Tomado de: Pucci, L., y Martínez, G. Arq. Miguel A. Otaegui la expresión de la audacia creativa. Montevideo: 2015. p. 89-108.
A iniciativa del empresario Leopoldo Fuica, Otaegui recibe el encargo de proyectar la nueva sede del Club Social Rosario1, surgido de la fusión en el año 1942, de dos instituciones de fines del siglo XIX: el Club Cosmopolita y el Centro Democrático.2
El edificio está implantado en uno de los sitios más significativos de la ciudad de Rosario, enfrentando la Plaza Benito Herosa, el más antiguo y emblemático espacio público de la ciudad. Cruzando la plaza se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, de 1898.3
El programa preveía la realización de un salón de fiestas, bar, escritorio consejería, sala de juegos y billares, cocina, salón comedor, salón biblioteca, ropería de damas, gabinetes higiénicos de damas, ropería de varones, gabinetes higiénicos de varones, sala de sesiones, dos piezas reservadas para juegos, depósito para mesas, sillas, etc., cancha de pelota, cancha de bochas, curtos de baño (brosetas y ropería) y cabina telefónica. 4 5
El edificio apela a un equilibrado manejo volumétrico, que combinado con un lenguaje estrictamente geométrico y potenciado por una gran variedad de materiales, texturas y colores, genera un calificado aporte al tejido urbano de la ciudad de Rosario. La obra culminada produjo un fuerte impacto por la audacia de su diseño, en una sociedad poco habituada a edificios de clara estructura moderna. 6
La policromía refuerza esta actitud proyectual7; no obstante, la orientación del edificio al sur reduce significativamente el efecto modelador de la luz.
Una “caja” de dos niveles es el elemento principal de la composición, cuya contundencia se ve reforzada por el avance que realiza sobre el acceso, dejando retranqueado el resto del edificio. La fachada de vidrio ubicada en esta segunda línea se constituye en un plano neutro que potencia el protagonismo de la caja. Dos pilares de grandes dimensiones son los únicos elementos visibles de descarga, desde el exterior. El sector macizo central de la caja queda enmarcado por una envolvente vidriada que aligera la fachada sobre la plaza. En los laterales, Otaegui realiza un calado vertical en el que dispone una serie de “aletas” fijas de hormigón armado revocadas que alivianan la masa y otorgan un juego sutil de sombras.
El cerramiento retranqueado de la fachada sur al que se hizo referencia en el párrafo anterior, está compuesto de grandes superficies acristaladas dispuestas en un plano independiente de la estructura.
Este gran plano transparente se resuelve mediante perfiles metálicos que definen sutiles líneas en la fachada, poniendo en evidencia la adaptación tecnológica que propone Otaegui del lenguaje arquitectónico maquinista en un medio periférico en términos tecnológicos.
Debajo de la caja principal de la composición se dispone una plataforma a la que se accede desde espacio público a través de una serie de escalones dispuestos simétricamente constituyendo la entrada al edificio.8 9 La incorporación, en el año 2005, de un “deck” de madera sobre la superficie enjardinada original desplazó en gran medida el lugar de acceso, al permitir la comunicación directa desde el exterior con el área de mayor afluencia del público, el bar.10
En el interior, el ritmo dado por la modulación de la estructura y por la sucesión de ventanas recortadas de la fachada posterior alterna con la utilización de planos curvos con destacada presencia en el ambiente principal de doble altura. Así, frente a la rigidez del racionalismo más puro de la volumetría y del tratamiento de la fachada, aparecen en el interior otros elementos tales como la escalera que conduce al salón de fiestas, indiscutida protagonista del espacio, cuya sinuosidad es acompañada por el diseño de otros elementos como el mostrador y los antes mencionados contornos que definen los entrepisos.
El balcón interno sobre la barra, de apariencia maciza cuelga de cinco finos tensores desafiando la lógica estructural. Este recurso permite liberar el área del bar logrando que el espacio fluya con los demás sectores de la planta baja.
La escalera de madera11, de planta sinuosa, se destaca como elemento en el espacio acompañando la “blandura” del trazo del balcón, imagen que se refuerza con el porte de la baranda de hierro.12
Una barra de madera repite literalmente el perfil del balcón. Su diseño parece retomar el juego de entrantes y salientes de la composición general del edificio.
Al virtuoso manejo de llenos y vacíos, a la gran calidad espacial y a la contundente expresividad exterior se suma un cuidadoso manejo de materiales combinados en distintos aparejos y tamaños, que junto con la buena resolución de los detalles constructivos en aberturas, herrería en general y equipamiento, indican la importancia que Otaegui otorgaba al proceso proyectual en todas sus escalas.13
La calidad de los materiales empleados y una ejecución acorde y una ejecución acorde con el arte del buen construir han permitido que el edificio resista notablemente al paso del tiempo, no obstante amerita ser reacondicionado para recuperar el vigor original.14
El edificio es sin dudas la obra más paradigmática de su actuación en Colonia. Otegui logra una interesante respuesta arquitectónica a un programa diverso cuya resolución volumétrica convierte al edificio en un dispositivo urbano que debe ser valorado desde múltiples miradas.
