Es una de las primeras vías públicas parisinas con alumbrado de gas. Destaca por su bonita decoración neoclásica (techos pintados, enlosado en damero blanco y negro) con tiendas de calidad que tienen un cierto aire retro. Hoy el lugar está impregnado de una cierta tristeza, ya que suele estar desierto y resulta difícil imaginarse que en el s. XIX estaba siempre lleno de gente que iba y venía mientras esperaba su diligencia.