Tomado de: Medero, S. Luis García Pardo. Montevideo: IHA, Facultad de Arquitectura, 2012.
Eustaquio Gil Pereira, rico comerciante del interior del país, le encarga este edificio a García Pardo sin imponer condiciones económicas. Esto le permite al arquitecto realizar algunas experimentaciones y propuestas que excedían el marco general de este tipo de emprendimientos, aún cuando el promedio general de los edificios de esa época sea de muy buena calidad. En primer lugar, García Pardo incorpora un cerramiento vidriado de piso a techo en cada uno de los niveles, con una carpintería de aluminio novedosa en el medio (el arquitecto afirma en sus entrevistas que se trata de la primera fachada con aluminio en edificios en altura). Para el cerramiento vidriado, con el que seguirá experimentando posteriormente y que se transformará en una marca de su arquitectura, utiliza vidrios especiales importados de Alemania, con una característica coloración verde. Para acondicionar térmicamente las unidades recurre a otra novedad: la losa radiante eléctrica. Finalmente, y cómo ocurre en algunos edificios anteriores (por ejemplo el San Martín en Ciudad Vieja), propone la integración de obras de artistas en la planta baja del edificio (en el acceso y en el jardín posterior).
El edificio posee ocho niveles sobre planta baja. La planta tipo, del primer al séptimo piso tiene dos apartamentos (frente y contrafrente). El área y la distribución es igual en todos ellos, pero los apartamentos al frente cuentan con una gran terraza (7,80 x 3,50) sobre el estar-comedor, mientras los del fondo tienen balcones en el estar y los cuartos. Todas las habitaciones tienen generosas dimensiones, incluso el estar-comedor es ampliable si se abre la puerta corrediza que lo separa del dormitorio contiguo. El piso octavo presenta dos apartamentos más pequeños con amplias terrazas, uno de los cuales fue utilizado por García Pardo como estudio profesional. Tal como figura en archivos de la donación, García Pardo se queda con éste y otros dos apartamentos, mientras Gil Pereira ocupa uno de ellos y reparte otros cinco entre sus hijos.
El acceso y hall del edificio plantea una gran espacialidad que da un marco adecuado al mural realizado por Vicente Martín y es jerarquizado por el mismo. En jardín, situado en la parte posterior, fue diseñado por el artista y paisajista brasileño Roberto Burle Marx, quien también realizó una obra en cerámica sobre uno de los muros.
Tomado de: IMM, Facultad de Arquitectura. Guía Arquitectónica y Urbanística de Montevideo. Montevideo: Intendencia Municipal de Montevideo. Facultad de Arquitectura, Universidad de la República. Junta de Andalucía, 2008.
El edificio Gilpe adquiere significación en tanto obra pionera en nuestro país, en la medida que integra a una propuesta estética de gran calidad, una inusual tecnología basada en el uso del vidrio como cerramiento casi a modo de “curtain wall”.
Si bien diversas causas condujeron a la descalificación de la tecnología utilizada –el manchado de los vidrios, la inadecuación al clima- no deja de ser llamativa la solvente resolución del sistema aplicado, y la calidad de diseño resultante ya sea en lo volumétrico, en el planteo general de fachada, como en la resolución de detalles. En efecto, la utilización del cerramiento vidriado total, se ve matizada por sutiles bandas macizas y por la incorporación de profundos balcones hacia el sector este de la fachada.
El volumen, de gran sencillez, se basa en un prisma simple, que adquiere movimiento y contrastes gracias a la diferente dirección de la alineación y la proporción de llenos y vacíos del antepecho de las terrazas. Este recurso resuelve sabiamente los desafíos urbanos que plantea la forma del predio.
En la planta se explicita nítidamente la voluntad de racionalización en una organización basada en la simetría en torno al núcleo principal de circulaciones verticales y de servicio, con una evidente sectorización funcional. Quedan así definidos dos amplios apartamentos por planta, volcados a frente y contrafrente.
El tratamiento de la última planta recuerda la “terraza jardín” y el uso de pilotis tanto en planta baja como en los estares de planta tipo se suman a las pautas que acercan la obra a los postulados del Movimiento Moderno.
(…) A pesar de su relevancia, esta obra ha sido realmente valorada recién a partir de los 1990.
Bien de Interés Departamental. Decreto Departamental Nº 31496. Fecha: 2005.
Ver además:
Rey, W., Barriola, N., y Mendizabal, M. Montevideo Afuera. Montevideo: El País, 2015.
AA.VV. García Pardo. Monografías Elarqa Nº 6. Montevideo: Editorial Dos Puntos, 2000.
IHA. Modernos. Montevideo: Facultad de Arquitectura, Universidad de la República, 2015. Disponible en https://issuu.com/iha.fadu/docs/modernos-set-2015
Rey, W. Arquitectura moderna en Montevideo (1920-1960). Montevideo: Facultad de Arquitectura, Universidad de la República, 2012.
Artucio, L. Montevideo y la arquitectura moderna. Nº 14. Montevideo: Nuestra Tierra, 1971.