El 20 de junio del 2006, Jacques Chirac, entonces presidente de Francia, junto a una comitiva de notables en la que destacaban Kofi Annan y Rigoberta Menchu, inauguraron el museo de la Artes Primeras: un centro dedicado a las exposiciones y los espectáculos, y a la conservación e investigación de materiales procedentes de las culturas del África, Oceanía, América y Asia. Juntando algunos fondos provenientes del Louvre con otros del viejo museo de Artes Africanas y de Oceanía (ex museo de las Colonias), sumando la colección del gabinete de etnología del museo del Hombre y gestionando un calendario de eventos bien nutrido, el nuevo centro de Branly es el resultado del informe redactado por una comisión asesora encargada de estudiar el cambio de imagen del estado francés frente a las acusaciones provenientes de comisiones de derechos humanos, ONGs y organizaciones de inmigrantes. Un liffting que no condice demasiado con las políticas migratorias ni con las acciones policiales sobre la población magrebi.
El proyecto de Jean Nouvel divide al edificio en cuatro cuerpos caracterizados, unidos entre si por caminos y pasarelas. Cada uno de los componentes fue concebido para adaptarse a un funcionamiento autónomo, o bien combinarse entre sí, o con el ambiente urbano, formando entidades aleatorias. El primero, llamado “edificio museo” forma la arteria principal. Está compuesto por cinco niveles extendidos sobre geometrías variables, definidas por las actividades del museo: la preservación y valorización de las colecciones, la enseñanza y la investigación. En una de las caras del “edificio museo” se colocaron una serie de cajas, a modo de lugares de exhibición caracterizados. El segundo bloque, el “edificio Branly”, está destinado a la administración del centro y contiene puestos de trabajo, oficinas, una sala de cine y otra de reuniones. La fachada sobre el muelle está definida por un muro vegetal obra de Patrick Blanc y la restante, vidriada, por unos parasoles naranjas. El “edificio Auvent” es el tercero y funciona como nexo, colocado entre los dos anteriores. Contiene los depósitos de la mediateca, una sala de lecturas y un taller para niños detrás de una fachada de vidrio y metal. El cuarto edificio, conocido como “Universite”, está construido en piedra y cristal alojando la librería y tienda de souvenirs en la planta baja entre frescos pintados por artistas aborígenes de Australia.
Modelo y manifiesto de una nueva generación de arquitecturas, Branly también cumple al dedillo con las nuevas normativas de calidad ambiental (HQE) destinando el 70% del área a espacios verdes e incorporando iluminación y energía a través de un sofisticado sistema de captación, diseñado por Yann Kersale. Los jardines son obra de Gilles Clément.