En términos de visualidad, propone una cuidadosa inserción en el tejido urbano sin escatimar en recursos para lograr una ingeniosa disposición de volúmenes y planos. A través de las entrantes y salientes respecto al límite frontal del predio, el edificio genera lugares de diferentes características que interactúan con el espacio público. Mediante algunos escalones a ambos lados de la explanada ubicada debajo de la gran caja, Otaegui resuelve el acceso principal al edificio mientras que debajo de un volumen saliente en el sector oeste de la fachada, el arquitecto dispone un acceso secundario al subsuelo desde la calle, En el año 2005, la construcción de un deck de madera con una escalera configuró otra entrada de carácter secundario hacia el bar.
El edificio permanece como dispositivo arquitectónico parte de un paisaje urbano colectivo que interactúa con la ciudad en atinada escala y despliegue volumétrico. Ante la ausencia de un archivo personal15, podemos aventurar que esta obra es la que condensa su posicionamiento teórico más fuerte sobre la forma de proyectar arquitectura. La adaptación en términos tecnológicos del lenguaje moderno ortodoxo representa el más fiel testimonio de la simbiosis entre proyectista, proyecto y materialización.
Por otro lado, el Club fue un dispositivo social que promovió actividades sociales y culturales convirtiéndose en un punto de referencia para la región.16
1. El permiso de construcción data del 10 de abril de 1951, siendo la empresa constructora Antonio Skerl de la ciudad de Colonia del Sacramento.
2. Ver anexo 1.
3. Declarada Monumento Histórico Nacional en 1976.
4. La definición del programa consta en el acta 197 del 8 de julio de 1949. Durante el proceso de obra se modificó el permiso de construcción municipal con la introducción de un sótano con acceso desde la calle. Asimismo no se ejecutaron las canchas de bochas y pelotas previstas en el diseño original. A partir de 1971 (posterior al fallecimiento de Otaegui) se realizaron una sala de juegos, en 1991 una cancha de Paddle, 1992 una barbacoa y en 2005 un deck de madera. Así el edificio cuenta hoy con una infraestructura subutilizada. Con el paso del tiempo se fue dando un manejo poco racional de las instalaciones existentes, lo que fue determinando que la relación instalaciones/número de socios se volviera desproporcionada.
5. Ver anexo 2.
6. “Ya en nuestro poder el anteproyecto mencionado, ésta comisión directiva se abocó a su minucioso estudio, resultando del mismo la comprobación de que el programa de construcción pedido al Señor Arquitecto ha sido enteramente satisfecho, con una distribución muy adecuada que llena totalmente las aspiraciones de esta Comisión Directiva. Fuera de la parte que atañe a las comodidades del Club, ha producido en el seno de esta Corporación una excelente impresión la sobriedad y la belleza de las líneas exteriores e interiores, las que dan al edificio una jerarquía que lo colocan en primer plano en el concierto de las obras edilicias modernas.” Acta Comisión Directiva Nº205, p. 230.
7. “Me acuerdo cuando recién se inauguró. Era impactante ver los colores, el rojo, el verde, no era un colorinche, fue un impacto para lo que estábamos acostumbrados a ver. Era todo diseñado por Otaegui. Era el Club con la más alta sociedad en ese entonces”. Fuente: Entrevista a Juan Carlos Álvarez, ex-Directivo del Club, agosto 2010.
8. Esta terraza es hoy una explanada en desuso. No obstante, fue un espacio utilizado durante muchos años como expansión de la confitería donde se colocaban mesas y se realizaba una “vermouth”, según surge de la entrevista realizada a Andrés Moreda, primer conserje del Club.
9. El permiso de construcción preveía la colocación de tres puertas en lugar de la única que fue finalmente instalada. Entendemos que la definición adoptada inicialmente por el arquitecto representaba una mayor jerarquización del acceso.
10. La anexión de un deck a la gran fachada vidriada del bar parece una decisión acertada, en el entendido que el proyecto original no preveía una expansión directa del bar hacia el exterior, muy recomendable para los meses de buen tiempo. No obstante, entendemos que sería pertinente quitar la escalera de acceso al deck desde la calle y recuperar la entrada original al edificio a través de la gran explanado. Su recalificación contribuiría de buena manera a jerarquizar el acceso original del edificio.
11. En el Permiso de Construcción figura que la madera a emplear en los escalones será incienso.
12. “Estaban subiendo todos para comenzar la fiesta, Miguel estaba en la parte superior de la escalera, sube a caballo en la baranda y se larga para abajo como un chico pegando un grito; en ese momento, los directivos, los grandes amigos de Miguel se agarraban la cabeza. Todo el mundo estalló en una carcajada”. Fuente: Entrevista a Andrés Moreda, primer conserje del Club, junio 2012.
13. “Alhajamiento: se da cuenta que se encomendó al arquitecto Sr. M.A. Otaegui, habiendo aceptado éste los diseños y motivos del mobiliario de constarán los diferentes ambientes del Club. Una vez confeccionados los mismos y prestado su aprobación la Directiva se procederá a solicitar precios”. Acta Comisión Directiva Nº 267, 5 de julio de 1952.
14. La magnífica ejecución denota la excelente calidad de mano de obra rosarina de entonces.
15. Ver p. 57.
16. Ver anexo 3.
Ver además:
AAVV. Revista de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Nº 14. Montevideo: 2016
IHA. Modernos. Montevideo: Facultad de Arquitectura, Universidad de la República, 2015. Disponible en https://issuu.com/iha.fadu/docs/modernos-set-2015