La construcción comenzó cerca del año 1764 por Pierre Contant d’Ivry para terminar “agradablemente” la rue Royale y rematar la perspectiva del Palais Borbón, siendo luego reconstruida con planos de Guillaume Couture (1777), aunque a causa de la Revolución Francesa las obras se interrumpieron de 1790 a 1805. En 1806 Napoleón Bonaparte convierte el edificio en templo dedicado a “las glorias de la armada” hasta que el arco de triunfo acabara por asumir semejante destino unos años después. En 1814 el remate de la rue Royale vuelve a acoger un destino religioso transformándose ahora en templo dedicado a María Magdalena.
Una de las n versiones del mito, reza que quien fuera prostituta arrepentida, esposa o amante de Jesús, Magdalena (Madeleine), murió muy cerca de Marseille y paso sus últimos anos en una gruta llamada Sainte Baume.
El culto a Magdalena se volvió muy popular en la Francia medieval y este dato debemos sumarlo a una larga y recurrente tradición que identifica figuras de mujeres con causas nacionales, caso Juana de Arco. Con la revolución francesa nuevamente se construye una iconografía femenina, solo que ahora el turno le corresponde a Marianne guiando al pueblo y enarbolando el pabellón tricolor. La conocida figura de una mujer agitando la bandera entre una masa de cuerpos y nubes de pólvora, pintada por Delacroix, cobro vida hasta convertirse en uno de los máximos símbolos populares de la revuelta.
La reaparición de Madelaine dentro de la simbología de la “restauración” no permanece ajena a un manejo iconográfico destinado a hablar políticamente, reviviendo viejos nexos y asociaciones en nuevas coyunturas.