Tomado de: Rey, W., Barriola, N., y Mendizabal, M. Tu Patrimonio. Montevideo: Editorial bDP, 2011. p. 67-69.
La iglesia se ve desde lejos, a varios kilómetros de distancia. Se eleva imponente, recorta en el perfil urbano su cúpula azulejada. Parece velar por la ciudad, cuidarla.
Su construcción responde a la ineptitud de la capilla disponible en aquel momento: un templo de una sola nave cuya “fachada carece de pórtico y no tiene orden alguno sino unas malas pilastras”, según cuenta Larrañaga a su paso por la ciudad en 1815. Una modesta parroquia que –como afirman las crónicas– se ve desbordada en el homenaje a Manuel Oribe realizado allí en 1858.
Se integra entonces una comisión vecinal destinada a promover la erección de una iglesia más amplia. La iniciativa se concreta de acuerdo al proyecto y la dirección de Antonio Fontgibell, maestro de obras catalán ya conocido en el medio. Se inicia así un largo proceso de obra interrumpido a menudo por aprietos políticos y económicos, que debe su éxito al esfuerzo y aporte de la sociedad maragata.
Se trata de una planta basilical que el crítico Juan Giuria asocia en principio al referente jesuita o barroco, aunque sus líneas severas le otorgan carácter clásico. Consta de tres naves de similar altura separadas por columnas dóricas realizadas en mármol de Carrara, que reciben los arcos donde gravita la bóveda de cañón central y la cubierta de las naves secundarias. Esto confiere al espacio interno una condición aérea y liviana que evoca las iglesias europeas de los siglos XVI y XVII, como la célebre Anunziata de Génova. Una cualidad etérea que no se aprecia en la catedral metropolitana, donde la relación impuesta entre las tres naves parece fracturar o apretar el espacio.
Animan este interior los bajorrelieves en terracota ejecutados por Domingo Mora –escultor español que decora el altar mayor y las pechinas bajo la cúpula, entre otras cosas– y los célebres frescos de Lino Dinetto, que el italiano incorpora a mediados del siglo pasado, poco antes de que la iglesia adquiera rango de catedral (1956) y basílica (1957).
El conjunto ha sido restaurado en tiempos recientes –limpieza de fachada, reaparición de molduras y revoques– y ofrece a la plaza su impecable fachada simétrica. A un lado y a otro se elevan los campanarios, cuyos remates brillantes anuncian la presencia trasera de la “media naranja”. Junto a la campana mayor, el famoso reloj marca desde 1900 el ritmo vital de los maragatos.
MHN Extracto de Res. Nro. 907/990
(…) Visto: la gestión de la Comisión del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación, en el sentido de declarar Monumento Histórico a la "Basílica Catedral de San José de Mayo" sita en la calle Asamblea y Treinta y Tres, Padrón 2040 de la 1º Sección Judicial de San José.
Resultando: I) Que se trata de una obra del constructor catalán don Antonio Fongibell cuya construcción comenzó en 1857, quedando finalizada el 20/3/1874, cuando Fongibell simbólicamente coloca una cruz en la torre izquierda;
II) Por su serena ornamentación, pureza y tranquilidad de líneas denota un marcado y correcto carácter clásico;
III) En su interior se destacan las columnas de mármol de orden dórico, unidas por arcos sobre las que descansan las bóvedas "en cañón seguido" de la nave central y las de las naves laterales;
IV) Otro aspecto notable consiste en que las tres naves de la iglesia no tienen gran diferencia de altura entre ellas, lo que contribuye a dar al interior un aspecto grandioso;
V) El altar mayor, fue efectuado primitivamente en mampostería luego sustituído por otro yeso y mármol, para poder elevar la entonces Iglesia Parroquial al rango de Basílica;
VI) Este altar constituye, una pieza de alto valor artístico que da al presbitero una magnífica suntuosidad y gran belleza;
VII) La cúpula central es de acertadas proporciones, el brillo y los colores de los azulejos de ésta y de las cúpulas de los dos grandes campanarios contribuyen al excelente efecto conjunto que presenta su
exterior.
Considerando: I) Que es convicción unánime de la Comisión del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación, que al asegurar la preservación de este bien se contribuye al mantenimiento de ejemplos testimoniales de carácter histórico, arquitectónico y cultural, así como a garantizar la permanencia de obras relevantes para el conocimiento de la comunidad;
II) Que el Poder Ejecutivo, animado de propósito de preservar la integridad de aquellos bienes que forman parte del quehacer histórico, artístico y cultural y arquitectónico del país, estima pertinente acoger la presente propuesta declarando Monumento Histórico a la Basílica Catedral de San José de Mayo.
(…) El Presidente de la República RESUELVE: Declárase Monumento Histórico a la Basílica Catedral de San José de Mayo sita en la calle Asamblea y Treinta y Tres, Padrón Nº 2040, de la 1a. Sección judicial de San José.
(…)
Ver además:
Chebataroff, F., y Loustau, C. Uruguay: la herencia ibérica en arquitectura y urbanismo. Montevideo: 2003. p. 381-390.
Lucchini, A. El concepto de arquitectura y su traducción a formas en el territorio que hoy pertenece a la República Oriental del Uruguay. Libro Primero. Montevideo: UdelaR, 1986.
Giuria, J. La arquitectura en el Uruguay, Tomo I. Montevideo: Imprenta Universal, 1955.