.
El procedimiento que estructura la composición es la permanente alusión a focos ubicados fuera de los límites del predio, hacia los cuales convergen volúmenes, planos y líneas, o se convierten en centro de amplias curvas, todos ellos definidores del espacio.
Tomado de: AAVV. Obras grandes en construcción. Retos de escala. Elarqa Nº 6. Montevideo: Dos Puntos, 1993.
Producto de un concurso de anteproyectos y con un patricularísimo programa el edificio acusa un fuerte geometrismo abstracto y una composición general cuya evocación sitúa a la arquitectura propuesta junto a ciertas manifestaciones de la arquitectura deconstructivista.
Es un proyecto en el que gran parte de las intenciones proyectuales están puestas en la determinante espacial, la volumetría se conforma en base a un rectángulo horadado y seccionado donde la luz y las sombras juegan un papel simbólico y espacial protagónico.
Hormigón visto, granito y vidrio son los materiales utilizados. Minimalismo, fraccionamiento volumétrico, direccionalidad espacial y simbolismo son las premisas de diseño en este impecable proyecto.
Primer Premio Concurso Nacional, 1990.
Premio Concurso Obra Realizada SAU, 1995.
Obra seleccionada para su presentación al I Premio Mies Van der Rohe de Arquitectura Latinoamericana. Fundación Mies Van der Rohe. Barcelona, España.
Ver además:
Estudio Impar. "La deconstrucción, el péndulo y algunas reflexiones". En Trazo, CEDA, N° 22 (1990).