Fue construido como sus otros clubes moscovitas en lo que a fines de la década de 1920 era el cinturón fabril de la ciudad.
En planta se trata de un rectángulo donde se aloja la sala de espectáculos y un círculo saliente con forma de trébol donde se ubican las de actividades culturales. Este genera en volumen un cilindro conformado por intersección de cilindros menores, que se despega del edificio como una torre de la muralla de un antiguo Kremlin.
El cilindro vidriado recuerda al utilizado por Gólosov en la escalinata en esquina del club obrero Zuév. Pero aquí Miélnikov lo utiliza no solo como forma de gran potencia expresiva sino como alternativa al prisma tradicional urbano símbolo para el arquitecto del “disciplinamiento”. Frederik Starr en su libro sobre Miélnikov anota la diferencia conceptual clave entre el uso del cilindro por Miélnikov y Bentham en su Panopticón. En el club obrero no se trata de un dispositivo de control y por tanto volcado hacia el interior. Es un productor de conciencia, lucidez, libertad y cultura. El cilindro vidriado constituye aquí un volumen que realza la democracia obrera, abriéndose hacia el exterior, mostrando las funciones culturales que se desarrollan en él.
Una pequeña estatua de Lenin cuida la entrada al club proletario.
Texto: Marcel Blanchard