En 1924 Marcel L´Herbier estrena L´Inhumaine, una película moderna, pretenciosa y banal, en la que unos personajes masculinos cortejan sin demasiado éxito a Georgette Leblanc, verdadera diva del espectáculo y hada ficticia en la película. Los personajes deambulan, conversan entre sí, buscan a la diva con la mirada o la palabra, gesticulan, brindan, comen, y todo aquello que habitualmente debe hacerse en una fiesta dentro de una residencia moderna.
La escenografía arquitectónica fue realizada por Robert Mallet Stevens como también lo fue otra escenografía famosa, aunque esta vez verdadera, la Villa Noailles, utilizada por Man Ray para Les Mysteres du Chateau des Des de 1928. Mallet Stevens asumió la racionalidad de la arquitectura moderna hibridando volúmenes blancos y puros con detalles netamente decorativos dentro de composiciones claramente pintorescas.
A fines de los años veinte el arquitecto gozaba de una singular fortuna entre los cultores de un modernismo decorativo y estilístico o bien, entre aquellos que rechazaban la llamada al productivismo de Le Corbusier.
Dos años después de la villa Seurat de Andre Lurcat, el primer conjunto de viviendas modernas construidas en Paris, Mallet Stevens pone en práctica sus ideas en un grupo de hoteles particulares. Vecino a la Maison La Roche de Le Corbusier, el conjunto dispone de buenos medios y recursos económicos como para poner en juego una mayor complejidad espacial y recurrir a una amplia variedad de formas.
Entre las cinco construcciones iniciales del conjunto, la residencia de Mallet Stevens es la primera que abre la calle articulando su volumetría con un edificio vecino. La casa se compone de un cuerpo vertical, que contiene un estar a doble altura, y una terraza baja sobre la cual se ubica el estudio del arquitecto. Adosados a ella se encuentran el atelier y las habitaciones escalonadas de los escultores Jan y Joel Martel. Contenidas dentro de una planta compacta en forma de “L”, las habitaciones se agrupan en torno al cilindro vertical de la escalera que conduce hasta el mirador, cubierto por una especie de casquete circular.
Le siguen los hoteles particulares de Daniel Dreyfus y del cineasta Allatini, que contenía una sala de proyecciones para 150 personas y por último, el inmenso dúplex propiedad del pianista Reifenberg.
La obra fue supervisada por Gabriel Guevrekian, arquitecto persa, formado en Viena y fundador de los CIAM. En los lujosos interiores también trabajaron, además de Mallet Stevens, Francis Jourdain y Pierre Chareau