En el centro de El Cairo se ubica la Plaza de El-Tahrir, albergando en su parte norte un palacio construido a finales del siglo XIX, que desde 1902, recibe el nombre de Museo Egipcio de El Cairo.
Este museo fue el final de un proceso que se había iniciado en 1858, cuando se inició el almacenamiento de material arqueológico a modo de pequeño museo en el barrio de Bulaq. El proyecto continuó con un traslado a unas dependencias de la llanura de Gizeh, para decidir al fin la definitiva ubicación de la plaza de El-Tahrir. El Museo, recoge la mayor colección de piezas de la era faraónica, con más de 120 mil objetos clasificados.
La historia del Museo Egipcio del Cairo, tiene sus primeros antecedentes en la campaña militar de Napoleón en Egipto, iniciada en 1798 para combatir a Inglaterra en el Mediterráneo, la cual despertó una auténtica manía europea por lo faraónico y lo antiguo.
Durante los primeros años del siglo XIX, los cónsules europeos y los buscadores de tesoro exploraron todo el territorio egipcio, algunos en la detección de reliquias y monumentos y otros en busca de oro y tesoros preciosos. Con el fin de enfrentar esta expoliación, en 1835 fue creado en Egipto el Servicio de Antigüedades de Egipto, para proteger los monumentos y los tesoros del país de la codicia local y extranjera. A partir de esta fecha, las piezas encontradas se guardaban en un edificio pequeño cerca de la zona de la actual Azbaia, en el centro de El Cairo y más tarde en la ciudadela de Saladino. Curiosamente esta primera colección promovida para salvaguardar la identidad nacional, fue ¨donada¨ por el gobernador de Egipto, Abbas Pasha al emperador austríaco Maximiliano, en ocasión de su visita ese país.
Después de esta lamentable pérdida, en 1858 se estableció otro museo en el barrio de Boulaq, que más tarde se perdió durante una de las periódicas inundaciones del río Nilo.
Veinte años después, la parte de la colección de este museo que pudo ser salvada, fue trasladada al Palacio de Giza (del gobernador Ismael Pasha), hasta que el actual Museo fue inaugurado a principios del pasado siglo. El Museo Egipcio del Cairo experimentó un revolucionario crecimiento a partir de 1922 fecha en la cual los arqueólogos ingleses Howard Carter y Lord Carnarvon descubrieron la tumba del faraón Tutankamón, en la cual fue encontrado un gran tesoro, compuesto por más de 3500 piezas y para cuyo retiro se requirieron 10 años. El Rey Tutankamón, conocido como el “Faraón Nino”, gobernó en Egipto durante la dinastía XVII (1354-1346 a.n.e.), falleciendo a los 18 años de edad, hace unos 3.300 años.
Este descubrimiento de la tumba de un faraón encontrada sin expoliar en el valle de los Reyes, al oeste del Nilo, en Luxor, propició importantes avances de la egiptología y llenó de una gran diversidad de objetos dos de las cuatro salas de la planta superior del Museo Egipcio de El Cairo.
El edificio es un palacio de estilo neoclásico, obra del arquitecto Marcel Dourgnon, con dos plantas reservadas para la exposición de las piezas más relevantes al público, y con un contenido indeterminado de tesoros en sus sótanos aun sin catalogar, que poco a poco van siendo expuestos en exposiciones itinerantes, dentro del mismo museo. Se sabe que hay más material descatalogado y no visible al público, que el actualmente expuesto. Esto es debido a dos circunstancias. La primera, es que existe un fondo museístico mostrado de carácter intocable, por su importancia y trascendencia histórica y cultural. La segunda, por la escasez de presupuesto y política de trabajo del Ministerio de Cultura Egipcio, del que depende el Consejo Superior de Antigüedades.
Dentro del recinto, se exhiben alrededor de 130.000 piezas de diferentes épocas del Antiguo Egipto, colocadas estratégica y cronológicamente, para que queden bien patente al visitante, las distintas épocas de la cultura egipcia.
En el exterior, un hermoso jardín rodea al palacio, y junto a la fachada principal están ubicados diversos monumentos que preparan el ambiente al público. También rodeando el edificio, las estatuas de personajes egipcios de diferentes épocas, enmarcan el lugar. Una fuente central, frente a la entrada principal, contiene plantas de papiro, como símbolo del Bajo Egipto faraónico.