Fortaleza de Santa Teresa

Juan Bartolomé Howel
  • Dirección: RUTA 9 Km 303
  • Fechas inicio-fin: 1762-
  • Programas: fortificación

Tomado de: Giuria, Juan. La arquitectura en el Uruguay. Tomo I. Época colonial. Montevideo: Imp. Universal, 1955, 137.

Esta poderosa obra de arquitectura militar, la más importante de las de su índole, entre las existentes en Uruguay, está situada en el Departamento de Rocha, entre el Bañado de Santa Teresa –que es una prolongación de la Laguna Negra o de Difuntos- y el océano Atlántico y no muy lejos del puerto de la Coronilla.

Se la construyó sobre un montículo de granito,que forma parte de una pequeña cuchilla que separa los bañados del Océano. Ese espacio de tierra se llamaba La Angostura y era el único camino practicable, deaquel entonces, desde la Laguna Merím, o sea, desde el extremo sureste de la antigua provincia de Río Grande del Sur hacia el Uruguay. Como se ve, su misiónera la de interceptar esa vía de acceso y prevenir posibles invasiones que vinieran del Brasil y por la costa atlántica.

Los primeros en darse cuenta del alto valor estratégico del paraje donde está ubicado este fuerte, fueron los portugueses,siendo el coronel Lusitano Tomás Luis Osorio quien colocó, el día 4 de diciembre de 1762, la primera piedra de un recinto fortificado, cuyos planos pertenecían al ingeniero militar Juan Gomes de Mello; dicho recinto tenía por objeto reemplazar una empalizada de palo a pique hecha en octubre del mismo año. A lo que parece,las obras iniciadas por Osorio no eran de gran importancia y se reducían a simples terraplenes con poquísima mampostería de piedra.

Cuando esta incipiente fortificación cayó en manos de los españoles, mandados por Ceballos (1763), este último ordenó sustituirlos terraplenes lusitanos, por una sólida fortaleza construida con sillares decantería.

El primer proyecto español fue del ingeniero Francisco Rodríguez y Cardoso, pero “por razones que desconozco la obra, si bien bastante adelantada, quedó inconclusa”… “más tarde se llevaron a feliz término obras de gran importancia que cambiaron, casi por completo, las líneas generales del fuerte, quedado convertido en definitiva en una construcción de piedra que, a primera vista, afecta la forma geométrica de un pentágono. El autor de estas obras, que, por otra parte, son las que han llegado intactas a nuestros días, fue el ingeniero don Juan Bartolomé Howel, quien a justo título merece la honrosa designación de creador de la fortaleza” (368). Se supone que esta última haya sido terminada hacia el año 1780. (…)

368. Horacio Arredondo: “El fuerte de Santa Teresa” – Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay – Año 1920 –Pág. 210.   


Tomado de: Ponte, Cecilia; Laura Cesio; Paula Gatti y Andrés Mazzini. Arquitectura y Patrimonio en Uruguay. Proceso de inserción de la arquitectura como disciplina en el patrimonio. Montevideo: IHA, Farq, Udelar, 2008, 18.  

Arreondo describió su emprendimiento de restauración de las fortalezas de Rocha (1), que estaban en estado de ruina y apunto de ser totalmente cubiertas por médanos, siguiendo todas las pautas del relato histórico: lucha solitaria, sacrificio personal, travesía peligrosa,superación de obstáculos, triunfo de la idea sobre la incomprensión primera. 

“La impresión que recibí del arcaico monumento fue profunda. Me surgió, de inmediato, la realización de tres propósitos: escribir su historia, realizar su restauración y contener las dunas con plantaciones apropiadas”.

El objetivo primero de la restauración fue el netamente patriótico de “desenterrar valores olvidados o descuidados,entregándolos a los conservadores especializados en las tareas propias para que supervivan a la recuperación del monumento colonial”. Logró interesar al Presidente de la República Baltasar Brum, quien lo comisionó para proyectar la restauración, junto al arquitecto Fernando Capurro y al arquitecto militar Alfredo Campos. En febrero de 1921 la Asamblea General decretó la inversión de recursos para la conservación y restauración de la fortaleza, que fue declarada Monumento Nacional por Ley que redactó el propio Arredondo en 1927. También se decretó la construcción de un parque público en los terrenos fiscales que la rodeaban.

Arredondo sostenía la tesis de la reconstrucción total como había sido en el siglo XVIII. En este asunto, relativo a la filosofía de la intervención, discrepó con Campos, quien sostenía que “los últimos Congresos de Arquitectos consideraban que debían conservarse como ruinas los monumentos del pasado, al carecer de documentación iconográfica o escrita bien saneada”. Según Arredondo no era éste el caso, porque consideraba que había planos para hacer una restauración fiel. “Nuestro caso era distinto por completo [en comparación con los ejemplos europeos que se argumentaban en dichos congresos]. No tenemos mayor pasado arquitectónico y lo poco que contamos son, salvo el Cabildo, la Catedral, la iglesia de San Carlos, etc.,estas construcciones de Santa Teresa, obras de la más extrema simplicidad,donde nadie puede perderse creando lo que no existió”. Si Arredondo se afiliaba a la “restauración interpretativa” seguidora de Villet-le-Duc, Campos era afín a las ideas de Boito sobre restauración que entonces primaban en el mundo académico y eran fuertemente críticas a la restauración en estilo.

La propuesta era distinta para el fuerte de San Miguel, según opinaba Arredondo en la carta dirigida a Brum: “compartimos en un todo el sentir de V.E., de que esta vetusta obra de arquitectura militar debe conservarse como ruina”, afiliándose en este caso a Boito, quien seguía en este aspecto la teoría de Ruskin, que sostenía que los monumentos, testigos de su propia historia, debían conservarse sin intervención alguna, en aras de la verdad histórica.

1. Arredondo, Horacio. Santa Teresa y San Miguel: la restauración de las fortalezas, la formación de sus parques. 1958.


Monumento Histórico Nacional. Ley Nº 8172. Fecha: 1927.


Ver además:

Arredondo, Horacio. Santa Teresa y San Miguel. La Restauración de las Fortalezas. La Formación de sus Parques. Montevideo: Imp. El Siglo Ilustrado, 1958.

Rey, William; N. Barriola, N.; y M. Mendizabal, M. Tu Patrimonio. Montevideo: Editorial bDP, 2011.

Lucchini, A. El concepto de arquitectura y su traducción a formas en el territorio que hoy pertenece a la República Oriental del Uruguay. Libro Primero. Montevideo: UdelaR, 1986.