Proyecto sencillo que se resuelve mediante una cubierta formada por dos plásticas parábolas concéntricas con ella se adapta a la forma ovalada del canódromo. Pese ha ser proyectado con carácter provisional, se dota con buenas instalaciones desarrolladas en dos plantas, en planta baja perreras, servicios y oficinas, y en planta alta la zona de apuestas. Este edificio marca una transición en la obra de Bonet, de una arquitectura de referencias miesianas a otra menos internacionalista. La rehabilitación a cargo, de Xavier Monteys y Josep Maria de Lecea prevé nuevos usos culturales y de ocio para el espacio que ocupaba la antigua pista.