Tomado de: Giuria, Juan. La arquitectura en el Uruguay. Tomo I. Época colonial. Montevideo: Imp. Universal, 1955, 142-143.
Este fuerte (...) está situado en el departamento de Rocha, como a unos 50 kilómetros más al norte del de Santa Teresa y casi sobre la frontera brasileña.
El proceso de su construcción es enteramente inverso al de este último.
En 1734, el alférez español, Don Esteban del Castillo, estableció en un paraje –que según algunos investigadores no coincide con la construcción actual- un modesto reducto levantado con tepes y al cual llamó pomposamente “Fortaleza de San Miguel”. (381)
En 1737, el brigadier portugués José da Silva Paez, comenzó a construir el actual, con piedra seca y más tarde, con piedra y barro, no existiendo “prueba irrefutable de que el sitio de la fortificación española coincidiera con el de la obra portuguesa”. (382)
De dimensiones mucho más reducidas que el fuerte de Santa Teresa, pues tiene poco más de 300 metros de circuito y apenas cubre una superficie de 3000 metros cuadrados, su planta (…) ya no es un pentágono, como la de aquel, sino que más bien afecta la forma de un romboide, con un bastión en cada ángulo, formándose así un polígono sumamente irregular, de veinte lados y de muy distintas dimensiones.
También presenta otra notable diferencia con la obra de Howel: en él no existen dobles muros, con terraplén intermedio y formando un amplio y elevado camino de ronda o adarve, sino que solamente están peraltadas sobre el nivel de la plaza de armas (P) las formas de los cuatro bastiones angulares.
En el resto del perímetro, sirve de camino de ronda, la cara superior de las cortinas, contra las cuales van directamente adosadas las construcciones, resultando así más vasta y más libre la citada plaza de armas. (…)
Los cuatro baluartes están orientados exactamente a los cuatro puntos cardinales y tienen capacidad para diez y ocho piezas de artillería, ubicadas en otras tantas troneras, todavía hoy, perfectamente visibles. (…)
En general, la construcción de esta obra militar no ha sido, ni con mucho, tan cuidadosa como la levantada por los españoles en Santa Teresa; tal vez sea éste el motivo por el cual, ya desde fines del siglo pasado, tenía el aspecto de un montón de ruinas. En estos últimos años, y bajo la dirección de la Comisión Honoraria compuesta por los Arq. Alfredo Baldomir, Alfredo R. Campos y el Sr. Horacio Arredondo se la ha restaurado completamente, recuperando su aspecto de otrora, evitando así su desaparición.
381. Se ha discutido y se discute todavía, si lo iniciando por los hispanos coincide con lo hecho por los portugueses: a lo que parece ambas obras no deberían estar muy distantes.
382. Buenaventura Caviglia: “El Fuerte de San Miguel” – Revista de la Sociedad “Amigos de la Arqueología” – Montevideo – Tomo VII – Año 1933.
Monumento Histórico Nacional. Ley Nº 9718. Fecha: 1937.
Ver además:
Arredondo, Horacio. Santa Teresa y San Miguel. La Restauración de las Fortalezas. La Formación de sus Parques. Montevideo: Imp. El Siglo Ilustrado, 1958.
Ponte,Cecilia; Laura Cesio; Paula Gatti y Andrés Mazzini. Arquitectura y Patrimonio en Uruguay. Proceso de inserción de la arquitectura como disciplina en el patrimonio. Montevideo: IHA, Farq, Udelar, 2008.
Rey, William; N. Barriola, N.; y M. Mendizabal, M. Tu Patrimonio. Montevideo: Editorial bDP, 2011.
Lucchini, A. El concepto de arquitectura y su traducción a formas en el territorio que hoy pertenece a la República Oriental del Uruguay. Libro Primero. Montevideo: UdelaR, 1986.